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Channel: El Lado Frío De Mi Almohada | Lectura Inquieta
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Cof, cof, cof... ¡Ains, qué malita estoy, amig@s! He cogido una gripe de las que hacen historia, de esas que te pillan y no te quieren soltar ni con agua caliente... Es por ello que el blog ha estado un poquito parado, que las reseñas, novedades y sorpresas que tenía planeadas para este año no han llegado y que llevo un retraso del copón en mis publicaciones. Mientras intento expulsar a los virus de mi cuerpo con las pocas fuerzas que me quedan, les dejo aquí el repaso de lo leído y reseñado en El lado frío de mi almohada durante los dos últimos meses, que ha sido mucho y muy variado, ¡comencemos!



Lo Reseñado.

Me pueden acusar de muchas cosas, pero no de repetitiva: en diciembre y enero el espectro de reseñas del blog ha sido de lo más heterogéneo, ¡que no se diga que me quedo encasillada en un sólo estilo literario! Les he traído bizarrías blogueras como Vayamos por partes, fantasía juvenil como Leyendas de la Tierra Límite: Las Tierras Blancas, proyectos colectivos la mar de interesantes como La librería a la vuelta de la esquina o cómics como Shenzhen o Soy de pueblo. También ha habido espacio para grandes clásicos como Emma o para la narrativa más actual, que va desde la ternura y el humor de Cien días de felicidad a la introspección biográfica más oscura y cruel de Para acabar con Eddy Bellegueule. Lo dicho, ¡barra libre, señores!


Lo leído.

En cuanto a lo leído, la cosa ha sido un poco diferente. En diciembre cayó un poco de todo: por culpa de cierta secta me atreví a sumergirme en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde para luego cambiar totalmente de registro y recorrer a pie los miles de kilómetros del Sendero Macizo del Pacífico a través de Salvaje. Como hace mucho que no voy al teatro me apeteció algo del género y apareció en mi mente la única obra de este tipo escrita por mi querido Gabriel García Márquez, Diatriba de amor contra un hombre sentado, que no pude dejar escapar. Terminé el mes con dos recomendaciones vehementes que guardaba desde hacía tiempo en mis bolsillos: me animé por fin con Benedetti acercándome a La tregua y caí en las redes de Alejandro Palomas gracias a Una madre: la prosa más sutil y poética me ayudó a despedir un 2015 cargado de buenas lecturas.

En enero debí traspasar algún umbral invisible que me hizo volver a mis años adolescentes: a principios de año no conseguía concentrarme en ninguna obra y cada lectura nueva que empezaba la acababa abandonando... Hasta que llegó a mis manos la trilogía Los juegos del hambre, unos libros la mar de entretenidos y fáciles de leer que desengrasaron mis neuronas y me hicieron vibrar como una chiquilla. Quise volver a adentrarme en "terreno adulto" con un libro muy cortito y de un tema tan duro de fondo como los atentados del 11-M, titulado El tren de los sueños rotos, pero lamentablemente no conecté para nada con esa historia, de la que no tengo nada bueno que decir. Así que decidí volver a tener 15 años y gracias al soplo de otra bloguera me enteré que habían empezado a publicar Marmalade Boy Little, una especie de spin-off del manga Marmalade Boy, en el que se basa el mitiquísimo anime La familia crece; ¿quién no llegaba del instituto y se ponía a merendar con este culebrón japonés de dibujos animados en la tele? Lo siento, soy así de moñas y no podía dejar escapar la oportunidad de viajar en el tiempo a través de una historia que me retrotrae a mis años mozos y en la que los personajes originales se dejan caer...


Minimuseo.

Este año he decidido aprovechar esta sección para traerles algunas de mis obras favoritas de la Historia del Arte y contarles lo que ellas significan para mí, con el fin de montar aquí mi pequeño museo personal. No podía elegir otra para empezar que no fuera mi pintura favorita de todos los tiempos: El Jardín de las Delicias, de El Bosco. Supongo que todos la conocerán porque es una de las obras cumbre de la Historia y no es para menos: la simbología, el misterio y el detallismo latente en esta obra ha conquistado a sus espectadores a lo largo de los últimos 500 años. Recuerdo ser muy pequeña cuando vi este tríptico por primera vez en un libro de arte y me encandiló: tantos colores, formas caprichosas e historias paralelas me encantaron; se puede decir que este cuadro es como un libro de relatos, con muchísimas historias en su interior. He tenido la suerte de verlo en directo en el Museo del Prado y es aún más maravilloso, brillante, delicado y audaz de lo que cualquier imagen en un libro o en internet te pueda hacer sospechar... Pero si te queda a trasmano, pincha aquí para que veas el cuadro en super alta definición y alucines: si encuentras al erizo, ¡te llevas un sugus de piña! ;)

Nada más por hoy, amig@, ¡esto es todo! ¿Han leído alguno de los libros que han pasado por mi mente o por mi blog?¿Han viajado recientemente a su infancia o adolescencia a través de un libro? ¿Qué les parece El Jardín de las Delicias? Abrazos! ;)

Ácido sulfúrico.

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Llegué a este libro por accidente: no era el momento para leerlo ni el título que esperaba, pero aún así, se coló entre mis lecturas gracias a la rendijilla del deseo. Amélie Nothomb era una autora que tenía pendiente y Ácido sulfúrico un libro que me llamaba poderosamente la atención… Hasta que me di cuenta de que no, de que no era ese el título remarcado en rojo en mi lista de deseos, sino Estupor y temblores, una novela que me han recomendado hasta la saciedad. Cuando caí en mi confusión era demasiado tarde: la historia de Pannonique y Zdena ya me había atrapado lo suficiente como para seguir con ella hasta el final, a pesar de las otras novelas a medias que yacían expectantes en mi mesilla de noche…



Un nuevo reallity show se ha colado en las televisiones: se llama Concetración y pretende romper todas las barreras del género.  En este programa, dos equipos de “concursantes” se enfrentan por el favor del público: de un lado tenemos a los prisioneros, gente normal que ha sido elegida aleatoriamente para  ser recluida en un campo de concentración y sufrir las más diversas humillaciones y castigos físicos delante de la cámara, para alborozo de los espectadores. En el otro lado se encuentran los “kapos”, que sí han pasado una selección previa por parte del programa y son elegidos entre los demás por sobresalir en ignorancia y brutalidad. Las cámaras registran todos los abusos, torturas y muertes que se producen  en el bando de los prisioneros, muchas de ellas propiciadas por la propia audiencia, que devora cada nueva entrega del programa con fruición… Todo marcha según lo previsto hasta que empieza a despuntar una prisionera a la que han despojado de su identidad y han llamado CKZ114, que aguanta estoicamente los castigos, mostrando una enorme dignidad. Esta prisionera despierta la curiosidad de la Kapo Zdena que empieza a interesarse excesivamente por ella, mostrando hacia CKZ114 benevolencia y crueldad a partes iguales. Gracias a la relación de ambas conoceremos de cerca los entresijos del programa y tendremos una panorámica general de la putrefacción moral a la que ha llegado la sociedad, que fomenta el goce y disfrute en directo de las más morbosas desgracias ajenas.



En líneas generales, esta es una novela de blancos y negros, con pocas tonalidades de gris (aunque también las hay): me refiero a que los personajes del libro se dividen en “buenos” (prisioneros) y “malos” (kapos, directivos de televisión, espectadores, políticos): la autora quiere hacer una crítica a una sociedad cada vez más amoral que disfruta de la carnaza, a unos políticos que miran hacia otro lado en lugar de tomar medidas contra el que sufre, a unos ejecutivos que sólo quieren hacer más y más dinero y a unos concursantes (los kapos) que venderían su alma al diablo por cinco minutos de fama. En el otro lado están los prisioneros: gente que ha sido secuestrada para participar en un reallity en el que la muerte es el espectáculo y ellos son las estrellas principales. Por supuesto que hay prisioneros de todo tipo y extracción social y, a medida que los vamos conociendo podremos apreciar sus personalidades algo más matizadas, pero no cabe duda de que son víctimas de un negocio macabro y de que su sufrimiento es real

Todas estas sensaciones se canalizan en los dos personajes principales: Zdena, la kapo ignorante,  sin perspectivas de futuro, que participa en este programa alegremente, en busca de algo de fama y reconocimiento y Pannonique, la prisionera que se ha visto envuelta en esta situación sin pretenderlo, que ha intentado mantener la compostura y la dignidad para no facilitar el material morboso que la audiencia espera y que, precisamente con ello logra acaparar todas las miradas. Pannonique se convertirá rápidamente en el centro de atención del programa y también en el interés oscuro de Zdena, cuyo interés por la presa aumenta a medida que pasan los días y Pannonique aguanta el dolor. La tortuosa relación que se establece entre ellas, que mezcla obsesión de Zdena por Pannonique y el asco de la presa hacia su guardiana será uno de los puntos más interesantes de esta novela distópica de curiosa ambientación.



Para mí, uno de los puntos fuertes de la obra es su deliberada exageración, pues creo que así el mensaje que quiere transmitir la autora (la exposición descarnada de la intimidad, la falta de valores, el “todo por la fama”), queda más patente. Sé que a muchas personas les parece odioso que Nothomb haya recurrido a la metáfora del campo de concentración nazi como punto de partida de su novela: he leído en otras reseñas que no se ha de acudir a un episodio tan oscuro de la historia para escribir ciencia – ficción, pero sinceramente, discrepo: lo que pasó en Alemania en los años cuarenta fue horrible y no tiene parangón, pero precisamente por eso la metáfora que intenta crear la autora es más potente. La idea de un programa de telerrealidad basado en Auschwithz, en el que los concursantes son raptados y maltratados por guardianes y además pierden su identidad pasando a ser sólo un número es deliberadamente hiperbólica, pero funciona precisamente por ello y le permite hablar de problemas contemporáneos, quizás más frívolos, pero que también acaban por deshumanizar al otro. 

El estilo de la autora es sumamente sencillo, claro y ágil: el libro es bastante corto y está lleno de diálogos e interesantes reflexiones, por lo que la lectura se nos escurre entre los dedos en un tris. Me gustó mucho la evolución de los dos personajes principales y cómo sus acciones eran vistas por los demás, ofreciendo esos pocos tintes grises que mencionaba antes y que tan necesarios son para que una novela deje poso. Me hubiera gustado conocer mejor el contexto socio – político en el que surge un programa como Concentración, pero Nothomb no estimó oportuno darnos pistas al respecto, supongo que con la intención de que lo traslademos directamente a nuestros días, a lo que puede pasar en nuestro mundo dentro de quizás un año o dos; no creo que esta “falta de datos” afecte al conjunto del relato, pero a mí me habría interesado su inclusión (aunque eso hubiera supuesto bastantes páginas de más, imagino).


Disfruté mucho de Ácido sulfúrico por inesperada, irreverente y terriblemente actual: aunque quizás estemos lejos de nominar a concursantes para que sean los próximos en morir, es cierto que últimamente veo una deriva cada vez más peligrosa en la prensa (al menos en la española), que se centra en sacar a la luz los aspectos más truculentos de cada noticia, aunque no aporten nada de valor a la descripción de los hechos. Me parece un libro fácil de leer que, sin ser un “cambia vidas” nos dejará interesantes reflexiones en el recuerdo y unos personajes centrales muy bien caracterizados cuya extraña relación no olvidaremos fácilmente… Recomiendo esta historia a todos aquellos que disfruten de los relatos distópicos, que no se escandalicen ante la ironía, el sarcasmo y la hipérbole desmesurada y que quieran iniciarse con la autora con un libro sencillo que pretende hacernos pensar en los límites que deberíamos establecer en nuestra cada vez más invasiva “sociedad del espectáculo”.


Los políticos son una emanación del público. En cuanto a los organizadores, son tiburones que se limitan a acudir allí donde se manifiestan los fallos del sistema, o sea donde existe un mercado susceptible de proporcionarles beneficios. Los espectadores son culpables de formar un mercado que se los proporciona. La responsabilidad final recae en quien acepta un espectáculo tan sencillo de  rechazar. 

Vinieron para quedarse... (XVIII).

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Hola a tod@s!

Hacía ya bastante tiempo que no les traía una entrada de esas en las que presumo de libros nuevos pero es que, como verán, últimamente estoy muy comedida: tengo tanto que leer y tan poco tiempo que  me da un poco de apuro seguir engordando las estanterías sin parar... Supongo que  estoy atravesando una racha de mala conciencia y que mi chip libro-veo-libro-quiero se activará en lo que deje la cuesta de enerofebrero atrás pero, mientras tanto, paso a enseñarles las novelas que llegaron en diciembre y enero a mis estanterías que, aunque pocas, vienen cargadas de buenas vibraciones... ¡comencemos!


Los dos primeros libros que les enseño me llegaron gracias a la generosidad de sus autores. Por una parte tengo entre manos Euforia colectiva, de Alberto Hontoria Maceín: el año pasado leí la anterior novela del autor, Disjecta Membra, que fue una de mis mejores lecturas del año, así que mis ganas de dejarme sorprender por esta nueva obra son muy altas. Por otro lado Pablo Palazuelo me presentó su libro Nunca es tarde para morir, que viene avalado por buenísimas críticas por todo internet: eso y la amabilidad de su autor hicieron que me decidiera hacerle hueco a pesar de que mi cupo de novela negra está lleno para los próximos años... Espero no tardar demasiado en leerla y comprobar si la avalancha de reseñas positivas está justificada, ¡ojalá que así sea!


Y estas fueron mis dos únicas compras, con las que me siento la mar de satisfecha: me hice con  Harry Potter and the Philosopher´s Stone, el primer libro de la saga del famoso mago; esta nueva edición ilustrada es preciosísima y digna de formar parte de cualquier biblioteca.  Adquirí la edición inglesa de la obra aprovechando una mega ofertaza en Bookdepository que dejaba el libro 10 euros más barato que su precio original, por lo que me pareció una compra redonda: estoy convencida que serán unos libros fáciles de leer en inglés, que me animarán a practicar el idioma y con los que disfrutaré como una enana como ya lo hice en su momento, así que ¡todos son ventajas!

Mi segunda compra fue inevitable: llevo detrás de Nueva York, de Edward Rutherfurd, desde que conocí la obra, hace ya unos buenos años. No he leído nada del autor, sólo sé que se dedica a hacer "biografías" de ciudades y países y, aunque en principio mi instinto me guiaría hacia otras obras suyas dedicadas a París o a Rusia, que son lugares que me atraen más, Nueva York siempre me ha llamado la atención, tanto que muchas veces lo he pillado en la biblioteca para llevármelo a casa y lo he abandonado en el mostrador en el último momento. Descubrí una tienda de libros de segunda mano en mi ciudad que estaba a punto de liquidar y cuando lo encontré, no lo dudé demasiado:me terminó de convencer que el precio era una ganga y que su estado de conservación era perfecto: ¡juro que huele a libro nuevo! Estoy segura que fue un regalo del que alguien se deshizo sin apenas abrirlo, ya que el libro está como recién sacado de imprenta y se nota que nunca ha sido mancillado... ¡Me toca a mí hacer que pierda ese aire virginal a través de una lectura intensa!

