Quantcast
Channel: El Lado Frío De Mi Almohada | Lectura Inquieta
Viewing all articles
Browse latest Browse all 297

Me quiero ir.

$
0
0

Hola a tod@s!

Hay momentos  en la vida en los que las cosas no salen como uno quiere  y la frustración y el desencanto se dan la mano, poniendo piedras en el camino que, en ocasiones, son difíciles de esquivar. Reconozco que he sentido este desasosiego  un par de veces en los últimos tiempos y ha sido entonces cuando la  fantasía de escapar de la rutina, desaparecer y empezar de cero en un lugar lejano y diferente se ha vuelto más vívida, convirtiéndose en una opción a tener en cuenta... Pero al final esa idea nunca llega a materializarse, por eso de intentar ver siempre el vaso medio lleno. Quizás este pensamiento fue el que me llevó a aceptar de inmediato la oferta de mundopalabras.es de leer un sugerente libro que seguía esta línea evasiva: con una portada colorista, una sinopsis con gancho y un título que invitaba a perderse entre sus páginas, Me quiero ir, de Asier Triguero se presentaba como una forma metafórica de hacer esa fuga iniciática que a veces me ronda por la cabeza y que quizás nunca me anime a llevar a cabo.


En un cálido día de junio siete personas, muchas de ellas sin relación entre sí, notan que han llegado a su límite emocional, y sienten que "se quieren ir"; deben marcharse de donde están en busca de algo, que no saben muy bien lo que es pero que necesitan para seguir adelante. Los lazos del destino harán que se encuentren, transformando la desesperación que los ha llevado hasta ahí en paz, armonía y un bienestar que pocas veces antes experimentaron. Con el mar y los grandes clásicos de la música de los 60 y 70 de fondo y una vieja Volkswagen California T1 como refugio y bandera, nuestros personajes intentarán reinventarse, dando un giro radical a sus anodinas existencias.


Los protagonistas de esta novela coral están bien definidos, teniendo una personalidad muy marcada que los distingue, aunque en el fondo de todos ellos existe el mismo inconformismo latente que les lleva a querer escapar de su día a día. Los que más se parecen entre sí son Didier y Monique, padre e hija pre - adolescente con una relación muy especial y cómplice y un amor por el surf que marca profundamente sus pasos. Conoceremos también a Nadine, una joven artista en crisis cuyo colapso vital le lleva a tomar una decisión desesperada y radical. Por otra parte están Odette, una madre que a todos puede parecer en la cumbre del éxito personal y profesional pero que desde hace mucho está seca por dentro y su hijo Stéphane de 12 años, un niño solitario y tímido que ha crecido prácticamente ignorado por sus progenitores; Odette decide mandar todo a tomar viento pero en el último momento  determina incluir a su hijo en su plan de evasión. Estos cinco personajes se descubrirán en el camino y unirán para siempre sus vidas en este intento de buscarse a sí mismos, pero no podemos olvidarnos de otros dos actores imprescindibles para el avance y conclusión de la trama: Noah, un anciano que se dedica a arreglar electrodomésticos y que contribuirá a reparar los corazones de aquel peculiar grupo a la fuga y Zéphyr, un hombre amargado y  solitario, recluido en una árida burbuja de indiferencia de la que cada fin de semana planea escapar pero que cada lunes, de vuelta a su trabajo, hace más grande con su fría y distante actitud. Todos ellos reflexionarán en torno a la vida y su contenido, a los sueños que fueron y nunca se realizaron, a la necesidad de pasión en cada uno de sus actos, logrando convertir, en la mayoría de los casos, su pesimismo existencial en ilusión y ganas de vivir de una forma más sencilla y auténtica, transformándolos irremediable y permanentemente.


