Hola a tod@s!
A finales del año pasado empecé a oír hablar de un selecto y exclusivísimo club al que habían sido invitados algunos distinguidos blogueros, en el que se reunía la crema y la nata de la élite española para elucubrar sobre diversos tópicos y compartir estrafalarios divertimentos. Damas y caballeros de alto copete y largo apellido se arremolinaban en los salones decimonónicos del Club Knut y yo, que siempre he tenido una vena snob reprimida, me moría de envidia por no poder transitar esas estancias con un buen gin-tonic en la mano (con menos tonic que gin, por favor) y rescatar todas esas palabras casi muertas que nunca puedo utilizar en un contexto adecuado. Mi superferolítica alma vagaba en pena... Hasta que Fernando García Pañeda tuvo a bien invitarme formalmente a conocer tan distinguida comunidad: ¡casi salto de alegría! Pero me limité a contener mesuradamente mi emoción y acicalar mi lado más petimetre para conocer apropiadamente a las Gentes del Club e intercambiar una agradable tarde de engolado parloteo que desatara sin complejos a la pedante que llevo dentro.
Gentes del Club es un libro que contiene once relatos protagonizados por distintos miembros de dicho círculo, todos hombres, procedentes de vetustas familias de alta alcurnia donde los apellidos más castizos se mezclan con los anglosajones, tales como Ávila Smith, De Alberdi Cheesewill, Echévarri Block - Manby o García - Simancas O´Bennetton; como se puede observar, estos denotan una alta posición social y dejan entrever cierto postureo. Se trata de narraciones cortas que dibujan anécdotas lejanas al común de los mortales por su extrema exclusividad, y que están cargadas de sarcasmo y un humor muy fino y típicamente british que hará las delicias de aquellos lectores que disfruten con los dobles sentidos y las ironías. Los personajes protagonistas son bastante singulares y se definen por su pertenencia al club: son refinados, pero resultan en muchas ocasiones ridículos, causando hilaridad y estupefacción a partes iguales.
El estilo del autor concilia la sencillez de unas historias breves, simpáticas y bien escritas, con moderadas dosis de lenguaje pomposo y recargado, que da ese tono sepia al conjunto de la obra, retrotrayéndonos a otra época a pesar de que la historia se sitúa en la actualidad. Los protagonistas de los diferentes relatos parecen haberse quedado atascados en otro tiempo, lo que genera algunas situaciones y reacciones muy graciosas, a pesar de estar contadas con total formalidad por parte de sus actores principales. La repetición de estos patrones en las diferentes personalidades de los miembros del Club no resulta cansina, porque cada uno tiene algún chascarrillo interesante que contar y, a pesar de lo similar que es esta actitud impostada en los eminentes socios, cada historia da una luz diferente en el tono satírico, haciendo de esta una lectura estimulante. También hay lugar para la crítica, aunque muy suavizada, de ciertas pautas sociales en las que caen los personajes e incluso de la situación económica actual, aunque todo ello hecho desde un prisma muy elegante y en absoluto belicoso. A pesar de ello, es justo decir que no todos los relatos mantienen el nivel de excelencia y a algunos le falta un poco de chispa, lo que hace que en ciertos momentos puntuales la lectura decaiga en intensidad.
Gentes del Club es un libro muy simpático y que se lee enseguida (ideal para leer a las cinco en punto con una buena taza de té y unas pastas), que nos ayudará a sacar al engolado repipi que quizás llevemos dentro sin nosotros ser demasiado conscientes de ello. El autor ha mostrado ser un gentleman de las letras al impregnar a unos personajes castizos a más y no poder de una pátina exquisitamente british cuyo contraste da lugar a un libro, en ocasiones, descacharrante. No puedo evitar recomendar esta lectura a todos los que tengan el sentido del humor entrenado para captar sutilezas y les apetezca evadirse en un universo de apariencias, puros y partidas de bridge. Nota: 6´6/10.
El estilo del autor concilia la sencillez de unas historias breves, simpáticas y bien escritas, con moderadas dosis de lenguaje pomposo y recargado, que da ese tono sepia al conjunto de la obra, retrotrayéndonos a otra época a pesar de que la historia se sitúa en la actualidad. Los protagonistas de los diferentes relatos parecen haberse quedado atascados en otro tiempo, lo que genera algunas situaciones y reacciones muy graciosas, a pesar de estar contadas con total formalidad por parte de sus actores principales. La repetición de estos patrones en las diferentes personalidades de los miembros del Club no resulta cansina, porque cada uno tiene algún chascarrillo interesante que contar y, a pesar de lo similar que es esta actitud impostada en los eminentes socios, cada historia da una luz diferente en el tono satírico, haciendo de esta una lectura estimulante. También hay lugar para la crítica, aunque muy suavizada, de ciertas pautas sociales en las que caen los personajes e incluso de la situación económica actual, aunque todo ello hecho desde un prisma muy elegante y en absoluto belicoso. A pesar de ello, es justo decir que no todos los relatos mantienen el nivel de excelencia y a algunos le falta un poco de chispa, lo que hace que en ciertos momentos puntuales la lectura decaiga en intensidad.
"En ese momento descubrí una terrible verdad: lo bueno, si breve, dos veces breve".
* Mi agradecimiento a Fernando García Pañeda por proporcionarme el ejemplar.