Pues esto es todo, amig@s: ya ven que no hay mucha cantidad pero en cuanto a calidad no puedo estar más satisfecha. ¿Te gustan algunos de mis libros? ¿Has leído alguno antes?¿Me recomiendas uno de ellos para empezar? Abrazos! ;)

Emily lejos de casa.

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¡Y yo que pensaba que eso de las sagas juveniles era cosa de hoy en día!Pues resulta que no, que aunque ahora sea raro el libro dirigido a adolescentes que no forme parte de una trilogía o similar, lo de dividir tramas en varios tomos es Historia antigua... Al menos eso ha sido lo que he descubierto gracias a L. M. Montgomery, que allá a principios del siglo XX se dedicó a escribir grandes relatos dirigidos a los más jóvenes a lo largo de varias novelas, véase el caso de Ana la de Tejas Verdes o el que les traigo hoy, Emily la de Luna Nueva. Conocí a Emily hace poco más de un año y me enamoré totalmente del personaje, una niña con una personalidad muy bien definida y ganas de triunfar como escritora que se ganó mi corazón desde el minuto cero. Esto hizo que, a pesar de mi renuencia a embarcarme en nuevas sagas literarias, me comprometiera con la pequeña heroína de esta historia, ya que tanta determinación y amplitud de miras en una muchacha tan joven de aquella época merecían ser seguidos de cerca. Poco tuve que esperar para disfrutar de la publicación de la segunda parte de esta obra, Emily lejos de casa, preciosamente editada por Toromítico: reencontrarme con Emily se convirtió en una cita obligada a la que acudí gustosa y dispuesta.  


Emily finalmente se ha adaptado a la vida en Luna Nueva: para los familiares que se hicieron cargo de ella,  Emily es una Murray más de la que se sienten orgullosos con mayor o menor disimulo. Eso no impide que las dudas asalten a la tía Elizabeth a la hora de decidir si Emily debe dejar la casa familiar o no para trasladarse a Shrewsbury y cursar la Secundaria; el miedo a que la muchacha se desvíe o se deje llevar por su mente fantasiosa pesa más que el anhelo de la niña por recibir una buena educación. Tras muchos tiras y afloja y cuando Emily ya daba por perdida la posibilidad de estudiar junto a sus amigos en un colegio superior, la tía Elizabeth accede a darle el deseado permiso, a condición de que Emily deje de escribir cualquier cosa que no sea verdad. Para nuestra protagonista será todo un reto domar su imaginación galopante justo en una etapa de su vida, la adolescencia, en la que encuentra inspiración en cualquier rincón y también en la que ha decidido luchar más decididamente por conseguir cumplir su sueño de convertirse en escritora. En Emily lejos de casa contemplaremos como aquella querida niña que ya nos conquistara en Luna Nueva se convierte en una jovencita decidida a alcanzar sus metas y para la que es crucial recibir una buena educación, todo ello en un momento de la vida en el que los cambios están a la orden del día no sólo a nivel físico, sino también espiritual.


En este libro vemos como Emily comienza a dejar atrás a la niña un tanto rebelde y contestona a la que conocimos anteriormente para dar paso a una jovencita algo más comedida aunque con las ideas aún más claras. La influencia Murray se nota cada vez más y ese orgullo del que presume la familia sale a la luz en más de una ocasión, mostrándonos una Emily en ocasiones engreída, que cree que está por encima del bien y del mal. Afortunadamente, la chica de carácter reflexivo y soñador suele ganar la partida, con lo que el lector acaba disfrutando de un personaje tridimensional, con un carácter definido que dista de ser perfecto o angelical, pero con el que quizás nos podemos identificar más fácilmente. Los familiares que conocimos en Luna Nueva (tía Elizabeth, tía Laura, el primo Jimmy) apenas aparecerán en este libro, ya que Emily se traslada a la ciudad para vivir con la tía Ruth, una mujer realmente antipática que pondrá en cuestión todas y cada una de las cosas que haga nuestra protagonista, a pesar de que estas sean de lo más inocentes. Seguiremos teniendo presentes a los amigos de Emily ya que Ilse, Perry y Teddy también marchan a estudiar a la ciudad; allí veremos cómo se van acercando a sus distintas metas y cómo van evolucionando sus personalidades, aunque la autora parece no haber querido mostrarnos los claroscuros de todos con la misma intensidad. Otro personaje importante será Dean Priest, un hombre que le dobla la edad a Emily y que le salvó la vida en la novela anterior: no puedo evitar que Dean me caiga mal a pesar de ser un buen amigo para Emily, pero es que lo veo venir y no me molan nada sus intenciones...


Emily sigue siendo la protagonista absoluta de este libro, en torno a la que gira toda la acción pero, al contrario que en la novela anterior, no sólo conoceremos sus pensamientos en primera persona (a través de sus diarios), sino también la opinión de una narradora externa que se hace llamar "su biógrafa"; ella nos contará algunas de las peripecias que vive Emily desde una perspectiva supuestamente más objetiva de los hechos, aunque no dudará en emitir juicios de valor si lo cree conveniente. La prosa sigue siendo sencilla y transparente, muy hermosa en sus descripciones y fluida en el relato: Montgomery en ocasiones describe la Naturaleza o los sentimientos y pensamientos de Emily con gran profundidad y detalle, aunque eso no le impide crear una historia con buen pulso que nos va metiendo poco a poco, pero decididamente, en el mundo de la protagonista. La autora ha seguido elaborando la personalidad de Emily y nos la muestra como una muchacha imperfecta, brillante pero orgullosa, que huye de ciertos estereotipos que abundan en los clásicos juveniles de la época. Aunque los personajes secundarios también tienen su importancia, esta vez me han parecido menos trabajados que en la entrega anterior pues, a pesar de algunas excepciones, no he podido conocerlos mejor o apreciar su desarrollo con respecto a lo que ya sabía de ellos. En cualquier caso, ninguno de los personajes desentona en el conjunto y todos contribuyen a que Emily nos muestre diferentes facetas de sí misma, dejándonos satisfechos con la evolución de su historia y expectantes ante lo que está por venir.


Emily lejos de casa es la digna continuación de una saga que nos habla del paso de la niñez a la madurez y de la lucha por hacer realidad nuestros sueños de una manera sutil, divertida y clarificadora. Me ha gustado mucho que la autora haya puesto el foco en el empeño de Emily por conseguir una buena educación y ser alguien por sí misma, sin tener que depender exclusivamente de su apellido (aunque este lo lleve con mucho orgullo). Emily quiere que la reconozcan por su talento y no se rinde, a pesar de los amargos rechazos y desazones a los que se debe enfrentar a lo largo de la historia, pero poco a poco se irá dando cuenta de que esas negativas harán de ella una persona mejor y una artista más completa y madura. Las decisiones que toma la protagonista se basan casi siempre en lo que es más conveniente para conseguir su objetivo, que será su prioridad: no sé qué me deparará la conclusión de esta saga, pero por ahora no hemos visto que la muchacha aplace sus sueños por amor o que su motivación sea encontrar marido, cosa que es común en otros libros de la época, sino que el fin último de Emily es su realización personal y eso me encanta.Recomiendo este libro y por extensión esta saga de L. M. Montgomery, ya que aúna perfectamente el encanto de una protagonista carismática, la belleza de unos paisajes arrebatadores y la frescura de unas ideas no muy extendidas a principios del siglo XX, que son aquellas relativas a que cualquier niña, con determinación y trabajo, puede ser lo que ella quiera en la vida, más allá de  imposiciones o convenciones sociales.

No me gusta la idea de que mi vida le pertenezca a nadie salvo a mí misma [...]

Cotufeando: Edición Especial Oscars 2016 (1...).

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Hola a tod@s!

Hacía bastante tiempo que no me dejaba caer por aquí con una entrada de cine, ¡con lo que me gustaba a mí compartir cotufas con todos ustedes! Menos mal que llega la temporada de premios, que a mí particularmente me activa la vena cinéfila: cuando se van acercando los Oscars voy preparando el cuerpo y la mente para ver una buena ración de pelis que quizás de otro modo no vería, ya que mis gustos y los de la Academia muchas veces van por lados diferentes. Este año he tardado un poco en ver todas las candidatas a mejor película porque, sinceramente, me daba pereza ponerme con algunas de ellas: no creo que sea una sorpresa para nadie afirmar que el año pasado fue un poco flojito en cuanto a la calidad cinematográfica... Pero no me entretengo más y repaso brevemente lo que me han parecido las candidatas a Mejor Película para la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, ¡comencemos!

 Marte fue la primera nominada que vi, mucho antes siquiera de que fuera considerada para los premios: pensé que sería una película ligerita y entretenida y no me equivoqué demasiado. Me hubiera gustado leer antes el libro en el que se basa para poder opinar sobre si me parece una buena adaptación o no pero, como aún no me he acercado a la obra de Weir hablo desde el desconocimiento: creo que Matt Damon (nominado a mejor actor) hace un buen papel, dando vida a un astronauta por el que uno siente simpatía rápidamente. La dirección también me parece acertada, aunque destaco sobre todo la fotografía, realmente impactante. Me hubiera gustado que se incidiera no sólo en el optimismo y buen humor del protagonista, sino también en el drama  que supone quedarte solo en un planeta lejano y con pocas posibilidades de sobrevivir.


Lo mejor: como he dicho, la bellísima fotografía te traslada a la inmensidad bella y a la vez aterradora de Marte. Lo peor: algunas flipadas del guión que no sé si pertenecen al libro pero que le quitan verosimilitud al relato. Predicción: no ganará ni película ni actor, quizás guión adaptado.



La primera vez que oí hablar de Spotlight, no tenía ni repajolera idea de qué iba: me llevé una gran sorpresa cuando descubrí que trataba sobre la investigación periodística que descubrió uno de los casos más grandes de pederastia en el seno de la Iglesia católica, un tema controvertido pero del que se podía sacar mucho jugo. Y la cinta lo hace con elegancia: Spotlight se centra en los periodistas que destapan la trama, no en los pederastas ni las víctimas en sí, dando una interesante perspectiva de los hechos. Con un guión ágil, que nos hace partícipes de la investigación de forma natural y una dirección acertada, que pone el foco en la labor periodística y saca partido a todos los actores participantes, Spotlight es quizás la cinta más equilibrada de todas las que concurren en esta categoría.



Lo mejor: la manera de introducirnos en el ambiente de una redacción y mostrarnos con verosimilitud el desarrollo de una investigación periodística. Lo peor: algunas actuaciones navegan entre el histrionismo por momentos (Ruffalo) y el encefalograma plano (McAdams, que aún no entiendo por qué está nominada). Predicción: la veo con muchísimas posibilidades de ganar dirección y película, yo apostaría por ello (aunque no sea mi favorita).



Me apetecía ver Brooklyn, sobre todo cuando me la vendieron como la adaptación fiel de un libro que trata la vida de una joven inmigrante irlandesa en Nueva York en los años cincuenta. Así que comencé a ver la película con ganas, esperando una trama que me trasladara la tensión y el desgarro de la lejanía... Y cuando terminé la película seguía esperando. Brooklyn es una historia muy introspectiva, en la que tenemos que fiarnos de la languidez de su protagonista (Saorise Ronan, nominada por mirar en lontananza con mucha intensidad) para conseguir conectar con su terremoto interior. La historia ha sido contada con demasiada parsimonia y sin ningún tipo de ritmo, y no es hasta el final cuando vemos algo de sangre en las venas en este relato y, por ende, en la propia actriz. Seguramente el libro de Tóibín muestre mejor el conflicto interno de la joven Ellis, pero la película me ha parecido bastante plana y simplista, sin ningún tipo de chispa.


Lo mejor: la ambientación es maravillosa, realmente nos trasladamos a la época que retrata. Lo peor: a pesar del amargo fondo, la historia está excesivamente edulcorada. Predicción: la han nominado por encima de sus posibilidades.



Si no sabes absolutamente nada de La habitación, por favor, no sigas leyendo. No mires críticas, sinopsis ni nada parecido. Ve la película sin referencias y déjate sorprender. Yo no sabía nada de la película más allá de que era una cinta independiente y que Brie Larson, su protagonista, sonaba como favorita para ganar el premio a mejor actriz... Después de haberla visto, lo tengo claro: es ella quien más méritos hace para conseguir el galardón. La habitación es mi película favorita de la categoría porque consigue contar una historia apoyándose en dos maravillosas interpretaciones que nos remueven con sinceridad. Y sí, digo dos interpretaciones porque, a parte de Larson, el peso de la película recae en el pequeño Jacob Tremblay, un joven actor que merecía un mayor reconocimiento por su participación en esta joyita. La habitación es una película desgarradora que necesita muy pocos artificios para brillar: sus pilares son, no solo sus actores, sino también un buen guión y una dirección excelente que nos ofrece una nueva perspectiva sobre un tema aterrador.


Lo mejor: tiene todos los ingredientes que logran una receta perfecta. Lo peor: quizás en algún momento faltan explicaciones. Predicción: ganará actriz protagonista y, quizás, guión adaptado.



Antes de ver El renacido, pensé que sería una película de zombies... Pero no, Leonardo DiCaprio no es uno de ellos en esta película aunque esté a punto de morir varias veces a lo largo de las 3 horas que dura la cinta, a mi juicio, excesivas.El renacido es una historia de traición y venganza que degenerará en una cacería despiadada donde solo puede haber un superviviente. Técnicamente, la película tiene una factura brillante: buena dirección, impresionante fotografía (hay planos y escenas terriblemente hermosas), y unas interpretaciones muy viscerales en las que predomina lo físico sobre el diálogo; se podría decir que la película es prácticamente muda. El director se recrea en su obra todo el tiempo, resultando un tanto cargante en el conjunto, más cuando el metraje es demasiado largo para la historia que quiere contar.


Lo mejor: impresionante factura técnica y sí, la interpretación de DiCaprio que se deja el alma en el papel. Lo peor: no hacen falta 3 horas para contar esta historia. Predicción: Leo se llevará el Oscar, pero dudo si Iñárritu repetirá tan pronto director y película...


 Este año Spielberg y Hanks han vuelto a unirse para mostrarnos El puente de los espías, una película ambientada en plena Guerra Fría con el intercambio de presos de un bando y otro como tema central. Este film es quizás la  propuesta más clásica a mejor película del año: ambientación de época, dirección de libro e interpretaciones contenidas pero emocionantes: una apuesta sobre seguro. La cinta es entretenida, pero me sorprenden algunas de sus nominaciones: no creo que  un simple intercambio de prisioneros merezca la épica con la que está retratado. Me encanta Tom Hanks como actor, pero una vez más hace de sí mismo: tío majo y comprometido que parece poquita cosa pero resulta que "los tiene cuadrados". Mark Rylance  por su parte, se come todas las escenas en las que sale: lo siento por los fans de Stallone pero creo que el Oscar lo merece él.



