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Channel: El Lado Frío De Mi Almohada | Lectura Inquieta
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Vinieron para quedarse... (XXIII).

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Hola a tod@s!

Aunque ya estamos casi a mitad de mayo, todavía me queda una cuenta pendiente con el mes de abril, que no es otra que... ¡presumir de libros nuevos! Ni en broma me hubiera imaginado contar con tantas y tan buenas adquisiciones, pero se ve que que en el mes de los libros por antonomasia me relajé un poquito y se me fue la mano... Sin más dilación paso rápidamente a contarles cuales fueron esos libros que vinieron para quedarse...


Después de muuuuucho tiempo la suerte me volvió a sonreír: hacía bastante que no ganaba un sorteo en la blogosfera pero por fin el mes pasado ¡se acabó la mala racha! Gracias al blog La página 17, conseguí dos libros que tengo un montón de ganas de leer: se trata de La lista de los nombres olvidados y Sal en la piel, dos novelas históricas con unos ingredientes la mar de apetecibles que hacen que mi firme propósito de mantener un orden en mis lecturas flaquee por momentos...


Las alegrías no vienen solas: a los pocos días de ganar el sorteo anterior me enteré de que también había tenido la suerte de conseguir Un secreto inconfesable gracias al blog Momentos de silencio compartido: creo que nunca antes he leído un libro de Maeva y ya estoy deseando hacerle hueco. Por otra parte y gracias a la editorial Alpha Decay pude leer una obra a la que le tenía muchas ganas desde que conocí su existencia; Lo contrario de la soledad, una muy buena antología de relatos que ya disfruté y compartí con todos ustedes y que espero que reivindique la figura de la autora como lo que fue, una joven de excepcional talento.


Ahora le toca el turno a las compras: me había propuesto no gastar demasiado dinero en nuevas adquisiciones y reservarme para el Día del Libro, pero abril se me hizo inusualmente largo y me surgieron tantas tentaciones que lo raro es que no acabara comprando más. No me pude resistir a Mug Cakes, un libro de recetas de bizcochos al microondas que tenía en mi lista de deseos desde que me enteré que lo iban a editar; de momento sólo he hecho tres bizcochos de los propuestos con diferente resultado: aunque alguno me quedó chuchurrío (ejem-el de manzana- ejem), son recetas muy fáciles que se hacen en seguida y con las que puedes quedar muy bien o darte un caprichito (el bizcocho de Nutella es una declaración de guerra total a la  dieta...). Si te gustan los postres sin complicaciones, pruébalo, ¡quizás te sorprendas!  Por otro lado, cambiando radicalmente de tercio me hice con la novela Mi Ántonia, de Willa Cather: este era un libro que siempre me había tentado, aunque tampoco me daba mucha prisa por conseguirlo... Pero no sé qué me pasó el mes pasado que me entró un ansia por hacerme con él que sólo se me quitó después de verlo colocadito en mi estantería. Aprovecho para comentarles, por si no lo sabían, que la colección Alba Minus es ma-ra-vi-llo-sa: nunca había reparado en ella y no entiendo por qué, si lo tiene todo: buenos libros, bonitas portadas, excelentes traducciones, una edición cuidada y lo mejor de todo, ¡un precio inmejorable! Prometo que nadie me paga por decir esto, pero aprovecho para compartirlo con el mundo: si te encuentras con un libro de esta editorial, ¡no lo dejes escapar!


Aquí están mis compras del Día del Libro, muy comedidas, como pueden comprobar. Sucedió algo curioso ese 23 de abril: todo el mes deseando que llegara ese momento para que al final, cuando inicio mi periplo por las librerías, se me bajara toda la libido literaria...Paseé por varias tiendas, curioseé en numerosos estantes y acabé con la sensación de que todo lo tenía muy visto, que no había ninguna joya que me encandilara como a mí me hubiera gustado. Supongo que el 23 de abril fue el día en que mi vena consumista se cogió vacaciones, pero al final acabé con dos compras muy previsibles y también muy deseadas: conseguí Contra la fuerza del viento, segunda parte de una trilogía victoriana que está dando muchas alegrías en la blogosfera y que yo aún no he comenzado (aunque ganas no me faltan) y también me traje Yo antes de ti, una novela que me han recomendado muchísimo y a cuya versión de bolsillo no me pude resistir: seguramente me acompañe este verano y me depare muy buenos momentos lectores.


Para finalizar este inusitadamente largo book haul les traigomis dos únicas adquisiciones en digital: aprovechando una oferta en Amazon me hice con Los colores de una vida gris, novela a la que le había seguido la pista pero que no me había decidido a comprar: espero no tardar mucho en leerla ahora que la tengo en mi ebook. Por último, Andrés Ortiz Tafur me facilitó un ejemplar digital de su última antología de relatos, Yo soy la locura: con lo que disfruté de sus Caminos que conducen a esto y la simpatía que le tengo al autor, no podía dejar pasar la oportunidad de acercarme de nuevo a su prosa.

Pues nada más,¡esto es todo, amig@s! Al final el botín fue mayor de lo esperado, pero tengo que decir que estoy encantada: todos y cada uno de los libros que aquí les muestro me flipan y quiero leerlos pronto, así que no sé cómo haré para encajarlos entre mis próximas lecturas, que ya estaban de overbooking...¿Qué les parecen mis nuevas criaturitas?¿Han leído alguna de ellas?¿Qué tal fueron esas compras del Día del Libro? Abrazos ;)

Ondina.

