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Channel: El Lado Frío De Mi Almohada | Lectura Inquieta
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El árbol de Emily.

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Hola a tod@s!

Últimamente visitar la biblioteca me está empezando a suponer un serio problema: inocente de mí, acudo a entregar algún libro con la firme intención de poner pies en polvorosa en cuanto acabe el trámite... y termino cayendo en el hipnotismo de las estanterías que asemejan bellos mosaicos, con libros  como teselas de variadas formas y colores que me atraen irremediablemente. Curioseando entre tomos tropecé con uno muy feo a simple vista y del que jamás había oído hablar, pero cuyo título derribó cualquier prejuicio: se llamaba El árbol de Emily y había sido escrito a principios de este siglo XXI por Lalita Tademy, una super ejecutiva americana que lo dejó todo para investigar sus raíces y escribir una novela con la memoria familiar como argumento. Sin referencias en las que fijarme sobre esta obra, seguí mi primera intuición e hice de El árbol de Emily el mío propio, esperando encontrar una buena historia a la sombra de sus ramas.

El árbol de Emily es una saga familiar que abarca más de un siglo (1834 - 1936) de la vida de una familia esclava a orillas del Río Cane, en Luisiana. Los acontecimientos son narrados desde el punto de vista de cuatro mujeres fuertes y luchadoras, cuya ambición es mejorar su calidad de vida y mantener unida a su familia aunque ésto pueda parecer imposible, al ser tratados como una mera propiedad, intercambiable como cualquier otra. A pesar de los duros acontecimientos que marcan su existencia, no se considerarán nunca víctimas desprotegidas ni se hundirán en la desesperación: el carácter indestructible de estas matriarcas les hará mantener todo lo que puedan su dignidad intacta.


Como he dicho, la memoria familiar de esta estirpe esclava tendrá nombre de mujer,  y la historia la iremos conociendo al tiempo que las nuevas muchachas de la familia toman el liderazgo de la misma. Suzette será la primera protagonista que conoceremos pero, para hablar de ella, debemos mencionar antes  a Elisabeth, la inquebrantable fundadora de la estirpe, que ha tenido que enfrentarse a la separación de parte de su familia a raíz de su venta y traslado desde una plantación de Virginia a la  granja de los Derbanne. Elisabeth se ha librado de las duras jornadas en el campo que realizan el resto de esclavos al servir en la casa señorial, donde también ha colocado a su hija, proporcionándole un futuro algo mejor que los días sin fin recolectando algodón bajo el sol de Luisiana. Suzette es una joven muy inteligente cuya aspiración será convertirse en una mujer refinada que controle su propia vida, convirtiéndose en miembro de la "gente libre de color" que en Nueva Orleans no obedece amos y administra su propia hacienda a pesar de su negritud y del racismo imperante. Suzette se criará con Oreline, la señorita de la casa, lo que hará que aprenda el francés y los buenos modales de las clases altas, llegando incluso a hacer la primera comunión con otros niños blancos, lo que es motivo de orgullo familiar. Su destino quedará sellado cuando Eugene Daurat, un francés amigo de sus patrones, se encapricha de ella y le roba sus sueños infantiles abusando sexualmente de la muchacha, que consentirá por ingorancia y temor. Fruto de estos encuentros nacen dos niños: la más pequeña, Philomene, tomará el testigo de la historia. 


La vida de Philomene parecía que iba a ser algo más tranquila que la de su madre y abuela: poseedora de un don gracias al cual tiene visiones del futuro, protegida por una familia que la cuida y quiere a pesar de ser mulata y enamorada de un buen hombre, esclavo como ella, con el que tiene dos niñas gemelas, su existencia parece feliz dentro de la adversidad. Pero la desgracia se ceba con Philomene cuando su novio es vendido y sólo pueden verse muy de vez en cuando, lo que acabará separando definitivamente a la familia. Los acontecimientos acaban endureciendo su corazón hasta límites insospechados, sacrificando su felicidad por encontrar una estabilidad económica que sustente a la familia. Para ello aceptará las proposiciones sexuales de Narcisse Fredieu, el nuevo dueño de la plantación, teniendo un total de ocho hijos en común, todos ellos completamente blancos: Philomene utilizará cualquier artimaña que se le ocurra para darles a esos pequeños una posición social y unas comodidades inusitadas en la época para unos "bastardos de color". La primogénita de Philomene es Emily, una hermosa niña que no vivirá las penalidades y sacrificios sufridos por sus antecesoras: mimada por su padre como una auténtica princesa y protegida por su familia negra con uñas y dientes, Emily será la primera niña libre de su familia. La blancura de su piel es cuidada como un tesoro, pues se considera su pasaporte a una vida mejor. Su educación exquisita y su porte orgulloso se aleja mucho de sus raíces: Emily exigirá la felicidad como derecho, no como un privilegio pocas veces experimentado por un esclavo. Si bien respeta sus orígenes negros, se ve radicalmente ajena a ellos, aunque tenga que enfrentarse en ocasiones al racismo de otros blancos cuando descubren que, a pesar del color claro de su piel no es "una de ellos": aún así, nunca bajará la cabeza ni se humillará ante nadie, convirtiéndose en el último eslabón de esta estirpe de mujeres cuya única meta es lograr una vida mejor de la que les tocó en suerte.