Lo mejor: la interpretación de Rylance que da brillo a una historia bien contada pero que no pasará a los anales. Lo peor: la propaganda americana de regalo en muchas producciones "made in USA". Predicción: ojalá Rylance se lleve el Oscar a mejor secundario, pero me temo que ganará el "efecto nostalgia". Quizás tengan suerte con el premio a mejor Banda Sonora Original.



La crisis ha llegado al cine: no me refiero a que cada vez salgan películas peores (que también), sino que, tras varios años de recesión económica, las historias de los grandes tiburones de la banca han llegado a la gran pantalla. Si en el pasado tuvimos a El lobo de Wall Street, ahora tenemos La gran apuesta, que pretende instruirnos en los desmanes del sector financiero. La película trata sobre cómo algunos hombres de negocios descubren la inminente caída del sistema financiero y cómo intentan aprovecharse de ello: aunque hay momentos en que el director intenta que los veamos casi como héroes, lo cierto es que son hombres sin escrúpulos que sólo querían enriquecerse rápidamente. El montaje de esta película es delirantemente bueno y consigue imprimirle ritmo a una historia que a mí se me hizo muy cuesta arriba y que no consiguió salvar ni la buena interpretación de Christian Bale, un actor que siempre me gusta y que está justamente nominado.


Lo mejor: el montaje demencial que imprime ritmo a la trama. Lo peor: a pesar de los intentos, me ha parecido una historia aburrida hasta la extenuación. Predicción: no veo claro que pueda ganar algún premio, pero nunca se sabe...



Mad Max: Furia en la carretera, ha sido la última película de las nominadas que me he animado a ver y la que más me ha costado terminar. Y es que nunca he visto ninguna película de Mad Max, por lo que soy totalmente ajena al imaginario de este personaje... Pero no había lugar a la duda: tenía que ver esta secuela sí o sí. De Mad Max destaca la dirección, la fotografía, el maquillaje y una banda sonora excelente que nos mantiene bien despiertos en todo momento pero, a pesar de todo ello, yo no logré disfrutar del film. La idea de un futuro post apocalíptico desértico donde la gasolina tiene un valor incalculable me parece muy buena y la intención feminista del guión muy de agradecer, pero no terminé de comprender los vericuetos de la historia y las interpretaciones en general (salvando quizás a Theron) no me parecieron nada del otro mundo. Vamos, que ni de lejos soy el público objetivo de esta saga.


Lo mejor: la música me pareció electrizante y es innegable que es una cinta muy bien dirigida. Lo peor: demasiada acción para mis venas; no supe por donde coger la película. Predicción: ganará todas las categorías técnicas que se le crucen por el camino, seguro.


Pues sí, amig@s, ¡estas son las mejores películas del año para la Academia hollywoodiense! ¿Has visto alguna de ellas?¿Cuál es tu favorita? ¿Crees como yo que este año hay pocas películas inolvidables entre las nominadas? ¡Espero tu opinión en los comentarios! Abrazos! ;)

Cotufeando: Edición Especial Oscars 2016 (...y 2).

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Hola a tod@s!

Faltan apenas unos días para que se celebre la entrega de premios cinematográficos más importante del año: los Oscars. Si en la entrada anterior parloteaba sobre las nominadas a mejor película, ahora me toca hablar de las interpretaciones más notorias que no forman parte de aquellas de las consideradas por la Academia como lo mejor de 2015... Pero dejémonos de preámbulos y echemos un vistazo a esas cintas cuyos personajes conquistaron a los académicos, ¡acción!


Aunque me gustan los productos Apple, no soy una gran fan de la marca ni de su creador, Steve Jobs, por lo que, a priori, la película homónima no era una que mataría por ver... Pero Michael Fassbender (ay omá) y Kate Winslet son dos actores demasiado buenos como para pasarlos por alto, y menos si trabajan juntos. Era de esperar que ambos estuvieran nominados, pues son el alma de una película que destaca por sus diálogos rápidos y vibrantes y por poner el foco, no sólo en la genialidad del personaje retratado, sino también en algunos de los puntos más oscuros de su biografía, esos que no brillan tanto como sus lúcidos discursos o sus frases inspiradoras. A pesar de centrarse en un tema de rabiosa actualidad, es interesante la puesta en escena casi de teatro clásico en la que se ha desarrollado el guión y que cuenta la vida de este hombre en tres actos, mostrándonos la caída y auge de una persona que caminaba entre la fina línea de la genialidad incomprendida y la del neurotismo devastador. 

Lo mejor: las interpretaciones de Fassbender y Winslet, justamente nominados en sus categorías respectivas (principal y secundaria), pues llenan la pantalla con su aplomo y dominan unos diálogos endiablados. Lo peor: la dirección de la película no le hace justicia a un guión tan bien engarzado. Previsión: Fassbender parece ser el único que le puede disputar la estatuilla a DiCaprio, aunque no creo que sea posible. Más papeletas tiene Winslet que, para sorpresa de muchos, ha ganado varios premios por interpretar a la mujer de confianza de Jobs.

La chica danesa nos habla del matrimonio de artistas formado por Einar y Gerda Wegener, que deben afrontar juntos el descubrimiento de que él es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre y que quiere vivir como tal. A pesar de que a nivel de escenografía y ambientación la película es excelente y que la interpretación de Alicia Vikander (injustamente nominada como secundaria siendo el suyo un papel principal) es magnífica, no puedo decir lo mismo ni de la interpretación de Eddie Redmayne ni de la dirección y guión de la película: él se centra sólo en el aspecto físico, intentando parecer delicado y femenino (cosa que consigue algo forzadamente) pero sin transmitir la lucha interna a la que seguramente tuvo que hacer frente Lili Elbe, dejándonos sólo un retrato superficial del personaje. Esto se acentúa gracias a un guión que no se moja y a una dirección que se centra en la estética y no tanto en el conflicto, dejándonos para el recuerdo una película que parte de un tema interesantísimo pero a la que no se le ha sacado todo el jugo que debería.

Lo mejor: como he dicho, la escenografía y el vestuario (realizado por el canario Paco Delgado, nominado en su categoría), son de diez y también destaco la interpretación de Vikander, mucho mejor modulada que la de su compañero masculino. Lo peor: la superficialidad con la que se trata un tema que podía dar mucho de si y que finalmente se queda en un efectivo señuelo. Previsión: Vikander es coprotagonista de la cinta aunque ha sido nominada como secundaria, lo cual es totalmente incomprensible e incongruente. A pesar de ello, creo que suyo será el Oscar, ya que para mi gusto, es la interpretación más compleja de su categoría.


 Conocí  Trumbo, gracias a Brian Cranston, nominado a mejor actor por interpretar a este guionista legendario.Trumbo nos cuenta la historia de cómo este hombre fue perseguido por el gobierno estadounidense durante la década de los cincuenta por defender la libertad de expresión y pensamiento: ya saben que el Macarthismo pegó fuerte por aquel entonces y todo aquel que tuviera unas ideas ligeramente de izquierdas estaba condenado al ostracismo. La película resulta muy didáctica al mostrarnos cómo era vivida la Caza de Brujas por sus víctimas más mediáticas, siendo Trumbo, un escritor y guionista de éxito el canalizador de esta oleada de odio. El guión es entretenido, la dirección correcta y el plantel de actores espectacular, pero no considero que sea una película inolvidable, más allá de ser un entretenido biopic. Ni siquiera la interpretación de Cranston me parece memorable, por lo que me da a pensar que su nominación se debe más a un "autohomenaje" de la Academia que a sus méritos cinematográficos.

Lo mejor: el valor didáctico de una historia que forma parte de la identidad de Hollywood, que marcó la vida de muchos artistas de la época y que quizás no ha sido reivindicada lo suficiente. Lo peor: nada es realmente malo en esta película, aunque sí que me parece exagerada la nominación de Cranston, que quizás viene inflada por el amor que le tienen al actor tras su apabullante papel en Breaking Bad. Previsión: deduzco que será una noche de canapés y copichuelas inolvidable para todo el equipo de la peli...

45 años de matrimonio son muchos, tantos que dan para conocer a tu pareja a la perfección... ¿o acaso no serán suficientes? Tras cuatro décadas y media como marido y mujer, Kate y Geoff se preparan para celebrar su 45 aniversario a lo grande: no pudieron celebrar los 40 porque Geoff estaba enfermo y han esperado hasta ahora para hacer algo especial. Pero justo una semana antes del evento él recibe una carta que lo trastocará por completo: han encontrado el cadáver de Katya, un amor de juventud que murió sepultada en los Alpes por una avalancha de nieve. Este hecho desencadenará una serie de emociones contenidas durante mucho tiempo que agitará los cimientos del matrimonio: Geoff se encerrará en sus recuerdos casi enfermizamente y Kate empezará a obsesionarse por saber más y conocer quién fue Katya y qué significó para su marido. La película muestra con elegancia las dudas que pueden que pueden surgir incluso en las parejas más asentadas y cómo el pasado, los recuerdos, los secretos, tienen el poder de mellar una relación.

Lo mejor: Charlotte Rampling, nominada como mejor actriz, muestra una gran sutileza y aplomo a la hora meterse en la piel de la protagonista, a la que no sólo da voz, sino le presta unas miradas que lo dicen todo. Lo peor: no me creo demasiado que en una relación tan duradera puedan surgir tales marejadas por una "prehistórica" exnovia muerta... No sé, yo no compro ese argumento. Previsión: Rampling representará en la gala con mucha dignidad la cuota de actrices maduras que suelen ser defenestradas por la industria hollywoodiense (a menos que te llames Meryl Streep).

Nunca hubiera imaginado que la vida del inventor de la fregona diera material para una película de Hollywood, pero ahí estaba Joy para sacarme de mi error. La película nos narra la historia de Joy Mangano, una mujer de orígenes humildes que, gracias a su ingenio y perseverancia (y también a la Teletienda) consiguió hacer realidad sus ideas e iniciar un negocio multimillonario de productos para el hogar. La cinta tiene la clásica estructura de auge, caída y redención que hemos visto miles de veces, y la dirección no destaca precisamente por su finura: el director nos presenta una historia un tanto confusa, mal hilvanada, que se pierde en nimiedades y no termina de explicar datos importantes para conocer mejor a la protagonista. La papeleta la salva (y con creces) una magnífica Jennifer Lawrence que compone a un personaje complejo, luchador, con sus altos y sus bajos: en definitiva, la actriz ofrece tridimensionalidad a un guión algo plano.

Lo mejor: Jennifer Lawrence es quizás lo único rescatable de una película que, en lo que rascas un poco la superficie (buen cartel protagonista, director reconocido, historia con gancho) tiene poco a destacar. Lo peor: David O. Russell está encantado de conocerse a sí mismo y cada vez hace películas más deshilvanadas que se salvan por sus intérpretes. Previsión: la Jenny seguro que hace mucho amichis en la gala, que ella es muy maja y se hace querer... El segundo Oscar le llegará más adelante, seguro.

Bueno, y ahora llega el momento en el que suelto mi unpopular opinion: Carol es una película que ha gustado a todo el mundo menos a mí. A ver, que tampoco es que la odie: es una película de factura impecable con dos interpretaciones solventes pero, para mi gusto, quizás ese exceso de perfeccionismo ha dejado como resultado una cinta sin alma. Yo no he percibido la pasión de la que todo el mundo habla refiriéndose a esta película, de hecho, la relación entre las protagonistas me ha parecido un tanto artificial: no entiendo cómo es posible que el personaje de Mara se enamore así, de repente, sin más; quizás el libro de Highsmith lo explique mejor pero me parece todo muy precipitado. Las escenas se suceden sin que realmente lleguemos a conocer a las protagonistas y no será hasta el cambio de punto de vista (la perspectiva de Mara pasa a Blanchett) cuando la historia despegue, veamos algo de conflicto y podamos conocer un poco mejor a Carol, gracias a lo cual pude cambiar mi opinión sobre el personaje, pues al principio me parecía una manipuladora de manual.

Lo mejor: ambientación, vestuario y maquillaje de diez, realmente trabajados. Y el papel de Blanchett me gustó mucho: es innegable que su presencia llena todos los rincones de la pantalla. Lo peor: me falta pasión y desarrollo de los personajes y me sobra perfeccionismo: a veces una mirada lánguida al horizonte no lo dice todo. Previsión: las dos actrices deberían estar nominadas a la categoría principal, pero no es así para que ninguna de las dos se reste posibilidades... No creo que ninguna gane su categoría dada la competencia, pero si estuvieran enfrentadas una contra la otra me quedo con Blanchett, que no sé bien cuando Mara está actuando o haciendo de sí misma (dado que cuando la he visto fuera del cine es igual de pavi-sosa).

Toca hablar de la peor película de todas las que he visto para hacer mi porra de los Oscars, ni más ni menos que Creed, la enésima secuela de Rocky. He de decir que a mí las primeras películas de Rocky me gustaron, pero esta cosa tiene poco que ver con aquellas. Aquí tenemos a Adonis Creed, un hijo que Apollo Creed (antiguo amigo y rival de Rocky) tuvo fuera del tiesto, que tiene la necesidad de hacerse boxeador. Para ello deja su acomodada vida en California y se va a Philadelphia, donde contacta con Rocky, al que convence para que lo entrene. El guión es lo más lamentable que te puedes echar a la cara: creación del héroe, amorío random a primera vista, enfermedad terminal, lucha contra los elementos, David contra Goliat daddy issues... Vamos, un coñazo. Ni siquiera la tan cacareada interpretación de Stallone lo salva,¿en serio me están diciendo que eso es lo mejor del año? Que el tío Sly es majete no lo duda nadie pero  precisamente no es un actor de garantías... A veces me pregunto: ¿Stallone interpreta a Rocky o hace de sí mismo?

Lo mejor: aunque no creo que Stallone merezca el premio (por Dios, Rylance está mil veces mejor),  se ve que le tiene cariño al personaje y ofrece todo lo que tiene por él. También Michael B. Jordan  nos da una buena interpretación. Lo peor: un guión malo hasta decir basta, infantiloide y que no hace justicia a la leyenda de Rocky Balboa. Previsión: muy a mi pesar creo que ganará el "factor nostalgia" y Stallone se llevará la estatuilla... No hay cosa que le guste más a Hollywood que redimir a un actor. 