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Hace un par de veranos mi hermana se fue de vacaciones a París, una de las ciudades más bonitas en las que he estado nunca. A pesar de que la envidia me corroía, aproveché para recomendarle sitios que  visitar, cosas que comer y experiencias que no podía perderse... que, como imaginaba, ignoró completamente a favor de los planes mainstream que todo buen turista realiza religiosamente. Eso sí, tuvo el detalle de traerme como recuerdo un libro que deseaba muchísimo y que aún no habían traducido al castellano:Ondine, de Benjamin Lacombe. No tardé demasiado en ponerme con él a practicar mi oxidado francés, y la experiencia fue de lo más... rara: la historia era muy bonita, pero tocaba temas que me desconcertaba que estuvieran en un libro aparentemente infantil.Pensando que mi dominio del franchute no era tan bueno como imaginaba y que no había entendido bien el argumento, me propuse releer esta historia cuando fuera editada en español... Pero, aún después de que se publicara en nuestro país, pasaron años hasta que me decidí a sacar a Ondina de la biblioteca y darle una segunda oportunidad.


El caballero Hans de Ringstetten ha sido desafiado por Úrsula, una presumida y noble dama, a que demuestre su valor: si quiere ser merecedor de su mano deberá atravesar la misteriosa Selva Negra y conseguir para ella un regalo especial. Hans acepta el reto, pero no tardará demasiado en perderse entre las oscuras sombras del bosque... Gracias a la amabilidad de una pareja de ancianos consigue comida y refugio, mientras fuera se desata una tormenta. En el tiempo que Hans pasa en esa cabaña conocerá a Ondina, la hermosísima hija de sus anfitriones que esconde un secreto: es una ninfa del agua, un ser mágico íntimamente conectado con la Naturaleza, que no puede enamorarse sin poner en riesgo su esencia sobrenatural. El amor que surge entre ellos será más grande que las dudas que puedan tener y acaban casándose, con lo que Ondina tendrá que dejar su hogar en el bosque para vivir con Hans en su castillo, cosa que hará no sin cierta melancolía. Cuando el caballero regresa a su ciudad, todos se sorprenden de que traiga consigo una esposa tan bella y más que nadie Úrsula, que esperaba ser ella quien se casase con Hans. PeroOndina se ganará la simpatía de todos y empezará a considerar a Úrsula como la hermana que nunca tuvo, invitándola a formar parte de su nueva familia. Los tres vivirán felices por un tiempo hasta que las tensiones entre ellos empiezan a aparecer y Ondina se dé cuenta, con todo el dolor de su corazón, de que a veces el amor no es suficiente.


Lacombe desarrolla su relato, basado en un mito nórdico, en poco menos de cincuenta páginas cargadas de bellísimas ilustraciones. La narración es  sencilla y va directa al grano: conoceremos los hechos y los personajes, pero no habrá demasiada profundización literaria en los mismos. Desde mi punto de vista, creo que el autor pretende apoyarse en las imágenes para desarrollar la historia, por lo que es muy necesario que, mientras leemos este cuento, nos fijemos en las sobresalientes ilustraciones que acompañan al texto: todas ellas nos transmiten desasosiego, melancolía, romanticismo (en el sentido clásico del término), drama y una pléyade de sensaciones que llegarán a donde las palabras no logran llegar.La edición de este cuento es todo un lujo y convierte a esta obra en una auténtica delicia: el autor ha querido experimentar con efectos visuales y para ello ha utilizado en varias ocasiones papel vegetal, que simula el agua que tan importante es para Ondina. La inspiración de Lacombe en los Prerrafaelitas es más que evidente y da lugar a unas imágenes preciosas  y dulces que evocan a las obras de Rossetti o Millais. Sin embargo, no se queda sólo con estas referencias y bebe también de la obra del japonés Hokusai, claramente identificable en el dibujo de las olas; Lacombe asimila y reinterpreta con gusto el estilo de estos artistas para adaptarlo a la historia, imprimiendo al mismo tiempo su sello particular, dando a luz a un maravilloso álbum ilustrado cuyos dibujos son, sin ninguna duda, dignos de museo.


Ondina es una historia triste, sorprendente, cargada de melancolía y de belleza; un cuento muy especial que no se corta en hablar del lado oscuro del amor. La primera vez que lo leí me quedé algo desconcertada, pues creía no estar comprendiendo exactamente lo que estaba sucediendo... Pero, al leerla en castellano me he dado cuenta de que no estaba equivocada, que mi percepción era correcta y que definitivamente no era una historia tan infantil como había imaginado, sino más bien un relato adulto, trágico, intenso, que nos deja de regalo interesantes pensamientos.  Ondina es una fábula hermosa que apreciarán especialmente aquellos que disfruten de las imágenes tanto como de las letras; también es una obra de arte que ningún amante de los libros se cansará nunca de contemplar y que merece un lugar privilegiado en nuestra estantería.

Caballero, admiro tu devoción                                                                                      ¡Defiende siempre a tu gentil esposa!                                                                                     No temas su causa, pues será honrosa                                                                                   Ámala y guárdale tu corazón.

El insólito peregrinaje de Harold Fry.