El estilo de la autora es sencillo, ágil y envolvente: es muy fácil trasladarse a las orillas del Río Cane de la mano de sus letras y conocer de cerca la vida de los esclavos y también el ambiente civil de la Luisiana decimonónica y de principios del siglo XX. La autora no hace uso en ningún momento del tono melodramático ni del victimismo para explicar la historia de sus antepasados: no le hace falta, la dureza de algunos pasajes, contados con total sobriedad, hablan por sí mismos. Se ha querido retratar a unos personajes de carne y hueso, que sufren pero que tienen que tomar las riendas de su vida en la medida que puedan y que deciden sacrificarse para vivir algo mejor, si no para sí mismos, para sus descendientes. También retrata algunos momentos alegres pasados en familia, festividades vividas en conjunto; en definitiva, Tademy intenta relatar el periodo de esclavitud de sus antepasados de una forma amplia, deteniéndose más en la perspectiva humana de unas personas privadas de libertad y sometidas a los caprichos de otros simplemente por tener la piel oscura que en la mera tortura salvaje, tan común en los relatos de la opresión negra estadounidense más populares de nuestro tiempo. El ritmo de la historia no decae en ningún momento y, a pesar de lo parejas que resultan las vidas de algunas de sus protagonistas a través de las generaciones, todas tienen un carácter propio que distingue perfectamente sus objetivos y motivaciones, sin que la trama resulte repetitiva. La ambientación del escenario natural y político es concisa pero bien estudiada y, como he mencionado antes, sumerge perfectamente al lector en la época, descubriéndole algunos aspectos quizás desconocidos, como de dónde viene la expresión "gente de color", la existencia de burgueses negros libres mucho antes de la liberación de los esclavos y, en general, la apreciación social de la esclavitud por parte de blancos y negros, sin matices políticamente correctos.


El árbol de Emily ha supuesto una grata sorpresa dentro de mis lecturas a varios niveles: cuando escogí este libro no tenía ni idea que iba a tratarse de la historia de una estirpe esclava, cosa que me agradó porque me gustan mucho las sagas familiares y la esclavitud negra en Estados Unidos siempre ha despertado mi curiosidad, aunque nunca había leído ficción al respecto. Me gustó mucho la forma de narrar de la autora, que considero ágil, atractiva y honesta: se nota que disfrutó contando esta historia y escarbando en sus orígenes. Y empaticé especialmente con la fuerte perspectiva femenina de unas protagonistas curtidas a base de decepciones, lágrimas, rabia y esperanza, que lejos de redundar en un rol de sufrimiento constante se levantan después de cada caída y pelean sin descanso por un porvenir benigno, que tarde o temprano ha de llegar. Recomiendo sin dudar El árbol de Emily a todos aquellos que busquen una buena historia familiar contada con pulso y sencillez que inexplicablemente ha pasado desapercibida en nuestro país a pesar de ser una estupenda lectura. Nota: 7´9/10.

"Algunos no se comportan con sensatez y tratan a sus negros peor que a los bueyes, pero son sólo unos pocos, lo suficiente ignorantes como para dañar a su propiedad. Ni uno solo de los míos recibe más de veinte latigazos sin mi permiso. No como en la plantación de McAlpin, donde el mes pasado uno de sus muchachos casi murió desangrado de la paliza que le propinó. La Iglesia nos enseña que tienen alma, y debemos guiarlos con lealtad".



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