Finalizo este repaso con Los odiosos ocho, cinta por la que está nominada como mejor actriz secundaria Jennifer Jason Leigh. Personalmente me encanta Tarantino e intento no perderme ninguna de sus películas, pero reconozco que esta me daba un poco de pereza (los westerns no son lo mío). En realidad Los odiosos ocho es una película muy entretenida que se desarrolla casi a modo de obra de teatro: la acción transcurre casi por completo en el interior de una posada de carretera en medio de una tormenta de nieve, lo que refuerza la idea de actuación muy bien ensayada y dirigida. Los personajes que salen en esta película, como suele ser habitual en Tarantino, son de lo más peculiares y a lo largo de tres horas nos mostrarán su lado más ácido y cruel. Como es de esperar en el cine del autor, nos encontraremos con violencia explícita, lenguaje soez y una historia demencial pero con su punto hipnotizante que técnicamente es impecable, aunque en este caso, para mi gusto, se ha quedado a medio gas. 

Lo mejor: pues a parte de la actriz justamente nominada por su participación, la banda sonora de Ennio Morricone es sobresaliente, sutil y envolvente en todo momento. Lo peor: a pesar de que la historia no me ha disgustado, le ha sobrado metraje y le ha faltado  ritmo, dejando varios espacios vacíos en los que era fácil dispersar la atención. Previsión: no creo que gane Leigh gane el premio, pero apostaría a que Morricone se va a llevar el gato al agua.


¡Hasta aquí esta entrada interminable! Si es que para no traer mucho cine al blog, cuando me da por ello, ¡me vengo arriba! ¿A quién le darías tú el Oscar?¿Crees que factores externos a la interpretación de un actor (véase homenajear a una gloria pasada o pertenecer a una minoría en concreto) deben ser determinantes a la hora de conceder uno de estos premios? ¿Te apetece que siga hablando de cine y series en el blog o mejor cierro el chiringuito? Abrazos! ;)

Diatriba de amor contra un hombre sentado.

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Increíble pero cierto: a la mayoría de lectores no les gusta leer teatro. No sé si es por culpa de la fragmentación del texto o por el deseo de verlo representado, pero lo cierto es que  no es demasiado común la inclusión de una obra teatral en la pila de pendientes. Yo reconozco que no me acerco a estas historias tanto como me gustaría: una se acaba dejando seducir por las novelas, más largas y descriptivas que por unos textos en donde la imaginación tiene que poner casi todas las fichas en el tablero y quizás el esfuerzo intelectual sea mayor... Pero de vez en cuando me gusta incluirlas en mi dieta lectora, y más si vienen avaladas por escritores incontestables, como para mí lo es Gabriel García Márquez. Hoy les traigo Diatriba de amor contra un hombre sentado, la única pieza teatral escrita por el genio colombiano, un texto de hermoso título que me rondaba desde hacía tiempo y que elegí como mi acercamiento anual a Gabo, uno de mis autores favoritos.


Diatriba de amor contra un hombre sentado es la historia del desahogo de Graciela en la víspera de la celebración de sus bodas de plata: mientras ella se prepara para el evento y su marido ojea un periódico en el sillón, Graciela comienza a realizar en voz alta una serie de confesiones que salen desde lo más hondo del corazón y repasan los veinticinco años de matrimonio desde sus felices inicios hasta su amargo momento actual. Graciela no tiene reparos en contar las intimidades más sórdidas y las decepciones más profundas, reprochándole a su marido en lo que se ha convertido la pareja y reprochándose también a sí misma haber aguantado tantas cosas sin tomar la iniciativa y liberarse del yugo del qué dirán.


Graciela focaliza toda la atención de la obra: llena todo el escenario con su presencia y su reclamo, atacando a su marido que se queda arrinconado en el sofá. Este no dice en ningún momento "esta boca es mía": parapetado detrás de un periódico, el lector / espectador ni siquiera le ve la cara ni casi nota su presencia pues, aunque es el objeto de la ira de Graciela será un maniquí inmune a cualquier tipo de ataque, tan pasivo aquí como lo ha sido durante su matrimonio. Graciela y su marido son de clase alta y van a celebrar una fiesta de postín, de esas que se acaban comentando en las revistas del corazón; a pesar de que la fachada exterior es todo lujo y comodidades, apreciaremos como de puertas para adentro la relación está podrida y no tardará en estallar en mil pedazos.


Aun siendo una obra de teatro se nota el inconfundible estilo de Gabriel García Márquez en sus descripciones poéticas y en unos diálogos a los que les hacen falta muy poquitas palabras para expresar un mundo entero. Es increíble lo bien construido que está el texto, que resulta evocador, amargo, liberador. Me ha parecido además que el tratamiento del tema escogido resulta totalmente contemporáneo y podemos reconocer en el monólogo de Graciela algunos de los vaivenes de una relación de pareja tratados con profundidad, sin artificios e, incluso, con leves toques de humor. Aunque en un primer momento la historia pueda parecer Mujeres desesperadas, creo que se analizan las distintas etapas del amor con mucha entereza, que el autor hace una composición tridimensional del personaje femenino y que todo  aquello que remite al pasado de la pareja, la descripción de los momentos que los han llevado hasta allí, está enriquecido con tal cantidad de matices que consigue que respiremos la desazón de un amor fallido.


Diatriba de amor contra un hombre sentado es un texto excelente en el que reconoceremos el sello inconfundible de su autor en la belleza de las palabras escogidas y en la profundidad de una historia que va más allá de su premisa original, que está salpicada de verdades como puños y que escenifica perfectamente el dolor de la soledad compartida. Estoy convencida de que debe ser una gozada ver una representación en directo de esta pieza y seguramente sea un reto considerable este papel para cualquier actriz enfrentarse a este monólogo... Lamentablemente no es una obra demasiado popular y no se suele representar demasiado. Eso no es óbice para que cualquier apasionado del teatro, de García Márquez o de la buena literatura le haga hueco a esta historia en papel, pues será recompensado con un intenso derrame de emociones que nos invita reflexionar sobre el amor y sus demonios.

Lograste hacerme feliz sin serlo, feliz sin amor.

PD: Para aquellos que no encuentren este libro o les dé pereza leerlo pero aún así les interese, he compartido a lo largo de la reseña los vídeos de una representación teatral realizada en una universidad mexicana hace apenas un año; aunque tiene algunos pequeños fallos de sonido y la actriz se pasa de intensita, me parece una buena oportunidad para ver la obra en movimiento y sin salir de casa. Dura muy poco y es muy recomendable así que, si la ven, ¡me encantaría conocer sus opiniones! :)

PD2: Lo que voy a decir es totalmente off topic, pero no puedo evitarlo... Por momentos la relación de esta pareja me ha recordado a la de los reyes eméritos (Juancar y Sofi)... >.<

Previously... (XXII).

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A pesar de ser el mes más corto del año, febrero se me pasó lentísimo: supongo que entre la gripe que cogí a principios de mes, el frío polar que empezó a hacer por estos lares y el montón de trabajo acumulado hicieron que se me hiciera interminable... No fueron muchos los libros leídos o reseñados en el blog, ¡pero es que el cine corría por mis venas! Echemos la vista atrás para ver qué dio de sí este amigo bisiesto que no se repetirá hasta dentro de cuatro años...



Lo Reseñado.

Pues, como he dicho antes, no se pasaron demasiados libros por el blog este mes pero, aunque pocos, todos ellos son ultra - recomendables, desde la siniestra distopía con visos de realidad planteada por Amélie Nothomb en Ácido sulfúrico a la tierna entrada en la adolescencia y la lucha por alcanzar los sueños propios de Emily lejos de casa. En paralelo al blog, comenté brevemente otras dos estupendas historias en las #Microrreseñas de mi página de Facebook: por un lado hablé de Los capullos no regalan flores, un divertido cómic de Moderna de Pueblo que nos sacará más de una sonrisa, y también hice hueco a Salvaje, de Cheryl Strayed, la historia real de una mujer que tuvo que recorrer andando casi 2000 kilómetros para encontrarse a sí misma. Como digo, todos los libros de los que hablé el mes pasado son impresionantes, cada uno en su estilo, así que ¡no te olvides de ellos!

Pero si algo predominó en El lado frío de mi almohada en febrero fue el cine: intenté ver todas las películas relevantes de los Oscars ¡y lo conseguí! (bueno, casi, me faltó por ver dos nominadas a mejor guión original, a las que espero hacerles hueco en algún momento del futuro). En dos maxi entradas del blog les hablé ni más ni menos que de 16 pelis, algunas nominadas a mejor película del año y otras destacadas por las interpretaciones que contenían. En mi porra particular a los Oscars sólo acerté 14 de las 21 categorías a las que había apostado, así que, para el año que viene tendré que currármelo más...


Lo Leído.

Tanto cine en mi dieta dejó poco hueco para la lectura, aunque afortunadamente las pocas novelas disfrutadas en febrero fueron geniales. Empecé el mes con Emily lejos de casa, que ya comenté en el blog, lo continué con la hermosa historia de Un perro, cuyos personajes me volvieron a conquistar y acabé el mes con Yo antes de ti, un libro sobre el que tenía una idea muy equivocada y me acabó rindiendo completamente, convirtiéndose en una de las mejores lecturas que he hecho en mucho tiempo y la única merecedora de 5 estrellas en Goodreads en años. ¿Exagerada? Puede, pero cuando una historia te llega al corazón, es imposible no deshacerse en elogios y parabienes hacia ella, ¿no crees?


Minimuseo.

Para este mes de marzo he decidido colgar en mi museo un cuadro de una pintora que me apasiona: les traigo Ruptura, de Remedios Varo, una artista española que por culpa de la Guerra Civil tuvo que exiliarse a México, donde desarrolló el grueso de su carrera y obtuvo un merecido reconocimiento. Las pinturas de Varo se inscriben dentro del Surrealismo y presentan una iconografía alegórica y casi mística, cargada de un fuerte simbolismo. Ruptura es un cuadro que desde que lo conocí se me quedó grabado en la retina, no sé muy bien por qué: una mujer baja una escalera dejando tras de sí un edificio desde el que asoman unas sombras, con las que comparte rostro. Las cortinas al viento asemejan casi a pañuelos con los que dichas sombras dicen adiós, y un torrente de papeles se arremolinan tras de sí, despedidos por una puerta entreabierta... En fin, que cada cual saque sus propias conclusiones, pero para mí representa a una mujer liberada que ha decidido tomar las riendas de su vida y dejar el pasado atrás, aunque el futuro que se le presenta esté lleno de incertidumbre...

Pues nada más, amig@s, ¡esto es todo! ¿Se apuntan alguna de mis recomendaciones?¿Les pareció justo el reparto de Oscars?¿Qué les sugiere esta pintura de Remedios Varo? Abrazos! ;)

Personajes femeninos que traspasan el papel.

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La primera que llegó fue Alicia, esa niña rubia que se perdió en el País de las Maravillas en busca de un conejo blanco; yo me perdí con ella en ese mundo imaginario donde los gatos tenían sonrisa de media luna y celebrar a lo grande los no - cumpleaños era el pan nuestro de cada día.


Luego llegó la Bruja Mon, de la que sólo me acuerdo de algunos hechizos de rima pegadiza y sus continuas menciones a un jamón cuando no salían las cosas como ella quería... Ella me  enseñó que no todos los malos son de temer y que la mejor arma puede ser una carcajada a tiempo.


Matilda se convirtió en una de mis amigas más preciadas y aún la guardo con cariño en el recuerdo; su manera ingeniosa de afrontar las adversidades fue decisiva en mi infancia... Y, aunque la conocí mucho más tarde, Hermione entró en mi vida para aconsejarme ser yo misma y no tener miedo a enfrentarme a nuevos retos, aunque a primera vista parecieran imposibles de abarcar.


Tiempo después llegaron unas señoronas clasiconas para marcar la senda de mis pasos: Úrsula Iguarán me acogió en su casa para no dejarme salir nunca de ella, Emma Bovary me hizo amar a los libros sin complejos, Elizabeth Bennet me enseñó a pasar de las apariencias, Anna Karenina me incitó a seguir mis pasiones y Julieta me mostró que, al contrario de lo que me habían vendido, el amor no siempre es suficiente...


A ustedes, queridos amigos, les he presentado a algunas de mis nuevas amistades: por aquí han pasado la inteligente Aaliya, la intrépida Arya, la orgullosa Fermina, las encantadoras, Emily, Emma y Evelina, la odiosa Irlanda, las misteriosas hermanas Lisbon, la patosa Bea, las valientes Laila y Mariam, la melancólica Clementine, la ambigua Orlando o la decidida Cheryl... Y aún tengo que hablarles de tres personajes que llegaron recientemente a mi vida y  que prometo no olvidar pues, tanto la luchadora Katniss , como la revolucionaria Olympe o la simpar  Louisa han sabido hacerse un hueco en mi corazón.


Por las venas de todos estos personajes de papel corre el inconformismo, la libertad, el deseo de mantenerse fiel a sí mismo a pesar de las dificultades. Todos ellos forman parte de lo que yo soy, han contribuido decisivamente a la construcción de mi espíritu, y todos tienen algo en común: son mujeres de bandera.

Hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer y, antes de que me digan que "celebrar" estos días es absurdo, que todos los días del año son importantes y que para cuándo un Día Internacional del Hombre, quiero reivindicar su importancia, no sólo por todas aquellas que han sido explotadas, humilladas, maltratadas, asesinadas, ignoradas y borradas del recuerdo por el único motivo de tener dos cromosomas X, sino también por las que hoy somos y mañana seremos, porque tenemos derecho a ser efectivamente iguales a los hombres, no sólo de boca para afuera sino, de verdad, seres humanos equivalentes en obligaciones y privilegios. Hasta entonces tendremos que seguir levantando la voz, quizás un poquito más fuerte los días 8 de marzo, para recordar que no somos damiselas en apuros a las que hay que rescatar, sino la mitad de los habitantes de este planeta, personas con sueños y expectativas que no quieren vivir sometidas a unos roles de género caducos, injustos y, a estas alturas del partido, imposibles de asumir.

Vinieron para quedarse... (XIX).

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Hola a tod@s!

Como en febrero sólo entró un libro físico a mi estantería (quien me ha visto y quien me ve), he decidido aprovechar esta entrada para mostrarles brevemente los libros digitales que he acumulado durante los últimos cuatro meses. No soy mucho de leer en digital, pero como últimamente tengo que pasar mucho tiempo esperando en el transporte público, el móvil se ha convertido en mi mejor amigo para esos ratos muertos, lo que ha llevado a que esté más pendiente a las ofertas de Amazon, que a veces son realmente irresistibles; ¡veamos a continuación qué libros han venido para quedarse en mi estantería virtual!


El año pasado, a raíz de los premios Oscar conocí la historia de Cheryl Strayed, una mujer que decició recorrer el Sendero Macizo del Pacífico para encontrarse a sí misma; me gustó mucho la película y por ello me animé a leer Salvaje, una impresionante historia que va mucho más allá del relato de una "simple excursión campestre",¡lo recomiendo mucho!