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Portada y Reseña del Libro El insólito peregrinaje de Harold Fry, RacheL Joyce

No sé muy bien qué fue lo que hizo que mis pasos se encaminaran haciaEl insólito peregrinaje de Harold Fry, pues no recordaba haber oído hablar de él y la portada (factor determinante para "entrarle" a un desconocido) me parecía de lo más anodina. No, no fue amor a primera vista, fue otra cosa: a fuerza de verlo en una pequeña Feria del Libro en la que participaba, me picó la curiosidad: supongo que su blancura destacaba entre tanta novela erótica y policial, teñidas de negro hasta las trancas... Total, que me acabé llevando el libro de Rachel Joyce a casa un poco casi por obligación, por no irme de aquella Feria sin nada entre la manos, y pasaron varios meses hasta que me decidí a hacerle hueco:.. Cuando lo hice, me arrepentí de no haberle prestado antes más atención: no sé si fue por estar en un momento especialmente sensible o qué, pero necesitaba un libro así para reencontrarme con una historia que me embebiera completamente; Harold Fry llegó a mi vida para dejar marca y ahora quiero contarles por qué.


Harold Fry es un anciano común y corriente que vive con Maureen, su esposa, en un pueblecito al sur de Inglaterra donde todos los días parecen ser iguales al anterior. La monotonía de su vida quedará abruptamente interrumpida el día que recibe una carta inesperada: Queenie Hennessy, una antigua compañera de trabajo, le escribe desde la otra punta del país para informarle de que tiene cáncer y está a punto de morir. Harold, sorprendido al tener noticias de su amiga después de 20 años de silencio, decide enviarle una nota de despedida y agradecimiento, al tiempo que se lamenta de haber perdido en contacto con Queenie, que tan bien lo trató en el pasado. Mientras camina rumbo al buzón en el que va a depositar su carta, comienza a reflexionar sobre su vida, sus errores, las oportunidades que ha dejado pasar y  las que nunca llegaron. Piensa en Maureen y su matrimonio distante, emponzoñado de rutina y reproches, y piensa también en su hijo David y en su poca conexión mutua... Sumido en sus recuerdos y alentado por una conversación casual, Harold decide pasar de largo del buzón de correos e ir caminando hasta Berwick, a 1000 kilómetros de distancia, para despedirse en persona de Queenie y darle su carta. Sin ningún tipo de preparación previa, sin dinero, y sin calzado o ropa especial, Harold emprende un largo camino que le servirá no sólo para encontrar a su amiga, sino para encontrarse a sí mismo y deshacerse de sus fantasmas personales.


Harold Fry es un personaje excepcional y rico en matices que vamos comprendiendo mejor a medida que él mismo se va internando en ese peregrinaje interior. En un primer momento, Harold nos puede parecer un tipo gris, anodino, sin ninguna motivación para saltarse sus hábitos de una forma tan flagrante. Su decisión de emprender un viaje de más de 1000 kilómetros a pie nos puede parecer una locura, ya que a simple vista no hay razones para abandonar la cómoda rutina y echarse al camino sin aviso previo... Pero poco a poco comprobaremos que su caminata no es caprichosa, sino que realmente necesita algo así para poner en orden sus ideas. Paso a paso, Harold retornará a una infancia difícil, a un matrimonio frío que ha pasado por demasiadas cosas como para que quede algo de amor, a una relación paterno-filial que nunca terminó de cuajar... Harold se irá liberando de todas esas cargas emocionales que arrastra consigo al mismo tiempo que avanza en su camino, conoce a gente nueva y se va convirtiendo en una pequeña celebridad gracias a ese propósito bizarro que se ha impuesto y que tiene como fin salvar a Queenie: Harold está convencido de que, si consigue finalizar su peregrinaje con éxito, su amiga se curará. El otro personaje clave del libro es Maureen, la sufrida esposa de Harold que no entiende por qué su marido ha decidido emprender un viaje que para ella no tiene sentido. Maureen, a la que vemos como una esposa distante, demasiado preocupada por su hijo como para hacer caso a Harold, aprovechará la ausencia de éste para realizar su propia travesía interna y reflexionar sobre todo lo que le ha pasado a la pareja y por qué han llegado a una situación de hastío mutuo. Maureen se dará cuenta de que no conocía a su esposo tan bien como era de suponer y, curiosamente, estando ambos separados y cada vez físicamente más lejos el uno del otro, se acabarán sintiendo más unidos que nunca.


Para mi gusto, la historia está redactada con un pulso seguro y un buen balance entre la narración de los hechos (el viaje, los encuentros, los recuerdos) y los diálogos entre los distintos personajes que va conociendo Harold. La prosa de Joyce es amena y envolvente, sabe ambientar perfectamente la situación en cada momento y logra meter al lector de lleno en la trama, convirtiéndolo en un peregrino más del viaje del protagonista. Valoro especialmente la calidad de las voces de los dos personajes principales, que me han parecido muy bien caracterizadas: Harold y Maureen piensan bien distinto sobre hechos que les han afectado por igual y la autora es capaz de transmitir sus ideas dándoles su voz particular, lo que hace que comprendamos bien cada punto de vista y nos parezca real y cercano. A pesar de que se percibe cierto tono moralista, me ha parecido que la historia desprende esperanza por los cuatro costados y da valor al autoconocimiento y a las segundas oportunidades de una manera que no resulta falsa, sino más bien inspiradora. En este sentido, me ha gustado que muchos de los personajes con los que se encuentra Harold casualmente hablen para bien de su influencia y de todo lo que han aprendido en el camino que comparten a pesar de que nuestro protagoniza nunca se erige como líder ni pretende dar lecciones a nadie: Harold viaja espoleado por motivos personales pero su acto, ese gesto de dar un paso detrás de otro durante casi tres meses para salvar a una amiga hace que cada persona con la que se tropieza encuentre un motivo propio por el que merece la pena echarse a andar.