Triguero realiza un relato fuera de lo convencional: la historia está contada por un agente externo a la trama en sí pero que a lo largo de la narración deja constancia de su existencia, haciéndose presente y mostrándonos los cambios de escena en primera persona. A través de él conoceremos los sentimientos de los personajes, aunque algunos de los pensamientos de éstos se muestran de vez en cuando como propios, estando resaltados en cursiva. La estructura de la historia, al igual que el rumbo de la furgoneta que aparece en el libro, es un tanto errática: antes de que los personajes se encuentren, las escenas que protagonizan individualmente dan saltos entre sí, por lo que no se puede hablar de una narración lineal. Esta característica, no necesariamente negativa mas ejecutada de una manera algo mareante, se relaja cuando la mayoría de ellos se reúnen, haciendo que la historia se estabilice, aunque seguiremos observando algunos saltos de localización. Triguero imprime a esta novela un aura muy sensorial; realiza algunas descripciones bastante palpables de los paisajes de la costa francesa en la que se sitúa la historia e impregna el aire de buenrrollismo y música de calidad, aunque a veces el uso indiscriminado de este último elemento puede resultar cansino:  la forma de incluir las canciones que sirven de banda sonora para este libro no siempre resulta natural, por lo que en ocasiones, más que agradar y enmarcar apropiadamente el escenario, entorpecen la lectura. Por otro lado, algunas de las situaciones que plantea el autor me han parecido inverosímiles o precipitadas; para mi gusto, hubiera tenido más sentido que la búsqueda interior base de la historia se desarrollara a lo largo de al menos un par de meses en lugar de en el día y medio en el que transcurren los hechos: se hace demasiado artificial el grado de compenetración y confianza que logran los protagonistas en apenas unas horas y esto ha contribuido a que mi nivel de conexión con la novela se desplomara irremediablemente a medida que pasaban las páginas.


No puedo decir que Me quiero ir sea una mala novela porque parte de ideas muy interesantes y atractivas, pero le falta mucho pulimento. Creo que la acción se desarrolla de una manera muy atropellada, lo que hace que su encanto inicial se pierda dada la precipitación de los hechos en contraste con una historia que aparentemente se centra en el lema "relax, take it easy". Aunque los personajes tienen un buen fondo, en la mayoría de ocasiones parecen distantes: demasiado irreales, demasiado agobiados, demasiado perfectos en su imperfección... No me he creído la relación de Didier y Monique, diseñada para resultar totalmente empática y que hasta varios personajes de la novela califican de ideal: la niña, bastante madura para su edad, no me ha despertado ninguna simpatía y el padre, algo más complejo, perdía puntos con ese aura de santidad que le rodeaba en cada una de sus acciones. El resto de personajes, mucho mejor dibujados, hubieran agradecido algo más de desarrollo, pues reconozco que las motivaciones de algunos de ellos no me convencieron del todo. Creo que si la historia avanzara a paso más lento,  tirara menos de la casualidad para resolver los conflictos y se revisara exhaustivamente su edición (plagada de erratas que dificultan mucho la lectura), estaríamos ante una obra a tener en cuenta. Está claro que Me quiero ir no es la historia que yo esperaba encontrarme y lamento sinceramente que así fuera, porque empecé su lectura más que dispuesta a subirme a esa furgoneta California para huir del mundanal ruido. Lamentablemente, terminé el viaje apeada en la cuneta  por un fallo grave en el motor de la trama, aunque creo que con una atenta puesta a punto, esta novela puede deparar un agradable paseo entre olas, dunas y tablas de surf. Nota: 4/10.

" - Pero... ¿qué iríamos buscando, una mejor condición social o nuestro verdadero sitio?
  - Un sitio en el que ni tú ni yo oigamos esa voz que dice me quiero ir. El sitio en el que no nos sintamos de vacaciones, ¿sabes? Yo he sentido exactamente lo mismo que tú desde hace un tiempo". 
* Mi agradecimiento a mundopalabras.es y al autor por facilitarme el ejemplar. 

Viewing all articles
Browse latest Browse all 297

Trending Articles