Gracias a una de esas ofertas diarias de Amazon pude hacerme por fin con Una madre, de Alejandro Palomas, libro del que tanto había oído hablar... La verdad es que a estas alturas pensaba que no lo disfrutaría mucho, pero he de decir que me encantó, que la prosa del autor es una maravilla y que por culpa de ello tuve que leer Un perro en cuanto salió, ya que la familia de Amalia se había convertido un poco en la mía...

A principios de año me había propuesto seguir con la lectura de Don Quijote de la Mancha: en 2014 participé con varios blogueros en una especie de lectura anual de la primera parte, pero una vez terminada aquella no me animé a continuar... Como no me quiero quedar a medias con dicho clásico, lo descargué gratuitamente desde Amazon, pero, con la mano en el corazón, aún no he abierto el archivo ni para leer la dedicatoria.


Tanto El latido del tiempo como Americanah, La sal de la tierra, El cumpleaños secreto y Entre tonos de gris  son libros que llevaban un montón en mi lista de pendientes y me alegró mucho conseguirlos por poco más de lo que cuesta un un café: todos ellos me los han recomendado muchísimo y tengo bastantes ganas de leerlos, así que espero que amenicen mis próximos tiempos de espera con historias inolvidables.


Por último, les muestro dos libros que me arrepiento mucho de haber adquirido; uno de ellos es El tren de los sueños rotos, un libro que tenía como telón de fondo los atentados del 11 de marzo y del que, como creo que he comentado en alguna ocasión, no tengo nada positivo que decir y por tanto, correré un tupido velo. El otro lo compré por error: esto que se te va el dedazo cuando quieres leer la sinopsis y acabas en el botón "Compra en 1 click": ya desde el título, Ñumi ñumi, ñam ñam, se mascaba la tensión.Pero bueno- me dije -siempre viene bien un libro ligerito. Además, nunca había visto un titulo que empezara por la letra "Ñ"... Un día estaba en Correos y decidí curiosear las primeras páginas del libro a ver qué tal... No conseguí pasar del prólogo; con eso creo que lo digo todo.

Pues, ¡esto es todo, amig@s! Ya ven que últimamente estoy muy comedida en compras de libros físicos, aunque espero poder volver a las malas costumbres en breve...¿Han leído alguna de estas historias?  ¿Me aconsejan empezar por alguna de ellas?¿Han comprado alguna vez un libro tan malo que le han dado ganas de pedir que les devuelvan el dinero? Abrazos! ;) 

La tregua.

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Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra tregua tiene dos significados: "cese temporal de las hostilidades" e "interrupción, descanso", y dos locuciones verbales: "aliviarse por algún tiempo" y "dar tiempo". Quizás la palabra la utilicemos más habitualmente para referirnos a la paz temporal en época de guerra, pero también puede ser usada con una connotación más personal, aplicada a la intimidad del ser humano. Eso debió pensar Mario Benedetti cuando decidió titular La tregua a una de sus obras más famosas; un libro brevísimo que condensa en poco espacio todas las connotaciones que puede tener una pequeña palabra en la vida de una persona para la que dicho término siempre le ha sido esquivo y ajeno.


La tregua es la historia de Martín Santomé, un viudo cincuentón cuya única ilusión en la vida es contar los días que le quedan para jubilarse. Martín tiene una existencia muy gris que transcurre entre la oficina y su casa, donde convive con sus tres hijos con los que mantiene una relación algo tirante. Nuestro protagonista está sumido en la rutina más absoluta hasta que se cruza en su camino la joven Laura Avellaneda, una nueva empleada de la oficina con la que pronto hará buenas migas. Martín y Laura irán acercándose cada vez más hasta que inician una relación amorosa que iremos viendo desde la ilusionada perspectiva de Martín, que no se sentía tan vivo desde hacía muchos años.


Martín ha pasado gran parte de su vida solo: a pesar de que tiene tres hijos, desde que quedó viudo su vida es una sucesión de días sin propósito ni objetivo: Martín no tiene nada que le apasione, nada a lo que aferrarse más allá de su jornada laboral. La jubilación está cada vez más cerca y quizás por ello empieza a escribir un diario en el que va plasmando las cosas importantes que le suceden en su día a día: será así cómo sepamos más de su pasado, de cómo murió su esposa, de la relación que mantiene con sus hijos y de lo que supone para él la llegada de Laura Avellaneda a la oficina. Laura es una veinteañera inteligente, trabajadora y muy guapa que en seguida llamará la atención de Martín, cuya curiosidad acabará tornándose en enamoramiento. Tras mucho debate interno por parte de ambos, Martín y Laura deciden darse una oportunidad como pareja, lo que supondrá un revulsivo en la vida de ambos, especialmente en la de Martín, que tras años de desidia verá cómo el color y la felicidad regresan a su vida. 


La tregua está narrada a modo de diario personal: Martín redacta su día a día en una pequeña libreta donde va apuntando sus reflexiones y donde es él mismo sin censuras; dice las cosas como las ve y cómo las siente. En este inventario personal, Martín será totalmente honesto y analizará qué es lo que ha pasado con su vida, por qué no tiene una relación del todo buena con sus hijos y qué es lo que espera del futuro. Cuando conoce a Laura veremos cómo al principio se fija en ella con curiosidad y poco a poco su interés se va tornando en algo más, pues la muchacha hace que se despierten en él sentimientos que creía completamente enterrados. Las reflexiones de Martín son realmente jugosas y hacen que nos planteemos cómo vivimos nuestras vidas y de qué manera quedarnos en nuestra zona de confort hace que el tiempo se nos escurra entre los dedos. La soledad, la desconfianza, el amor, el miedo o las ausencias son algunos de los temas que nos presenta Benedetti en esta breve historia, narrada con una prosa excelente que combina poesía y terrenalidad cuando debe hacerlo y que logra construir un retrato  complejo y enternecedor de una persona a la que, por una vez, le pasa algo bueno en la vida.


La tregua es un libro que da mucho que pensar: a pesar de su brevedad tiene varias capas de interés que dan para que el lector, si le apetece, se ponga trascendente. En el momento en que leí el libro no me sentí tan cercana al personaje como lo hago ahora, quizás porque he madurado el relato en mi cabeza y he dejado un par de meses para macerar las ideas allí leídas: reconozco que durante la lectura algunos momentos se me hicieron algo pesados pero siempre que pienso en el libro me sobreviene una sensación agradable, a pesar de la tristeza tan grande que me genera su recuerdo. Para mí leer La tregua ha sido un estreno de lujo con un autor del que, a parte de alguno de esos poemas que se comparten por internet no había leído nada: Benedetti tiene una prosa realmente buena y su manera de narrar me recordó muchas veces a la de Stefan Zweig, escritor que me gusta mucho. No tengo más opción que recomendarles la lectura de este libro cuando encuentren un estado de ánimo adecuado para ello: no es una lectura ligera a pesar de sus pocas páginas, pero se agradece encontrar de vez en cuando historias intensas y universales, de esas que no te dan tregua después de haberlas conocido.

De pronto tuve conciencia de que ese momento, de que esa rebanada de cotidianidad, era el máximo grado de bienestar, era la Dicha. Nunca había sido tan plenamente feliz como en ese momento, pero tenía la hiriente sensación de que nunca más volvería a serlo, por lo menos en ese grado, con esa intensidad.

París era una fiesta.

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La lectura puede ser un acto de resistencia. Quizás no el más espectacular ni el más valiente, pero sí uno de los más íntimos y reflexivos que el ser humano puede hacer. Los libros pueden ser no sólo escudo, sino también espada para enfrentarse a una realidad cada vez más compleja y dura de asumir, con tantos eventos incomprensibles, tan difíciles de gestionar... Por simplificarlo de alguna manera, se podría decir que el mundo está loco y el acto de leer es uno de los pocos que más decididamente nos ayudan a mantener la cordura. Fue este pensamiento el que me llevó a finales del año pasado a leer un libro que llevaba tiempo bullendo en mi interior: París era una fiesta, de Ernest Hemingway, resonó en la profundidad de mi cerebro casi al mismo tiempo que supe de los atentados ocurridos en la capital francesa en noviembre del año pasado: no supe canalizar el horror, la pena ni la rabia de una manera mejor que leyendo y celebrando una de mis ciudades favoritas del mundo, cegada por las lágrimas después de un acto atroz que aún no logro comprender.


París era una fiesta son las memorias de juventud de Ernest Hemingway durante la década de 1920, cuando habitaba en la capital francesa y compartía amistad e intereses artísticos con varios miembros de la Generación Perdida, como el matrimonio Fitzgerald, Erza Pound, Madox Ford o Gertrude Stein. En esa época, el autor no era apenas conocido, y vivía con su primera mujer y su hijo en la pobreza más absoluta, pero con la felicidad más plena.  Hemingway rememora los años que pasó en la Ciudad de la Luz, su lucha por convertirse en un gran escritor, su pasión por la vida y el arte y sus relaciones amistosas con aquellos grandes autores que entonces eran sólo hombres y mujeres en busca de un sueño... Y la ciudad de París, como telón de fondo, evocando juventud, deseo y nostalgia.


Hemingway es el personaje central de la obra: si bien todas las memorias tienen un importante nivel de egocentrismo, aquí la cota es  aún más alta si cabe. El autor se despacha a gusto de sus amigos - colegas - rivales: lo interesante es ver la evolución de la relación entre todos estos artistas en una época en la que su talento se estaba gestando, en la que vemos que al principio son todo buenas palabras y poco a poco va naciendo cierto resquemor entre todos ellos. No sé hasta qué punto el relato de Hemingway es o no fiel a la realidad, pero es interesante la perspectiva que da el autor de todos esos personajes, donde se mezcla un la nostalgia, el viejo cariño y el interés por erigirse como figura central,cabeza de un movimiento, voz de la razón. Me gustó la manera de narrar del autor, sencilla pero poderosa, a pesar de que el relato no me mostró el París de los años veinte que yo me esperaba: la obra es más bien una compilación de anécdotas de los amigos del autor, casi el cuento de "un americano en París", pero no incide demasiado en la vida de la ciudad, en ese París de los felices años veinte regado de absenta y cabaret que todos tenemos en el imaginario común... Lo cual no quiere decir que no sea un libro interesante y bien escrito, simplemente creo que puede decepcionar a los que busquen otra cosa.


París era una fiesta ha sido mi primera incursión en la obra de Hemingway y debo decir que su prosa me ha sorprendido gratamente: el autor hacer sentir al lector como un testigo de los hechos. Pero reconozco que esperaba otra cosa, quizás encontrar esa chispa de alegría, decadencia y hedonismo que para mí se relacionan con una ciudad tan bella como París y que necesitaba en aquel momento en particular, un espíritu que se desvanece con cada nuevo atentado terrorista que desgarra cada vez un poco más ese umbral de seguridad y libertad  con los que se cubría la sociedad europea. A pesar de que París era una fiesta no haya sido el bálsamo que necesitaba para homenajear a una ciudad sufriente en el momento en que leí el libro, me ha parecido buena idea traerlo hoy al blog, el día después de otra tragedia que ha golpeado el corazón de Europa: he aquí mi acto de resistencia, modesto y un poco inútil pero más que nada, honesto: ante el terrorismo y su sinsentido no vale otra arma que no sea la Cultura.

Si tienes la suerte de haber vivido en París cuando joven, luego París te acompañará, vayas adonde vayas, todo el resto de tu vida, ya que París es una fiesta que nos sigue

Una madre.

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La maternidad está sobrevalorada. Perdónenme si comienzo una reseña literaria con una frase tan contundente que puede generar algunos respingos de desaprobación, pero no lo digo por ofender: puede que hable por mí mi nulo instinto maternal, mi pereza supina ante todo lo que esté relacionado con cuidar niños o que la idea de que una mujer sólo se puede realizar como ser humano a través de la crianza de sus retoños me parece de lo más machista y horripilante que he tenido que escuchar, pero lo cierto es que huyo de embarazadas y mamás "hijo - centrizadas" siempre que puedo (menos de la mía, ¡de ella no puedo escaparme!). Quizás por esta alergia incurable nunca me terminaba de decidir a leer Una madre: aunque me habían recomendado muchísimo la prosa de Alejandro Palomas, el título de este libro me echaba mucho para atrás... Pero las buenísimas críticas fueron sembrando internet, así que, después de dejar pasar un tiempo prudencial y templar las altas expectativas generadas ante tanta elogiosa reseña, decidí acabar 2015 dejándome de prejuicios tontos  y acercándome a esa madre fuera de lo común de la que todo el mundo hablaba maravillas.


Después de varios intentos, Amalia ha logrado reunir a toda la familia en Nochevieja para cenar juntos: están Silvia, su controladora hija mayor, Emma, la bohemia hija mediana y Fer, el pequeño del clan. También está en la cena Eduardo, el  hermano ausente y Max y Shirley, los perros de Amalia y Fer que son parte fundamental de la tribu. Una madre nos cuenta la historia que hay tras esta fotografía, los sentimientos de cada uno de los integrantes de la familia de Amalia, punto de unión de todos los miembros y pilar de sustento a pesar de su aparente fragilidad. En este libro hay secretos inconfesables, silencios compartidos y una madre que se sale de todos los cánones establecidos y demuestra, a su peculiar manera, una fortaleza y una ternura que conquistan hasta al más escéptico.


Conoceremos lo que sucede en esta historia gracias a Fer, que nos va contando desde su punto de vista cómo se está desarrollando la cena y nos traslada al pasado a través de diversos flashbacks, que explican muchas de las cosas que no vemos pero que sentimos en el aire, como la tensión constante en la que vive Silvia o la máscara impasible que parece portar Emma desde hace mucho tiempo. Fer también nos hablará de lo que sucede en su interior, cómo trata de sobrellevar cada día una dolorosa ruptura que aún escuece y de la que intenta recomponerse a diario. Pero, como se puede suponer por el título del libro, es la madre, Amalia, la que acaba centrando todas las miradas, no porque conozcamos más de su vida que de la de los demás, sino porque es un ente que lo abarca todo y que todo lo sabe, aunque parezca que no se entera de nada. Amalia es un personaje con muchas capas que, a medida que se va descubriendo, nos va asombrando cada vez más: ella es una anciana con achaques, una mujer abandonada, una niña traviesa, una devota amante de los perros, una amiga crédula, una alma cándida, un disparate con piernas... Pero es sobre todo una madre preocupada por sus hijos, que no le cuentan casi nada por no darle ningún disgusto, pero que siempre está ahí, que todo lo intuye.