No tengo manera de describir ahora mismo lo importante que fue para mí la lectura de El insólito peregrinaje de Harold Fry: he tardado meses en traer este libro aquí porque no sabía como compartir lo mucho que me gustó. Y creo que he fracasado en mi intento de transmitirlo: no quiero contar demasiadas cosas sobre el argumento o sobre la evolución de los personajes porque es uno de esos casos en los que, cuanto menos se sabe del libro, mayor (y mejor) será su disfrute. No sé si tuvo algo que ver el momento elegido para leer esta obra, pero me caló muchísimo su mensaje, su "viaje de carretera hacia el interior del alma", su dolorosa humanidad. No me parece un libro triste, sino una historia que nos invita a la reflexión, a detenernos y mirar dentro de nosotros mismos, en nuestro pasado y hacia nuestro futuro. Acompañar a Harold en su camino fue para mí una experiencia muy gratificante que me llevó a aprender más de mí misma a medida que veía cómo aprendían estos personajes, cómo evolucionaban en sus vidas a través de la honestidad, cómo iban dejando trozos de su facahada detrás, quedándose con la esencia, con lo realmente importante para ser feliz... Seguramente para cada lector este libro signifique algo diferente: para unos, la loca aventura de un abuelo, para otros, un tostón bienintencionado sobre dejar las cosas pasar... Para mí El insólito peregrinaje de Harold Fry fue un emocionante viaje al centro del corazón humano, una oportunidad para mirar con perspectiva aquello que no nos atrevemos a decir en voz alta.

Él habría sido el primero en reconocer que su plan tenía varios puntos débiles. No llevaba calzado adecuado, ni brújula, por no hablar de un mapa o una muda limpia. La parte más improvisada del viaje, sin embargo, era el viaje mismo. No había sabido que iba a emprenderlo hasta que ya estaba en marcha. En realidad, no era que su plan tuviera puntos débiles, es que no había plan. No obstante, las carreteras de Devon le resultaban bastante familiares, y cuando abandonara el condado se limitaría a avanzar hacia el norte.

Garoé.

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Portada y reseña del libro Garoé, de Alberto Vázquez - Figueroa

Si les hablo de Canarias, seguro que lo primero que se les viene a la mente es una imagen de postal: sol, playa, arena, Naturaleza en estado puro... Pero se sorprenderían si conocieran todos los bienes inmateriales que hay detrás, toda la cultura que encierra este pequeño terruño y de la que apenas se habla fuera de aquí: no sé si saben que estas islas, hace poco más de 500 años, estuvieron habitadas por una civilización neolítica, cuyos bienes más preciados eran los animales de su corral, los cereales de su cosecha y las herramientas de piedra, madera y cuero que les hacían la vida un poco más fácil. Los aborígenes canarios, que fueron prácticamente extinguidos o esclavizados tras la conquista castellana, perduran entre nosotros gracias a una gran cantidad de toponímicos, algunas palabras que conservamos en nuestro habla y un buen número de relatos míticos que hacen de ésta una comunidad fascinante. Entre mis leyendas más queridas está la que se refiere al Garoé, el árbol santo de los bimbaches, su principal manantial de agua y la llave de su destrucción. Por eso cuando hace algunos años un familiar me pidió que revisara sus libros por si quería alguno, ya que los iba a donar a la biblioteca, entre el montón de los elegidos quedó Garoé, de Alberto Vázquez - Figueroa: aunque después de un atracón adolescente de libros del autor me daba pereza volver a él, la atracción por su trama y las ganas de  acercarme a un pasado tan cercano, mágico y lleno de misterio fueron más fuertes que mis prejuicios e hicieron que eligiera esta novela como una de mis lecturas ineludibles.


Corre el siglo XVI cuando Gonzalo Baeza, un general andaluz afincado en Tenerife, recibe la inesperada visita de su amigo  el monseñor Alejandro Cazorla, que trae buenas noticias para él: la Corona le ha asignado un puesto de autoridad en la isla de El Hierro. Sin embargo Baeza no está nada contento y se niega a seguir la orden, dado que los malos recuerdos que conserva de su estancia en aquella isla se agolpan en su cabeza. Ante la insistencia de Cazorla, Gonzalo Baeza procede a contarle a su amigo los terribles acontecimientos que sucedieron años atrás en la isla más occidental de las Canarias, en la que Baeza conoció el amor, la ambición, la tragedia y perdió la inocencia por el camino.


