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Channel: El Lado Frío De Mi Almohada | Lectura Inquieta
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El grito de la tierra.

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Hola a tod@s!

Allá por el mes de diciembre de 2011 me tropecé por primera vez con En el país de la nube blanca, de Sarah Lark: no tenía ni idea que era el best seller del momento, ni que pertenecía a ese nuevo "género" denominado novela landscape ni que se trataba del inicio de una trilogía. Simplemente me atrajo su sinopsis, que mencionaba una historia decimonónica ambientada en Nueva Zelanda y, como nunca había leído obras situadas en este país que tanto me gusta, me la llevé bien apuntada. Unos meses más tarde participé en un sorteo y lectura conjunta del libro La canción de los maoríes, y fue ahí cuando me enteré que Lark había escrito una saga familiar situada en el país austral y que aún quedaba otro tomo por ser publicado. Gané el concurso y decidí leer no sólo el que había conseguido gracias a la suerte, sino también la obra anterior para no perderme ningún entresijo de la trama: sinceramente, ambas me gustaron mucho, pareciéndome dos obras escritas con fluidez y amenidad, que me presentaron a personajes interesantes insertándolos en una ambientación cuidada donde se ensalzaban sus emocionantes vivencias. Era natural, por tanto, que decidiera terminar la trilogía cuanto antes, así que, aprovechando el Mes de la Novela Landscape me hice con El grito de la tierra para poner punto y final a las aventuras de los habitantes de Kiward Station, con la esperanza de que el libro  mejorara a los anteriores o, al menos, estuviera a su altura. 


En El grito de la tierra el relevo protagónico pasa a mano de las bisniestas de Gwyneira, Lilian y Gloria, ambas hijas de las  heroínas del anterior tomo: Elaine y Kura - maro - tini. Las chicas son totalmente diferentes: mientras Lilian es una pizpireta y preciosa muchacha con la que simpatiza cualquiera que se cruce en su camino, Gloria es una chica tímida, feúcha y sin ningún talento particular, nada que ver con su hermosa y famosísima madre, la bella y exótica Kura, que triunfa en los teatros de medio mundo. Gloria vive con sus bisabuelos y su tío Jack en Kiward Station, donde es feliz entre ovejas y perros pastores, pero sus padres deciden enviarla a Inglaterra para fomentar sus capacidades artísticas en un internado para señoritas. La niña no quiere separarse de su amada granja y su familia, pero la decisión es irrevocable, así que la llevan allí junto a su prima Lilian, que está deseosa de vivir románticas aventuras, y a su institutriz, que aprovechando que se va a casar en Inglaterra las acompaña. La vida de Gloria se vuelve una auténtica pesadilla en el internado, donde todas sus compañeras se burlan cruelmente de ella y empeora con el estallido de la guerra en Europa, pues tiene que acompañar a sus frívolos y despreocupados padres a América, donde serán sus propios progenitores los que la hagan sufrir. Gloria decide hacer lo que sea para volver a Nueva Zelanda, aunque ello le suponga dejar definitivamente de lado su inocencia. 