Es realmente curioso ver cómo Alejandro Palomas nos va revelando  las tristezas de cada miembro de la familia y, en paralelo, nos narra las locuras de Amalia, una mujer despistada, algo infantil y con la cabeza en las nubes cuyas "meteduras de pata" aligeran mucho el relato, dándole toques de humor que nos dejan respirar... Pero a medida que avanza la trama y la trenza se vuelve más tupida nos queda claro que Amalia no es un mero recurso humorístico, sino un elemento aglutinador que, quizás de una manera poco ortodoxa, es la única capaz de  guiar a buen puerto el barco sin rumbo en el que a veces se convierte la vida de sus vástagos. Me ha gustado muchísimo la manera en la que Palomas ha construido a los personajes pues todos ellos respiran verdad, todos me los he creído (incluso los secundarios más inverosímiles) y admiro mucho que esa buena caracterización esté acompañada de una escritura hermosa, elegante, cuidada y que pone la palabra justa en el momento indicado: el autor demuestra dominar el lenguaje con maestría, haciendo que los momentos presentes y pasados y los contados en primera persona y en tercera fluyan armoniosamente sin notar ningún tropezón en el camino, imprimiéndole una belleza de esas que despiertan el lado más contemplativo del lector y hace que éste saque el lápiz sin premura para subrayar decenas de frases inolvidables.


Una madre es un libro que sorprende por contar de una manera tan humana y tierna la intrahistoria de una familia normal, con la que nos podemos identificar todos, con sus grandes dramas, sus pequeñas alegrías y viceversa. Aunque reconozco que en algunas ocasiones las idas de olla de Amalia me sacaron un poquito de quicio, su fortaleza y su luz interior la convirtieron para mí en uno de esos personajes eternos a los que les coges cariño y de los que no quieres desprenderte fácilmente; lo mismo me pasó con casi todos los miembros de esa familia con los que me vi compartiendo el final del año real y figuradamente. Supongo que a estas alturas llego un poco tarde para recomendar este libro, cuando prácticamente todo el mundo ha convivido con esta familia mucho antes que yo... Pero si por alguna extraña razón aún no has leído esta historia te animo a que te dejes enredar por la cháchara de esta madre y las tribulaciones de su prole: la mesa está puesta, un asiento vacío y el alma en bandeja.

Creímos cosas que se creen porque alguien, en algún rincón de nuestras historias, nos dibuja mapas del tesoro con pistas falsas. Luego, cuando esos mapas nos llevan al cofre prometido, saltan los candados y con ellos la sorpresa. Con el tiempo aprendemos que los mapas son de quien los dibuja, no de quien los persigue, y que la vida sonríe más quien mejor dibuja, no quien más empeño pone en la búsqueda.

Previously... (XXIII).

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Marzo no está, marzo se fue, marzo se escapa de mi vida... Ains... ¡qué mes más raro fue este marzo! Muchas ganas de leer y muy poco tiempo para hacerlo; total, pocas nuevas historias guardadas en la mochila... No sé cuánto tiempo seguiré estancada como ahora pero, en fin, recopilemos qué dio de sí el tercer mes del año y ¡crucemos los dedos para que en abril la fuerza me acompañe!


Lo Reseñado.

No me di cuenta de lo clásico que había sido mi mes de marzo hasta que me dio por mirar por el retrovisor... ¡Pero si todas mis reseñas fueron de pesos pesados! Empecé el mes con mi adorado Gabriel García Márquez y la reseña de la única obra de teatro que escribió, Diatriba de amor contra un hombre sentado, una pequeña exquisitez que se disfruta tanto leída como representada (en la entrada hay enlaces a una actuación basada en el texto, ¡échale un vistazo!). Después llegó mi estreno con otro grande de las letras hispanas: Mario Benedetti y La tregua me vinieron a mostrar el por qué de la fama del escritor... Finalicé con París era una fiesta, de Hemingway, un libro que, a pesar de no ser lo que me esperaba, me quitó un tanto el miedo que tenía hacia la prosa de este hombre que, sin haber leído nada suyo antes, se me antojaba como ruda y seca... Y sin embargo me resultó hasta cierto punto encantadora. Entre medias les ofrecí un bocadito en forma de microrreseña, también de marcado sabor clásico: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Stevenson, fue un libro que disfruté más por leerlo en compañía de la "secta aliada" que por la historia en sí, que quizás por conocida me resultó un poco insulsa... Dejando las lecturas de lado, quise mostrarles  una serie de mujeres de papel que marcaron mi vida: es una entrada que se sale un poco de la norma pero me pareció buena idea rendir homenaje a todas esas heroínas imaginarias que significan tanto para mí...


Lo Leído.

Es hora de reconocer lo evidente: estoy atravesando un bache lector. No es porque no tenga ganas de leer libros, sino porque no tengo demasiado tiempo libre y el poco que escatimo prefiero dedicarlo a otros menesteres. Tengo un montonazo de libros geniales esperándome en las estanterías, alguno muy chulo que saqué de la biblioteca y otros me hacen ojitos para que me acuerde de ellos el próximo Día del Libro pero, no sé cuándo retomaré un ritmo más o menos continuo de lectura y tampoco quiero darle muchas vueltas para no agobiarme. Empecé el mes leyendo un cómic maravilloso que llevaba tiempo en mi estantería: Olympe de Gouges es la historia ilustrada de una de las madres del feminismo, una biografía muy interesante y bien documentada que me acercó a una figura histórica a la que se le debería dar una relevancia mayor, dada su importancia en la reivindicación de la igualdad de derechos entre sexos. Continué el mes dejándome llevar por una recomendación "youtubera" que me sorprendió muy gratamente: Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York fue un libro muy divertido y actual que cuesta creer que tenga más de 40 años de antigüedad dados los temas de los que habla... ¡Se ve que muchas conductas sociales no cambiarán nunca! Y, para finalizar, una rareza: mi dedazo volvió a jugarme una mala pasada y compré en Amazon un ebook titulado Ahorradoras: 101 trucos para ahorrar ¡y vivir mejor que nunca! Total, que lo comencé a ojear por curiosidad y acabé por leerlo de cabo a rabo: no es que descubra la pólvora, pero se lee rápido y da consejos muy sencillos y cortitos que pueden venir bien, aunque la cuestión será saber aplicárselos... ¿cuenta esto como lectura?


Minimuseo.

Pues como el mes de abril es el mes de los libros por antonomasia, les traigo uno de mis cuadros favoritos con temática bibliófila. se llama El bibliotecario y lo pintó hace más de 400 años el italiano Giuseppe Arcimboldo. Se considera a este artista uno de los precursores del Surrealismo por realizar retratos utilizando para ellos elementos de la Naturaleza y objetos comunes que, colocados de la forma adecuada, componen al personaje central. Nuestro bibliotecario está formado por diferentes libros de todos los tamaños y grosores, trozos de papel y otros elementos relacionados con la escritura y la lectura que dejan claro el oficio del protagonista. Este cuadro, así como el resto de la obra de Arcimboldo, me gusta por su derroche de imaginación y por estar fuera de lo común: en una época donde las pinturas estaban protagonizadas por santos, vírgenes o dioses, Arcimboldo decidió retratar ingeniosas alegorías que han sobrevivido a lo largo de los siglos como símbolo de lo excepcional.

Pues nada más, amig@s, ¡esto es todo! Abril se plantea algo perezoso por culpa de todo el trabajo off- line, pero se hará lo que se pueda para seguir al pie del cañón. ¿Te gustó alguna de mis reseñas? ¿Conocías alguno de los pocos libros que leí el mes pasado?¿Qué te sugiere este cuadro de Arcimboldo?Abrazos! ;)

Un perro.

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Mi primera mascota fue un pollito rosado, lo recuerdo con claridad: tendría yo unos 3 o 4 años y mis padres me regalaron una cosita emplumada y pequeñita teñida de rosa a la que puse por nombre Arcoíris. Al poco tiempo, Arcoíris se fue a la granja de un amigo donde me prometieron que crecería feliz junto a otros pollitos y gallinas... ¿Realidad o cuento chino? No me atrevo a preguntarlo. A los pocos años tuve a Linda, mi primera perrita, aunque no le hice mucho caso entonces; me arrepiento muchísimo de haber sido tan pasota, de no haberla cuidado mejor. Cuando murió, mi padre no quiso más mascotas en casa, aunque esa regla tuvo sus excepciones: algunos animales abandonados encontraron refugio en mi terraza, en la que se les alimentaba y se les permitía estar, aunque con la expresa prohibición de que entraran en el hogar. No fue hasta que me fui mayor cuando mis padres admitieron a otra mascota: entonces llegó Niebla y se convirtió en la reina de mi casa, trayéndonos una alegría que no experimentábamos desde hacía mucho. Y después de ella entraron en mi vida Niña, Fanta, Chiqui, y ahora Fiona, que no es un perro, pero que casi se comporta como tal: como ven, en mi foto de familia hay casi más mascotas que seres humanos. La importancia que le doy a los animales de compañía y la buena experiencia que tuve leyendo Una madre me llevaron a elegir Un perro, de Alejandro Palomas como lectura: me apetecía descubrir sin demora si el autor le daría el protagonismo que merecían a los canes que salían en la anterior novela y cuya presencia silenciosa me había conquistado. 


Nos encontramos en el interior de una cafetería donde Fer espera impaciente una llamada que no llega. Se encuentra solo, ensimismado en sus pensamientos hasta que aparece  Amalia, que casualmente pasaba por ahí y ha decidido quedarse a merendar con su hijo, a pesar de la visible incomodidad de éste. A lo largo de la tarde, madre e hijo conversan sobre varios asuntos que nos permiten saber qué ha sucedido desde aquella cena de Nochevieja en la que los vimos por última vez y, paralelamente, las reflexiones de Fer nos mostrarán los vacíos y las desolaciones que han ocurrido desde entonces y que prefiere no expresar en voz alta delante de su madre, tan torpe a primera vista pero tan lúcida en lo que la conocemos mejor. Un perro vuelve a acercarnos a la intrahistoria de una familia normal que intenta seguir a flote a pesar de que muchas veces las cartas juegan en su contra: alegrías, penas y sentimiento de pertenencia a una tribu muy particular marcarán esta bonita historia delicadamente escrita. 


Repetimos personajes y personalidades: Amalia, la matriarca, sigue siendo una ancianita frágil y despistada que es capaz de leer como nadie el corazón de sus hijos, a los que no deja de sorprender. Emma se lame sus heridas antiguas y nuevas acurrucada en sí misma, escuchando sin hacerse oír. Silvia, encumbrada en su nueva faceta como youtuber de éxito, nos mostrará qué hay detrás de su ansia por supervisarlo todo, de dónde viene una angustia que  expresa por medio de la limpieza maniática. Fer, nuestro narrador, desnudará progresivamente su alma en forma de flashbacks y conversaciones materno - filiales que destaparán su pena, su vacío, su absoluta soledad: las circunstancias obligan a Fer a radiografiar su interior sin matices y nos invita a hacer lo propio a su lado.  Por último, el perro, que no es uno sino varios:Shirley, la juguetona Yorkshire de Amalia, Max, el sólido Gran Danés y sobre todo R., el último miembro de la familia, que ha sabido entender sin fisuras el alma de su humano, ayudándolo como pocos lo han sabido hacer: las mascotas en esta novela, como en la vida misma, serán fundamentales para entender los entresijos de quienes cuidan de ellas,  almas extraviadas que sólo buscan ser queridas.


Palomas  sigue demostrando su talento como escritor en una novela que rebosa delicadeza y buen tino en la narración: combina con pulso firme la trama presente con los numerosos flashbacks y pensamientos que tiene Fer, lo que agiliza el relato y nos permite conocer a fondo qué ha pasado desde la última vez que supimos de esta familia y qué es lo que se puede ver entre los resquicios del retrato de grupo. A medida que nos adentramos en la historia, nos vemos empujados hacia un torbellino de reflexiones bellamente expuestas por su autor en las que es un gustazo perderse; también hallaremos muestras de un gran sentido del humor que rebaja el drama que sobrevuela la historia y que alivian con su comicidad al lector, permitiéndole sentirse más a gusto con el relato, ya que nos lo acerca, lo hace más humano.


Un perro es un libro para leer, pensar, reír y deleitarse; 300 páginas de emociones que se viven intensamente. A pesar de que puede ser disfrutado independientemente de Una madre,creo conveniente leer aquel primero para conocer  de qué pata cojean los protagonistas, qué fue de sus vidas antes, cómo llegaron hasta aquí; en Un perro hay muchas referencias y podemos hacernos una idea general, pero pienso que conocer aquella obra primero hará de esta lectura una experiencia más completa y enriquecedora. Como amante de los perros y firme defensora de la importancia que tienen las mascotas en nuestras vidas, creo que este es un libro notable que derrocha mucho amor, no sólo hacia la familia humana, sino también a la perruna, y eso me ha encantado: he sentido a los perros de la historia como parte de mi manada, he asentido ante su sabiduría silenciosa y he pensado en cuán importantes son en nuestras vidas esos pequeños seres peludos tan llenos de cariño y admiración incondicional hacia nosotros a pesar de nuestras múltiples imperfecciones. En definitiva, Un perro es un libro altamente recomendable para todos aquellos que busquen una historia emotiva y bien tramada en la que sumergirse y también para los que consideren a sus animales de compañía como piezas fundamentales de la familia; sin duda, encontrarán en esta historia argumentos de sobra para seguir abanderando esa bonita idea con la que no puedo sentirme más identificada.

Entendí que, aunque cuando el perro es tuyo deja de ser un perro para convertirse en un nombre, en unos ojos, respuestas, presente continuo y biografía en común, para los demás no llega nunca a ser alguien, por mucho que para quien lo vive sea más alguien que muchos que debieron serlo en su momento, y que esa dificultad para definir, ese agujero negro de emociones, convierte su muerte en un limbo extraño cuya intensidad cuesta compartir, porque llorar a un perro es llorar lo que le damos de nosotros, con ellos se va la vida que no dimos a nadie, los momentos que nadie vio. Se va el guardián de los secretos,  y con él se van también los secretos, el cofre, el rompecabezas que guardamos dentro y también la llave, recordándonos la vida. 

Reflexiones entre líneas.

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Pertenecer a la blogosfera literaria me ha permitido observar el panorama editorial desde un punto de vista distinto al que lo hacía cuando era una lectora casual: antes, elegía mis lecturas al azar, disfrutaba del libro y la novela volvía a la estantería sin mayor ceremonia, pero ahora que me intereso más por el trabajo de edición, publicación y promoción de un libro, entiendo mejor la complejidad de un sector al que se le lleva condenando a muerte desde hace ya varios años. Es por eso que observo los fenómenos editoriales con una mezcla de interés y escepticismo: me gusta analizar las tendencias literarias y el enfoque publicitario que hacen las editoriales de ciertos libros pero, al final, pocas veces me dejo arrastrar por las nuevas modas y me mantengo fiel a mi instinto lector. 