La acción de Garoé se sitúa en un momento muy interesante, justo cuando dos culturas desconocidas y muy distintas entre sí se encuentran y se ven obligadas a convivir, a pesar de sus diferencias insalvables. El punto de la discordia entre guanches y castellanos en la isla de El Hierro será un producto altamente demandado en Europa, pero sin ningún valor para los bimbaches: la orchilla, un liquen que crece en lugares inaccesibles por cuya posesión muchos hombres perderán la vida. Vázquez - Figueroa nos quiere mostrar cómo a una sociedad antigua le afectan las nuevas costumbres: los herreños pasan de ser felices con su modo de vida a anhelar las baratijas que le facilitan los conquistadores, que pretenden conseguir enormes riquezas gracias al solicitado tinte púrpura que sale del liquen sin sacrificar a ninguno de los suyos, haciendo que los nativos escalen riscos, peñascos y acantilados a pesar de la peligrosidad que ello conlleva. En esta tesitura el autor decide incluir la historia de amor entre el propio Baeza y una joven aborigen a la que él llama Garza que, para mi gusto, no está bien desarrollada: no sé si es culpa mía, pero a mí esos amores que surgen con sólo una mirada no me terminan de convencer. Baeza y Garza no son capaces de comunicarse entre sí, pues hablan distintos idiomas, pero se pasan el día mirándose y haciendo el amor, lo que parece ser suficiente para convertirlos en almas gemelas. Baeza se verá en una difícil tesituracuando tenga que decidir si ha de comportarse como un soldado honorable en aquella isla y servir pese a todo a la Corona o si su lado sentimental debe imponerse y proteger, no sólo a su enamorada, sino a todo su indefenso pueblo, que probablemente será exterminado si él no pasa a la acción. 


A pesar de que el conflicto de fondo de la historia me resultó interesante, los personajes me han parecido muy desdibujados y cargados de clichés: en realidad el autor no profundiza en ninguno de ellos y la tensión y el drama que pretende imprimir a la historia sólo rascan la superficie. Creo que esto se debe en gran parte a la manera en la que el autor ha redactado la historia, con una prosa muy básica, que pretende epatar pero que a mí no me transmitió nada en absoluto: pasaba la páginas con ganas de acercarme al relato, comprender las motivaciones de unos y otros, sumergirme en la ambientación... pero no lo conseguí: las palabras estaban ordenadas unas detrás de otras, pero a mí no me decían nada. La cosa empeoraba cuando el autor se trasladaba al momento actual de Baeza: mientras que el relato de lo acontecido en El Hierro tenía un pase al verse un intento de generar una situación tensa entre los dos pueblos, el tono cambiaba completamente cuando Baeza le contaba a su amigo lo que allí había ocurrido: a pesar de que supuestamente nuestro héroe estaba traumatizado, su actitud era de total compadreo con Cazorla, haciendo que toda la historia que estaba contando resultara algo falsa y distante. No ayudó tampoco el exagerado maniqueísmo de esta novela en la que los buenos son muy buenos y los malos son muy malos: se hacían necesarios ciertos matices para darle tridimensionalidad a una narración que, para mi gusto, transcurrió de principio a fin en encefalograma plano.


Y el Garoé, ¿qué protagonismo tiene en la historia? Pues se nombra aquí y allá pero no es hasta el final cuando se abre el telón y vemos claramente la función de este tótem casi mágico, cosa que a mí me dejó algo fría. Creo que mi desencanto puede haberse debido a que conozco la historia que hay detrás: supongo que el autor pensaría en un público más amplio que desconociera la leyenda y querría que todos los lectores se preguntaran qué significa Garoé, cuál es su función. Yo pensé que Vázquez - Figueroa lo incluiría más decididamente en la historia, pero se limitó a hacer de él un señuelo y centrar la trama en el choque de culturas, con lo cual este elemento quedó algo deslucido... No sé, siento hablar mal de un libro con ingredientes tan suculentos y con algún que otro reconocimiento a su espalda (ganó en 2010 el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio), pero he de decir que Garoé no me gustó: a pesar de su interesante punto de partida y su intento de reconocer el pasado aborigen, sus diálogos simplones, sus personajes vacíos y su decepcionante desarrollo le ganan la mano a una preciosa leyenda que no merecía un tratamiento tan pobre.

- Tú y yo sabemos, querido amigo, que el gran problema estriba en que la palabra de Dios nunca viaja sola.
- ¿Qué pretendes decir con eso?
- Que con demasiada frecuencia la acompañan la espada de Dios, el hacha de Dios, la hoguera de Dios e incluso la ambición de riquezas de Dios, pese a que nunca me he explicado para qué necesita Dios unas riquezas que él mismo creó.

La vida de las paredes.

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Opinión, Libro, La vida de las paredes, Sara Morante, Portada

No me hizo falta leer el argumento de este libro para decidir su lecturaen lo que supe de él: lo reconozco, las apariencias jugaron fuerte y le ganaron la partida a mi eterna lista de novelas procrastinadas. En mi defensa diré que no iba del todo a ciegas: Sara Morante, autora de La vida de las paredes, es una ilustradora de la que he disfrutado mucho con anterioridad, gracias a su trabajo artístico en libros como Casa de muñecas o Xingú. Estas positivas experiencias previas avivaron mis ansias de asistir a su debut literario; ¿se manejaría tan bien entre letras como entre pinceles? Felizmente no tuve que esperar demasiado para averiguarlo: plantada entre las novedades de mi biblioteca se encontraba este pequeño tesoro, tan bellamente editado, que no pude menos que sentir un pequeño pellizco en el corazón al saber que tendría que devolverlo algún día, que no se quedaría conmigo para siempre... Al menos - pensaba para mí- si la lectura no llega a la altura de las expectativas me resultará más fácil desprenderme de él...