Aunque anteriormente he comentado que las figuras principales de la obra serán Lilian y Gloria, lo cierto es que el protagonismo de esta última es muchísimo mayor, dejando a Lilian como un necesario personaje "de alivio" ante la dureza de la vida de Gloria, que captará la mayor parte de la atención de la historia. Lilian funcionará casi a modo de personaje cómico, pues su ingenuidad, simpatía, desparpajo y pasión hará que los pasajes vividos por ella sean más relajados y joviales, nada que ver con el drama en el que basculará la existencia de su prima. Aunque Lilian es bastante "pava", me ha caído mil veces mejor que Gloria, un personaje al que no he logrado cogerle el punto a pesar de estar diseñado  para generar compasión desde el minuto cero: en el fondo me ha parecido una chica plana, vacía, sin pensamientos lógicos ni inteligencia alguna, por lo que ni he entendido sus decisiones ni he logrado compadecerme de ella. Otro personaje al que hay que destacar y que creo que es el más desarrollado de la obra es Jack, hijo de Gwyneira, que ha vivido situaciones duras derivadas de la pérdida de su gran amor y de su participación en la I Guerra Mundial: me he creído sus experiencias y he empatizado con su dolor, por lo que no dudo en afirmar en que es el único personaje realmente trabajado del libro. Los demás, tanto las chicas protagonistas como el resto de la familia (cuya participación  ha sido anecdótica),  simplemente  no han estado a su altura: destaco sobre todo el cambio tan radical de la matriarca Gwyneira, que se nos mostró en su momento como un espíritu libre y luchador, entregada a su familia y en este libro parece que sólo se interesa por quién se quedará con la granja cuando ella muera, sin indagar en los turbadores sentimientos de sus traumatizados descendientes, resultando extremadamente insensible y egoísta.


Aunque es justo decir que el estilo de la autora sigue siendo muy fluido, en este libro se nota que ha puesto el piloto automático a la hora de escribir:  723 páginas es una cifra excesiva para lo que tiene que contar. No duda en rellenar el libro de personajes que no aportan nada, tramas que se alargan innecesariamente y giros argumentales poco creíbles: me ha dado la sensación de que su intención era hacer un libro de extensión parecida a los anteriores aunque para ello tuviera que marear la perdiz todo lo que fuera necesario.  Lo curioso es que parece que Lark presume de ello haciendo que uno de sus personajes principales escriba novelas calcadas a las suyas y plasmando en varios pasajes, de manera explícita, la certeza de que es imposible que éstas puedan calificarse de buena literatura... Valoro positivamente el esfuerzo de incluir muchos más datos sobre la cultura maorí que en los libros anteriores, lo que me ha parecido remarcable, así como las descripciones de los paisajes, especialmente los de la Isla Norte, que aún no habíamos visitado de su mano. También destaco el largo capítulo dedicado a la participación neozelandesa en la I Guerra Mundial, centrado en los acontecimientos acaecidos en torno a la Batalla de Galípoli, una narración que me ha parecido bien contada y documentada, y que ha logrado interesarme vivamente. Fuera de esto tengo que indicar la irregularidad del ritmo de la novela, muchas veces desesperante por su lentitud o su falta de interés en el devenir de los acontecimientos; vamos, que si hablásemos de estirarmientos innecesarios, este libro podría definirse perfectamente como "novela - chicle".


Es evidente que El grito de la tierra está muy lejos de sus predecesoras no ya en calidad literaria (que, reconozcámoslo, tampoco es que fuera la repanocha), sino en capacidad de entretenimiento bien hilado: se nota a la legua que este libro está planteado simplemente para aprovechar el éxito editorial del año anterior. No voy a entrar en si eso me parece bien o mal, pero sinceramente me ha decepcionado que una historia que con anterioridad se había mantenido en un nivel decente concluya haciendo aguas, dejándome con la sensación de que quizás me equivoqué valorando positivamente a sus predecesoras, que no sé elegir mis lecturas, que debo tener más cuidado a la hora de embarcarme en este tipo de historias interminables... Sólo puedo recomendar este libro a los que hayan iniciado la saga y no quieran dejarla inconclusa, aunque ya van advertidos de que éste es mucho más flojo que los anteriores. Sin embargo, a pesar de mi desilusión con la historia y aunque a partir de ahora me tachen de  inconsecuente, voy a aprobar este libro por los pelos por haber creado al personaje de Jack, francamente destacable, por la alusión a la Gran Guerra, muy bien expuesta y por ahondar en la cultura maorí, que para mí era la gran carencia de las novelas anteriores y aquí queda subsanada. Todo lo demás, sobra. Nota: 5/10.

"¿Y qué? - replicó con una sonrisa indulgente - . ¿A quién le importa? En el fondo se trata de contar una historia que sea buena de verdad".

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