Una de las corrientes más potentes que ha surgido en los últimos tiempos en este campo es la del "escritor - celebrity", es decir, aquel autor medio famosete que se lanza al ruedo de las letras aupado normalmente por una gran editorial. A ver, tampoco es algo que sea totalmente novedoso, ya que siempre han existido periodistas, actores, etc., que se han animado a sacar sus memorias o algún libro de ficción, pero últimamente es casi el pan nuestro de cada día: cualquier visita a la librería deviene en paseo por la alfombra roja dada la cantidad equivalente de famosos que podemos encontrar por metro cuadrado.¿Tienen estos personajes méritos suficientes para estar allí? Pues según los ranking de ventas y las etiquetas de best sellers que pueblan las portadas, les sobran los motivos. 


Si seguimos abriendo la matrioska editorial que vengo comentando, encontramos que la última muñequita rusa que viene surgiendo con fuerza es la del mundo youtuber: desde hace unos meses lleva siendo tendencia que aquellos creadores de contenidos con más éxito de nuestro país, lancen al mercado sus obras, amparados bajo el paraguas de grandes editoriales que apuestan por sus escritos. Así, no es nada extraño ver en la mesa de novedades cantidades ingentes de libros de todas las temáticas bajo el signo de un nickname, que está claro que vienen a ocupar un nicho hasta ahora vacío y muy demandado, si nos fijamos en las cifras de ventas: independientemente de la calidad del libro, está claro que muchos de estos autores tienen miles (cuando no millones) de compradores potenciales, lo que viene siendo un pastel muy goloso que nadie quiere dejar escapar. 


¿Cuál es el problema de todo esto? A priori, ninguno: está claro que cualquier persona, sea famoso de medio pelo, youtuber o escritor de profesión, tiene derecho a expresarse por medio de las letras: estoy convencida de que cada uno tiene su público y éste disfrutará (o no) de las creaciones del autor de su elección. Además, estoy convencida de que toda persona, independientemente de su formación, puede escribir una novela digna: considero que el hecho de dedicarte al mundo de la farándula o a otros oficios alejados de lo que se relaciona con "lo intelectual" no es impedimento para crear una obra de calidad que merezca todas las alabanzas. En cualquier caso, el público soberano puede decidir no acercarse a un libro siguiendo sus prejuicios personales, sin que ello sea obstáculo para que dicha obra tenga un éxito más o menos merecido entre los admiradores del autor en cuestión o entre aquellos que se lleven una sorpresa al descubrir el talento de alguien que no se hubieran imaginado.


Todo este rollo patatero viene porque en los últimos días he visto con asombro un fenómeno relacionado con una reciente publicación que, en sí mismo, da para una novela: amores y odios enfrentados, conspiraciones informáticas, reseñas apasionadas y morbo a raudales han sido algunos de los elementos definitorios del que, atendiendo a lo que se cuece en las redes, se puede considerar como el lanzamiento editorial más polémico de lo que llevamos de año. Yo, que me he enterado de todo esto por casualidad y he estado viendo hasta ahora los toros desde la barrera, quiero compartir con ustedes mis reflexiones al respecto que, más allá de este caso concreto, pueden ser aplicables a muchas de las publicaciones que nos encontramos hoy en día y a nuestra experiencia lectora en general.


Editoriales: 

A pesar de vivir en pleno siglo XXI, mucha gente relaciona la escritura y la publicación de un libro con un ideal romántico claramente desfasado: la concepción del escritor sacrificado que vive por y para las letras y se muere de hambre y frío mientras escribe la gran novela que cambiará al mundo y con ello, su vida, está muerta y enterrada. Hay contados escritores profesionales que se dedican en exclusiva a sus obras, pues es una profesión muy sacrificada en la que no se gana demasiado dinero si no tienes una obra consolidada y querida por el público y una gran editorial detrás. Las editoriales son, ante todo, empresas que necesitan tener beneficios, ya sea para pagar a su plantilla como para satisfacer a sus accionistas, si hablamos de las más poderosas. Por ello, recurrirán al éxito asegurado, a la ganancia fácil, al producto que no dé pérdidas aunque a los lectores más "románticos" eso pueda escandalizar: si vender el libro de Belén Esteban  va a dar más rédito comercial que la última novela de ese escritor desconocido pero tan prometedor, pueden tener por seguro que todos los esfuerzos estarán centrados en promocionar a la princesa del pueblo, mientras que, en el mejor de los casos, al joven autor le enviarán un email con una negativa cortés pero definitiva. No hay más que ver la anécdota que contó recientemente J.K. Rowling, autora superventas donde las haya: en su lucha por dejar ser reconocida sólo como la madre de Harry Potter, Rowling envió su nueva novela a varias editoriales bajo pseudónimo: todas ellas la rechazaron sin contemplaciones porque no podían garantizar su éxito comercial... No quiero imaginar la cara de esas mentes preclaras cuando descubrieron que habían tenido el Gordo entre sus manos y lo habían dejado escapar. 


La economía de mercado es la que rige al mundo editorial actual, cosa totalmente comprensible, aunque ello no impida que el lector solicite cierta exigencia a este tipo de empresas: una cosa es querer ganar dinero a toda costa, otra muy distinta vender un producto que no ha pasado por los mínimos estándares de calidad. Aunque un libro no es un electrodoméstico, que tiene una garantía de dos años si viene con fallos de fábrica, no es de recibo que el cliente - lector tenga que lidiar con una obra en la que el trabajo se ha hecho a medias: editar no es imprimir un texto y ponerle tapas duras, requiere cierta atención y mimo hacia las letras. Siempre me ha parecido muy interesante la labor del editor como encargado de pulir las asperezas físicas y formales que puede tener un texto: revisar los errores, aportar coherencia, impulsar a que el escritor saque lo mejor de sí. No me parece bien que una gran editorial se limite a manufacturar el texto sin revisarlo primero, cobrando por dicho producto un precio que no se corresponde con todo el trabajo que un lector exige que el libro tenga detrás: lo mínimo que uno espera después de haber invertido en la compra de una novela es que esa obra esté en las mejores condiciones que un libro puede estar, y no me refiero a ponerle una portada bonita, sino a que sea un libro en el que se note que hay un trabajo y dedicación previos, no sólo por parte de los autores (que imagino siempre ponen lo mejor de sí mismos), sino también de aquellos encargados de dar forma final a un libro.

Autores: 

Yo diría que escribir es uno de los sueños fundacionales del alma humana. Conozco a muy pocas personas que no hayan fantaseado alguna vez en su vida con pasar a la posteridad a través de una obra escrita de su puño y letra y que, además, se gane el cariño del público y el reconocimiento de la crítica. Pero escribir no es fácil, amigos: no se trata de poner una palabra detrás de otra y formar frases con más o menos acierto, sino de crear universos verosímiles en los que el lector se pueda reconocer, empatizar o que remuevan algo en su interior. Todo el mundo puede juntar letras, pero pocos tienen el talento que los hará no ya inmortales, sino medianamente reconocidos. Y me temo que en este campo da igual la ilusión que uno le ponga a su proyecto: puedes ser la mejor persona del mundo y la más entusiasta pero, si no consigues crear esa alquimia que haga que tu obra conecte con el lector, da igual qué tan majo seas en la vida real y cuánto de tu parte hayas puesto en la creación de esta historia: no has venido, visto y vencido, te toca aprender, practicar y mejorar. 


Es normal que un autor se sienta decepcionado al no conquistar a sus lectores potenciales, más cuando  resulta que tu público objetivo  sólo tiene malas palabras  para tu obra: no es plato de buen gusto ver que una historia en la que uno ha puesto tanto cariño e ilusión es arrastrada por el barro, y menos cuando eres un personaje con cierta fama entre una comunidad concreta y se supone que tienes una base de admiradores que son legión y que teóricamente te apoyarán contra viento y marea. Creo que la palabra clave para explicar esto es decepción, tanto para el autor, por no obtener el reconocimiento que esperaba, como para los admiradores, que se han sentido desilusionados con lo que se han encontrado entre páginas. En el polémico caso que nos ocupa, referido a una novela juvenil, muchos chicos y chicas se han sentido defraudados al encontrarse con un libro escrito por dos reconocidas booktubers que cae en todos los clichés que las mismas autoras han defenestrado públicamente en numerosas ocasiones, lo que ha generado una oleada de resentimiento en contra del libro que quizás se haya salido de madre. Aquí, además, entra en juego otro debate interesante respecto al autor y su obra que siempre me ha planteado dudas: ¿han de verse reflejados los principios personales del escritor en su obra? Parte de la indignación de la gente en este caso viene porque, al parecer, una de las autoras de este libro (se trata de una novela escrita a cuatro manos), se declara abiertamente feminista y critica sin tapujos todas aquellas obras que se insertan bajo el paraguas del heteropatriarcado. El problema está en que la obra de marras peca de caer en todo lo contrario a lo que la lucha feminista defiende y normaliza una serie de actitudes tóxicas en una historia dirigida a un público eminentemente adolescente, lo cual ha enfadado muchísimo a los lectores... ¿Separamos al autor y su obra en este caso?

Lectores:

Todos los lectores tenemos una serie de expectativas cuando vamos a empezar un libro, más cuando es una obra de alguien a quien seguimos y/o admiramos y en la que se han invertido numerosos recursos para su promoción y difusión desde mucho antes de su publicación. Es normal que mucha gente se haya sentido desilusionada al comprobar empíricamente que aquella obra de la que tanto esperaban ha resultado un libro fallido y que, en cierto modo, se pone en contradicción con los valores que sus autoras siempre han defendido a capa y espada... Pero hay que reconocer que en un caso como el que hoy me ocupa, quizás se ha juzgado más duramente que en otro similar por ser autoras conocidas quienes están detrás. He leído innumerables comentarios negativos sobre el libro, muchos de ellos bien argumentados y detallados, pero también algunos malintencionados o que exageran ciertas partes del texto. Y hablo con conocimiento de causa: yo misma he leído esta obra. Y sí, me parece bastante mala, pero tanto como muchas otras que han pasado por los blogs, Youtube y Goodreads sin pena ni gloria y a las que no se le ha dedicado ni la mitad de atención... Hay que reconocer que ha habido un poco de hate - reading en este caso y, de hecho, se pueden encontrar fácilmente varios testimonios que dicen que se han leído este libro sólo por el morbo generado tras las críticas negativas. 


Dicho esto, me parecen inadmisibles las estrategias de desprestigio que algunos fans acérrimos han ejecutado en contra de varios lectores críticos con la novela: cuando uno expone su obra, debe saber asumir las opiniones negativas y digerirlas, por muy duras que estas puedan ser. Afortunadamente, considero que siendo las autoras blogueras y booktubers de éxito, acostumbradas a emitir opiniones  desfavorables contra los libros que no les gustan, sabrán lidiar con el descontento generado por su  libro y que en cierto modo era de prever, al caer este texto en varios de los tópicos más rechazados por los lectores del género juvenil, muchos de los cuales ellas mismas han rechazado públicamente

La obra:

Y todo este drama por un pequeño libro de poco más de 300 páginas que, desde su publicación hace un par de días, ha dado mucho que hablar. Lo he leído y, como he dicho antes, me ha parecido una obra bastante prescindible, pero estoy dudando sobre si hacer reseña del mismo, más que nada porque no sé si mi opinión puede aportar algo nuevo a lo muchísimo que ya se ha dicho de él. Pero me ha parecido una buena excusa para sacar estas reflexiones a colación, que pueden ser aplicadas a muchos libros de la actualidad, publicados bajo la tríada  cara conocida - dinero rápido - contenido cuestionable que, reitero por si no ha quedado lo suficientemente claro, no tiene que ser algo malo per se, siempre que existan unos mínimos estándares de calidad, que empiezan por una correcta edición. De todas formas, al final es el público el que decide lo que quiere leer y si este tipo de obras siguen siendo publicadas masivamente y encumbradas a las listas de lo más vendido será porque hay una masa importante de consumidores que requieren este tipo de productos y que tienen muchos menos escrúpulos que los que los lectores y críticos de esta obra han mostrado en las redes sociales. 


Uff... ¡Creo que esta ha sido la entrada más larga del blog en toda su historia! Siento el rollazo, de verdad, pero me ha parecido un caso de estudio muy interesante el del libro que comento (y cuyo nombre no he dicho claramente a propósito). ¿Conocías la polémica que he mencionado? ¿Qué opinas de las editoriales que publican este tipo de obras basándose sólo en números? ¿Te apetece que haga una reseña de la novela en cuestión?¡Espero tus comentarios!


Vinieron para quedarse... (XX).

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Hola a tod@s!

Ya estamos en mayo, uno de mis meses favoritos del año: será por la primavera, por el solecito o por las festividades varias regadas a lo largo de los próximos 31 días pero me gusta mucho este quinto mes, a pesar de que en 2016 me va a traer de cabeza... Porque me esperan un par de exámenes en el camino en los que no tengo muchas esperanzas puestas, pero en los que me tengo que esforzar. Y es por eso que abril me ha pillado un poco desaparecida y en mayo pasará lo mismo, así que aprovecho esta entrada para anunciar que no estaré activa en la blogosfera en las próximas semanas por causas de fuerza mayor: no podré publicar nuevo contenido y, lamentablemente, no podré pasarme por sus casitas a comentar... Espero que este kitkat sirva no sólo para centrarme en lo que debería, sino para oxigenar neuronas y superar el pequeño bache lector en el que estoy inmersa y del que estoy intentando salir desesperadamente...

Y, ¿qué mejor para superar una crisis lectora que un montón de libros nuevos? Como últimamente me he comedido bastante con las compras literarias, les enseño la recopilación de ejemplares adquiridos en febrero, marzo y abril; ¡todo un ejercicio de mesura! ¿Te apetece echar un vistazo a mi estantería?


Estos dos libros suponen el ying y el yang de mi compulsión consumista: por un lado tenemos la novela gráfica Una colmena en construcción, que llevaba esperando pacientemente en mi lista de deseos desde hacía más de un año, cuando leí la estupenda reseña de Caminante que me hizo desear leerlo sin demora... Pero se demoró muchísimo, como pueden ver,¡menos mal que Amazon me lo recordó insistentemente hasta que caí!. Aún no lo he leído, pero sí que he disfrutado por encima de la parte artística, que me parece una preciosidad: sólo por los dibujos merece mucho la pena acercarse a este cómic. 

 De otro lado tenemos After you, que podría considerarse una especie de segunda parte de Yo antes de ti, un libro que me conquistó absolutamente y que se convirtió en uno de mis favoritos. Tan maravillada me dejó aquella novela que tuve que investigar el resto de obras de Jojo Moyes por si había escrito alguna otra que se le pareciera, y fue entonces cuando supe de este libro y me apeteció hacerlo mío. Pregunté por Twitter a la editorial española que me dijo que no tenía previsto publicarlo en breve así que nada, de perdidos al río: a leerlo en inglés. He de decir que estoy encantada con esta compra porque, conseguí una edición estupenda y en tapa dura de un libro que es novedad por poco más de 10 euros (¡gracias, Bookdepository!).