A principios del siglo XX, en el número 16 de la calle Argumosa, se levanta un elegante edificio coronado por cuatro gárgolas de piedra, que es la envidia del vecindario. La propietaria de este edificio, es Berta Noriega, una mujer severa y de clase alta que ocupa el primer piso del inmueble  mientras alquila los demás. En el segundo piso habitan los López, un matrimonio algo distante y su espabilado hijo Vicente, que a pesar de su corta edad es capaz de descifrar los enigmas encerrados en sus retratos de familia. En el tercer piso mora el señor Ruballo, un  respetable artesano dedicado a confeccionar paraguas, sombrillas y abanicos cuya afición secreta es espiar a través de un agujero de la pared la vida de su vecina María. María se dedica a coser y sobrevive a duras penas gracias a los mal pagados encargos de costura que recibe y a algún amorío ocasional; la muchacha rumia su mala vida en su pequeño apartamento con la única compañía de un jilguero, que trina mientras ella se ocupa de su labor. El ático es territorio de la Musa y el Artista, una pareja surgida de la pasión pero que cayó en la desidia poco a poco: la Musa sufre una grave lesión que la hace depender del Artista, pero sólo los celos sustentan esa tormentosa relación. En la portería del edificio habitan Emilio y Carmen, un matrimonio de ancianos cuya vida quedó destrozada tras la muerte de su único hijo: él se refugió en sus fantasías y ella en el licor. Todos ellos protagonizan La vida de las paredes, un relato que permitirá al lector ojear a través de una mirilla lo que se cuece dentro de cada apartamento, en donde los protagonistas se desprenden de las apariencias y se comportan tal y como son, sin esconder sus miedos, miserias y esperanzas. 


Todos los personajes de esta novela están muy bien elaborados: la autora ha trabajado con sutileza su psicología, dibujándolos en muy pocas palabras con gran riqueza. Cada uno de ellos guarda celosamente sus secretos ante los demás, pero nosotros, como observadores privilegiados, podremos escudriñar su alma por completo y presenciar su vida tal cual es sin artificios ni imposturas. A pesar de que a primera vista nos puede parecer que estos vecinos tienen poco en común, dadas sus diferencias sociales y económicas, comprobaremos como, de puertas para adentro, todos son tremendamente solitarios y melancólicos, y sus grises vidas poco se distinguen en lo esencial: son las paredes, tanto físicas como mentales las que los encierran en su mundo, impidiéndoles observar más allá de las apariencias que los rodean. Aunque esta es una novela claramente coral, me ha parecido detectar un mayor protagonismo en dos personajes: por una parte María, la costurera centrará la atención del lector por su mala vida y las penurias que sufre, tan bellamente relatadas por Morante que provocan escalofríos y, por otra, la Musa del Artista, una mujer sin igual, adquirirá un protagonismo creciente a medida que nos acercamos al final y conocemos mejor su pasado. Estos dos caracteres son de entre todos mis favoritos, porque creo que fue a los que más llegué a conocer y cuyas historias más me removieron, lo que no quiere decir que el resto del elenco protagonista me disgustara: en realidad me parece que todos los personajes de la obra están a un nivel altísimo y no se les pueden poner demasiados peros.


Morante nos acerca delicadamente a la narración gracias a una pequeñísima introducción en la que nos habla sobre el edificio y una presentación individual de lo personajes, en la que nos retrata, real y figuradamente a cada uno de ellos. El texto está dividido en grandes capítulos titulados con el nombre de los días que pasan, lo que nos indica que presenciaremos lo cotidiano en esa comunidad durante una semana cualquiera, de lunes a viernes, mimetizándonos con el papel de tapizado. Un narrador omnisciente nos va contando lo que sucede en cada apartamento mientras nosotros, como voyeurs, nos introducimos en cada estancia a través de las preciosas ilustraciones con las que la autora acompaña la obra,que son totalmente pertinentes y le dan al conjunto un encanto especial: los dibujos están realizados con maestría y contribuyen a ahondar en el clima de desasosiego que flota en todas las páginas. Los pequeños misterios que salpican la novela hacen que la historia no pierda el pulso en ningún momento y gracias a ciertos toques sobrenaturales, que recuerdan un poco al Realismo Mágico, el lector puede sumergirse de lleno en la poesía que destila la obra, disfrutándola a varios niveles. No se puede decir que la acción sea trepidante, pero la autora ha sabido encajar el puzzle de tal forma que todo nos resulta fluido a pesar de que, aparentemente no esté ocurriendo gran cosa: en este caso, lo cotidiano emociona. Mención aparte merece la edición de este libro: hermosos dibujos de aires vintage, papel de calidad, punto de lectura de tela, tapa dura, profundo olor a tinta... Lumen lo ha hecho muy bien y por ello le doy la enhorabuena. 