En esta foto están mis adquisiciones por el Día del Libro. Es curioso, pero siempre me pasa lo mismo ese día; cuando llega esa fecha y me encuentro en la librería, sufro una suerte de amnesia que hace que se me olviden todos los libros de mi lista de deseos... O eso o tengo la mala suerte que, de los que me acuerdo, no hay ni rastro allí donde voy a comprar. En esta ocasión me decidí a terminar la trilogía de Victoria Álvarez,  en la que tengo mucha confianza a pesar de que aún no he comenzado a leerla: me hice con El sabor de tus heridas, novela que, igual que las anteriores, me llama muchísimo la atención; ¡ahora que las tengo todas en mi poder, no hay excusa para postergar el momento! 

También conseguí un clásico no muy popular pero que me han recomendado bastante y que tuve la suerte de encontrar en una librería que no frecuento demasiado: se trata de El despertar, de Kate Chopin, una novela bastante rompedora en la época en la que apareció, ¡ya les contaré qué me parece! El último libro que compré ese día fue Instant karma, de Wendy Davies: cuando salió me apeteció leerlo, sobre todo porque el ericito de la portada era un señuelo irresistible para mí... Pero en mi biblioteca de cabecera ni estaba ni se le esperaba y me resigné a dejarlo en el baúl de los recuerdos. Sin embargo, ante la falta de ideas sobre qué novela comprarme el Día del Libro y su casual aparición en mi campo de visión, se vino conmigo a casa: sinceramente no sé demasiado de su argumento, pero me he tropezado con valoraciones generales de personas de las que me fío bastante que lo señalan como un libro entretenido y sorprendente y como tal  espero disfrutarlo. 


La Editorial Malpaso tuvo a bien enviarme una de sus últimas novedades: Euforia, de Lily King, una novela con muy buenas críticas cuya sinopsis y edición me conquistó desde un primer momento. Y me hice por fin con un libro cuyo título me parece precioso; se trata de El temor de un hombre sabio, de Patrick Rothfuss: este año quiero iniciarme con la Crónica del Asesino de Reyes y ya tengo los dos publicados hasta el momento en esta edición tan cucusera que he de decir que, aunque de bolsillo, es lo suficientemente decente como para disfrutar sin molestias del tocho ante el que nos encontramos.


Un par de clásicos más para el bolsillo: Una habitación propia y La letra escarlata. Al primero no pude resistirme de ninguna de las maneras por culpa de esta preciosa edición de Austral Singular: ¿las habían visto antes? ¡Yo la conocí gracias a este libro y ahora me gustaría tener todos los  de la colección! De Virginia Woolf sólo he leído Orlando, que me gustó bastante y éste creo que también me va a agradar, así que no puedo estar más contenta. Del libro de Nathaniel Hawthorne sólo puedo decir que hace años que quiero leerlo pero nunca había encontrado una edición que me convenciera: o tenía una portada horrenda o había que leerlo con lupa... Pero Penguin ha editado unos clásicos muy bonitos que se pueden leer con comodidad y gracias a eso por fin he podido añadir esta novela a mi biblioteca, así que estoy contentísima;¡sólo falta que me guste tanto como espero!

Pues nada más, amig@s, ¡esto es todo! Como les comenté al principio, estaré desaparecida en mayo por causas mayores, pero intentaré dejar muestra de mis constantes vitales a través de mis redes sociales. Mientras regreso pueden comentarme si les gustan alguno de mis libros, por cuál me recomiendan que empiece o si alguno de estos acampa ya en su estantería... ¡Me encantará leer cualquier cosa que me quieran decir! Abrazos! ;)

He vuelto... ¡Y con sorpresa!

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Hola a tod@s!

Después de un tiempo alejada de estos mundos de Dios, vuelvo a la blogosfera con ánimos renovados... Y la culpa de ello la tiene una idea loca que no sé si cuajará, pero que me hace muchísima ilusión compartir: ¡me estreno en el mundo podcast! Supongo que sabrán que los podcast son una especie de "programas de radio amateur" en los que cualquiera puede subir lo que le apetezca... Y como yo soy uno de esos "cualquiera" por fin me he animado a llevar a cabo una idea que me rondaba por la cabeza desde hace meses.

Ante todo decir que no soy para nada experta, que tengo mil fallos y que he de que aprender millones de cosas... Pero, de perdidos al río: he decidido empezar hoy y, ¿qué mejor que hacer público mi primer podcast para que ustedes que me siguen por aquí juzguen por sí mismos?

Como es mi primera incursión en este terreno, he decidido hacer el 20 Series Tag, que seguro que han visto en muchos otros sitios; ya sé que no es original pero por algo había que empezar y, como serieadicta, me pareció buen tema. Si la cosa va bien, veo que les gusta y les interesa, por supuesto que hablaré de libros, literatura, personajes, películas y todas aquellos temas que les han hecho visitar alguna vez El lado frío de mi almohada.

Así que, nada más, descárguense el podcast o escúchenlo online (desde Ivoox o este mismo enlace que les dejo aquí debajo), suscríbanse si les interesa y déjenme que les acompañe en sus compras, paseos o actividades diarias:¡espero que les guste mi contenido y no se olviden de comentar qué les parece este nuevo proyecto loco! :)

Biografía del hambre.

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Se nota que estamos en plena "operación bikini" porque no paro de oír hablar de dietas por todas partes: en la tele, en las revistas, en la radio y en internet el mensaje es claro: "prepara tu cuerpo para el verano". Me hace gracia la bipolaridad que últimamente se ve en los medios al respecto: por una parte, cada vez están tomando más fuerza los mensajes en pro de la autoestima y de lo saludable como una forma de vida y no como un vehículo para llegar al estándar de belleza que la sociedad exige... Y por otra, gran parte de los medios que hablan del "quiérete a ti mismo" patrocinan dietas agresivas que consisten en "depuraciones", "ayunos" o "alimentos milagrosos" que permitirán bajar rápidamente de peso para poder lucir tipazo en la playa, aunque ello signifique que poco después del sacrificio el efecto rebote devuelva con propina todos los kilos perdidos. Reflexionando sobre estos temas me tropecé casualmente con una entrevista hecha a Amélie Nothomb en la que se hablaba de su trayectoria y en la que se hacía referencia a su batalla contra la anorexia, enfermedad reflejada en la novela autobiográfica Biografía del hambre. Desconocía totalmente este dato y quise acercarme a su perspectiva sobre el tema, por si me encontraba en ella alguna explicación a una enfermedad tan dura y estigmatizada socialmente.

En su Biografía del hambre,Amélie Nothomb nos habla de su infancia y adolescencia desde el punto de vista del hambre infinita que la acompaña, un hambre que no es sólo necesidad de agua o alimentos, sino de "algo más" indefinido y obstinado, que la persigue sin tregua: hambre de conocimiento, de belleza, de cariño, de sensaciones varias. Con una prosa muy elaborada, cargada de reflexiones y metáforas interesantísimas e impregnada de un humor muy particular, Nothomb nos habla de su crecimiento personal mostrándonos sus vulnerabilidades de forma única, haciendo que nunca estemos seguros de dónde se encuentra la línea que separa realidad y la ficción, elementos que parecen solaparse en la biografía de la autora.


Amélie nos cuenta la historia de sus adicciones desde casi que tiene uso de memoria. Su infancia japonesa queda marcada por el hambre de cariño hacia su niñera y la potomía que la consume: la niña bebe y bebe agua sin parar, con un ansia enfermiza. Llegan luego las adicciones a los dulces, al conocimiento, al arte, al alcohol: la pequeña Amélie y su hermana, criadas en una ambiente liberal, rodeadas de lujos, caprichos y viajes, se dan a la decadencia desde  una edad muy temprana.  A través de sus ojos asistimos al curioso relato biográfico de una infancia fuera de lo común, marcada por innumerables cambios de hogar que conllevan un desarraigo profundo, reflejado en la personalidad de la autora y en sus múltiples obsesiones. Pasearemos junto a la escritora - protagonista, por los vericuetos de una vida muy intensa a temprana edad, siendo testigo de importantes cambios políticos y sociales (el padre de la autora era embajador de Bélgica, de ahí sus contínuas mudanzas), a la vez que crecemos con ella y tomamos consciencia de que, a pesar de los privilegios que la rodean, la pequeña Amélie está perdida en un mundo demasiado confuso y que el ancla que necesita para llenar ese vacío interior que la asola está muy lejos de aparecer en su vida.



La novela arranca con una fuerza espectacular: me quedé literalmente prendada de sus primeros párrafos, en los que cuenta una anécdota aparentemente banal sobre los habitantes de Vanuatu que explica perfectamente la esencia del libro. A partir de entonces, Nothomb nos va explicando cómo transcurre su infancia en Japón, que es lo que supone su primera mudanza a China y de ahí a otros países, más ricos y más pobres, cuyas realidades siempre la acaban trastocando. Me gustó mucho conocer de qué manera afrontó ella dichos cambios, terribles para un niña tan pequeña, y cómo nos va contando la aparición de esas primeras adicciones, ese hambre que menciona en el título, que al principio es glotonería de cualquier cosa y al final desemboca en la anorexia que la acompañó en gran parte de su juventud. Sin embargo, a pesar de que el libro se caracteriza por una prosa rica y que saca provecho de situaciones límite sin caer en el drama fácil, me ha parecido que, a medida que avanzaba en su historia el texto va  perdiendo fuerza, hasta un cierre un tanto precipitado en el que me hubiera gustado más detenimiento: casi parece que la escritora tenía prisa por poner el punto final  y eso se nota en una última parte algo atropellada, que deja al lector a medio gas. 



Biografía del hambre no es el libro que yo esperaba:  no resultó ser un relato en primera persona de la anorexia desde las entrañas de la enfermedad, sino más bien una explicación de cómo llegó la autora a  ese estado, pasando de puntillas sobre los detalles más delicados. Y, a pesar de no hablar tanto del tema como yo creía, me ha gustado bastante, tanto por el original tono que da la autora a su escrito, entre sarcástico y melancólico, como por la audacia de contar una historia tan políticamente incorrecta como la suya en primera persona, sin esconderse ni disculparse. A pesar de mi pequeña decepción por una segunda mitad de la obra algo descafeinada, recomiendo la lectura de este libro por su personalidad desbordante, lo que al parecer es un sello de la casa. Yo seguiré acercándome a la obra de Nothomb, pues en los pocos libros suyos que he leído me ha demostrado tener un estilo inconfundible y un gran talento para contar historias de esas que dan mucho que pensar. 


¿Pero existe realmente eso de tener sólo hambre de alimentos? ¿Existe un hambre de estómago que no sea el indicio de un hambre generalizada? Por hambre yo entiendo esa falta espantosa de todo el ser, ese vacío atenazador, esa aspiración no tanto a la utópica plenitud como a la simple realidad: allí donde no hay nada, imploro que exista algo.

Previously: Repasando lo que va de 2016.

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Hola a tod@s!

Antes que nada, quiero disculparme por tener el blog un tanto abandonado, pero es que tengo las energías por los suelos:¡necesito vacaciones urgentes! El cansancio se me acumula y la tentación procrastinadora siempre está por ahí, haciendo la puñeta. Pero tengo intención de seguir publicando entradas antes de tomarme un merecido kit - kat en agosto, así que me dejo de excusas y voy al lío. 

Como estamos a mitad de año, me he dicho a mí misma: "¿por qué no hacer un repaso de cómo han ido estos seis meses en términos lectores? Quizás viendo todo en perspectiva me anime para los meses que están por llegar...". Dicho y hecho: me he ido a san Goodreads que todo lo sabe y he visto qué ha sido de mi vida lectora en este principio de 2016... Y me he desmoralizado: ¡he leído poquísimo! Afortunadamente la mayoría de lecturas han sido buenas, así que no me puedo quejar demasiado.


Sin más dilación, aquí van algunos datos generales que resumen mi primera mitad lectora de este 2016 tan loco que estoy llevando:

  • 23 libros leídos en total.
  • Libros abandonados: bufff... No llevo la cuenta, pero varios: no sé qué me está pasando este año pero muy pocos libros han conseguido atraparme hasta el final.
  • Géneros principales: Contemporánea y Novela Gráfica, básicamente: las historias actuales y los libros ilustrados ganan por inmensa mayoría a cualquier otra temática, aunque ha habido alguna incursión en histórica, microrrelatos, ciencia - ficción... ¡hasta en economía doméstica!
  • He leído 17 libros escritos por mujeres y 6 escritos por hombres, ¡y no me había dado cuenta hasta ahora de dicho desequilibrio!
  • Mi lectura favorita de lo que va de año ha sido, indiscutiblemente, Yo antes de ti, de Jojo Moyes.
  • El libro que menos me ha gustado, hasta el punto de ni querer hablar de él, se llama El tren de los sueños rotos, escrito por José Antonio Quesada Coves.
  • Tres libros que recuerdo con mucho cariño son Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York, Retratos Gatunos y El dragón de hielo; ¡espero hablar de ellos en breve!
  • Entre manos tengo una novela histórica que me está gustando mucho, una novela negra que he empezado con temor pero que espero que me sorprenda para bien y una fantasía épica de la que estoy siendo lectora cero y me está encantando,¡ojalá los termine antes de que acabe el verano!
  • He publicado un total de 11 reseñas, 5 entradas literato - festivas - 1 anuncio especial,3 book - hauls, 3 repasos mensuales ¡y 2 buenas raciones de cotufas para acompañar a los Oscars!
  • De todo lo anterior,sólo 3 reseñas han hablado de mis lecturas de este año, lo que dice bastante del atraso de publicaciones que tenía y lo perezosa que ando para sentarme a escribir...
  • ... aunque eso no me ha impedido poner en marcha un podcast en el que pretendo hablar de muchos libros y muy variados (a pesar de que el primer y único programa hasta el momento sea de series, ejem...). De hecho, si les apetece, puedo hacer un podcast antes de irme de vacaciones hablándoles de algunos libritos que no dan para reseña pero que no quiero dejar de mencionar, ¿les gustaría?
  • ¿Y los retos? ¿Es que nadie piensa en los retos? Afortunadamente ya me olía yo que 2016 no iba a estar para muchas jaranas y sólo me apunté al de Serendipia recomienda: a pesar de que tengo varias de las sugerencias en el punto de mira, sólo he leído el susodicho libro que tan poco me gustó y del que no creo que haga reseña, así que tendré que dejar la tarea para el último momento, como siempre.
  • Expectativas para la segunda mitad del año: pocas; me conformo con ir dándole salida a los muchos libros que pueblan mis estantes y a encontrar tiempo suficiente para sentarme y leer sin distracciones...
Y a ustedes, ¿qué tal les ha ido la primera mitad del año?¿Han leído mucho o poco?¿Cuál ha sido su mejor lectura de lo que llevan de 2016?¡Todos los comentarios y consejos para concentrarse leyendo serán bienvenidos! :)

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