La vida de las paredes es una obra de arte y no lo digo sólo por las ilustraciones que la conforman, sino por el texto que le da vida: ambas facetas se complementan perfectamente y forman un relato sólido, lírico, expresivo y sutil cuya lectura es una delicia. No es la primera novela que leo sobre "cotilleos vecinales", pero es la que más me ha convencido, con la que más he disfrutado convirtiéndome en una pared que escucha: culpa de ello la tienen unos personajes que no se quedan en el boceto, sino que muestran su complejidad. Me ha sorprendido que la primera obra de Sara Morante tenga unos mimbres tan sólidos y espero que se anime a seguir escribiendo y a mostrarnos su talento en el mundo de las letras, donde tiene tanto futuro como en el de la pintura. No dudo en recomendar fervientemente este libro a aquellos que gusten de las historias delicadas, que se paladean despacio pero cuyo sabor perdura; les aseguro que aquí encontrarán una joyita que merece un puesto de honor en la estantería física y en la del corazón. 

"Los objetos que pertenecieron a otros guardan algo de su carácter, su personalidad se impregna de ellos; al verlos y tocarlos no sólo aprecias su valor, sino que te traen recuerdos de las personas que antes que tú los poseyeron".

Previously... (XVII).

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Hola a tod@s!

Que por mayo, era por mayo, cuando hace la calor, cuando las bibliotecas encantan y están los libros en flor...Ejem, ejem, perdón: con este tiempo cambiante me pierdo y me pongo a tunear romances antiguos... Mayo fue un mes regulero: se me pasó lentísimo y tenía tantas preocupaciones en la vida real que no le di mucha prioridad a la lectura ni a la blogosfera (sorry!). En realidad el mes empezó bien y en unos días devoré varios libros... Pero luego me alejé bastante de las letras por placer para dedicar mi tiempo a las letras por obligación y si no hubiera sido por una fantástica novela que leí al final, habría terminado el mes con la sensación de que estoy cayendo en un bache lector de esos que se acaban enquistando...


Lo reseñado:

A pesar de que no pude dedicar todo el tiempo que me hubiera gustado al blog, lo cierto es que el ritmo de reseñas no decayó e incluso hubo hueco para  algunos libros que llevaban demasiado tiempo esperando su turno. Comencé el mes con Lo contrario de la soledad, un libro que se hizo famoso por culpa de la trágica historia de su autora y que, aunque reconozco que no es una obra "cambiavidas"(que es casi como la venden), si que vislumbré el talento en pañales de una escritora que podía haber dado mucho de sí. Cambié de registro con Ondina, un precioso relato ilustrado mucho más maduro de lo que pueda parecer a primera vista y que sorprende, tanto por su contenido como por su estética sobresaliente.El insólito peregrinaje de Harold Fry era un libro que tenía muchas ganas de recomendar desde hacía tiempo, pero no me nacía elaborar una reseña sobre él: finalmente me puse las pilas y les expliqué lo mejor que supe por qué me gustó tantísimo esta historia. Quise hacer un gesto hacia mi tierra en el Día de Canarias y traje a este rincón Garoé, un libro basado en una bonita leyenda local que no cumplió para nada las expectativas; ¡ojalá que la próxima historia que elija basada en mi terruño sea más consistente! Paralelamente al blog dejé dos microrreseñas en mi página de Facebook: por un lado, Problemas del Primer Mundo, un divertido cómic sobre esas tonterías de las que hacemos todo un drama y  por otro  mostré Las cosas que guardo, un álbum ilustrado precioso que me sorprendió gratamente por su estilo diferente y su sencillo mensaje final.


Lo leído:

Cuatro de los cinco libros que leí en mayo cayeron prácticamente en los primeros diez días del mes: Lo contrario de la soledad, del que ya les hablé, es casi un libro de relatos que se lee enseguida, así que inauguró el mes lector. Seguí con Garoé, un libro que no me gustó pero al que le tengo que reconocer que se lee bastante rápido, quizás por ese lenguaje tan básico que utiliza el autor y que no invita precisamente ni a sumergirse en la ambientación ni a deambular entre una prosa bella o evocadora. Aprovechando una visita a la biblioteca leí in situ Cosas que nunca olvidarás de tu Erasmus, una especie de manual de supervivencia ilustrado para estudiantes cuyas viñetas me hicieron alguna gracia, pero cuyo texto de apoyo me pareció tan lleno de clichés que acabé algo molesta por perder mi tiempo acercándome a esta obra. El bibliótafo fue un pequeño clásico que me acompañó durante la primera semana de mayo y me pareció simpático y entretenido, aunque no consiguió convertirse en una de mis obras metaliterarias de referencia. Por último decidí no acabar el mes sin leer La vida de las paredes y estoy muy contenta por ello: la novela es una delicia, tanto en forma como contenido y no me cansaré de recomendar su lectura a todos aquellos lectores sensibles, que sepan leer entre líneas y disfrutar paralelamente de dibujos y palabras. 


La viñeta lectora del mes:

Para junio he elegido una viñeta que me gustó mucho cuando la descubrí:"No leas para dormir, lee para soñar".Sé que mucha gente lee en la cama a modo de somnífero y lo entiendo, pero creo que, ya que estamos, debemos aprovechar nuestros momentos a solas con los libros para empaparnos de ellos completamente, aprendiendo y disfrutando a la vez. Conozco a varias personas que, desde hace varios años, leen una y otra vez la misma página de una novela porque sólo la usan para quedarse trapuestos... Eso me da un poco de pena, ya que no le está dando la oportunidad a la historia de desarrollarse en su interior. No sé, para mí leer es algo más que procesar palabras ordenadas en mi cerebro y creo que la oportunidad que nos da la lectura de desarrollar nuestra imaginación es única y mágica, así que, ¡qué menos que explotarla al máximo!

Pues nada más por hoy, ¡esto es todo! Ojalá que junio me depare grandes lecturas, que el cuerpo me pide alguna historia inolvidable para este verano. Y ustedes,¿qué esperan de este mes? ¿Tienen muchos planes lectores a la vista?¿Utilizan los libros como narcótico o como ticket hacia el país de los sueños? Abrazos! ;)


Vinieron para quedarse... (XXIV).

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Book Haul Mayo 2015

Hola a tod@s!

No sé cómo pudo pasar, aún no me lo explico: sólo tenía pensado hacer una compra este mes, así que estaba segura de que no entrarían muchos libros en casa... Pero nada, mis propósitos se han ido al traste completamente y he recaudado un buen botín. Lo cierto es que fueron entrando poco a poco, desde que comenzó el mes, pero no me di cuenta hasta reunirlos a todos para la foto de la magnitud del desastre... En fin, sea como sea y ya que estas preciosas novelas vinieron para quedarse, ¡intentaré darles el mejor hogar posible!


Este par de preciosidades las obtuve gracias a sus respectivas editoriales: Hermida Editores me tentó con Suave es la noche, un libro que me han recomendado hasta la saciedad y que me parece una buena forma de estrenarme con Fitzgerald. Bóveda, por su parte me atrajo con su Antojo de violetas, un libro muy bonito a simple vista y con una ambientación suculenta con el que creo que me lo voy a pasar fenomenal.


Fernando García Pañeda, un autor con el que ya había tenido el gusto de estrenarme, me ofreció la oportunidad de leer su nueva obra, Sueño y azar, y no pude rechazar la oportunidad: tengo buen recuerdo de Gentes del club, otro libro del autor y creo que este pequeño relato me puede gustar mucho. Mayo fue mi mes afortunado, ya que gané varios libros gracias a la blogosfera: sin ir más lejos en el blog Te deseo un libro conseguí Sin alma, un apasionante thriller del que he recibido buenas impresiones, ¡a ver qué tal! 


Gracias a Pedro y a Teresa conseguí dos obras de David J. Skinner: Una herencia problemática y Los crímenes del ajedrez, dos estupendas novelas negras bastante cortitas que pintan genial para el verano, ¡ya les contaré!


Gracias a un sorteo realizado por Marina conseguí Gente rara en situaciones comprometidas, un libro cuya curiosa sinopsis llamó inmediatamente mi atención: no tengo demasiadas referencias ni de la novela ni del autor pero los ingredientes que componen la trama me llaman muchísimo. Y de la mano de Lidia conseguí un libro que deseaba desde hacía mucho tiempo, La pintora de estrellas: probé suerte infinidad de veces con este libro, dejando en manos del destino el que yo lo leyera o no... Ahora que es mío sólo tengo ganas de colarlo en mi lista y que me haga disfrutar como a tantos y tantos lectores. 


A partir de aquí comenzó la locura: este fue el mes del libro casual y del bookcrossing, que hacía tiempo que no practicaba. Una tarde quedé con unos amigos para tomar algo y en la cafetería me encontré con una iniciativa de intercambio de libros que se lleva a cabo en varios locales de mi ciudad: había muchos libros para elegir y, aunque estuve a punto de llevarme otro, el mal estado del ejemplar que yo quería me hizo decantarme finalmente por Las hijas de Hanna, una novela de la que no sé mucho pero que creo que encaja con mis gustos. Otro día fui a mi biblioteca de cabecera y ocurrió lo que hacía tiempo no pasaba: una mesa llena de libros cedidos por otras personas esperaban nuevo dueño. A pesar de que había mucha cantidad, creí que ninguno me gustaría, pero tuve la suerte de encontrarme con En el último azul, una novela que aúna dos temas que me encantan (criptojudaísmo y Edad Moderna) y a la que no dudaré en hacerle hueco lo antes que pueda. 


En esa misma pila de "libros para llevar" había varias pequeñas novelas a las que nadie les hacía caso por su discreto formato: la gente se tira a por los libros espectaculares, pero las ediciones más humildes  son ignoradas completamente. En ese montón de libros chiquitos pero matones estaba Lady Susan, de Jane Austen y Asesinato a domicilio, de Alfred Hitchcock: ya sé que no son los libros más bonitos del mundo pero ambos me llamaron la atención y creo que merecen una oportunidad, a pesar de su discreto formato. 


Y aquí van mis dos únicas compras del mes, que tienen un protagonista indiscutible: George R. R. Martin. Ya saben que me gusta mucho la saga Canción de Hielo y Fuegoasí que tenía ganas de que estos libros formaran parte de mi colección. Por un lado tenemos El mundo de Hielo y Fuego, un tomo enciclopédico con la intrahistoria de Poniente que me apetecía un montón: fui ahorrando desde que se editó en Estados Unidos porque me imaginaba que no sería precisamente asequible y menos mal, ya que un desembolso tan grande de repente no me lo hubiera podido permitir. Eso sí, el libro vale lo que cuesta: si eres fan de la saga disfrutarás de una edición de lujo ilustrada a todo color, con páginas de papel grueso, dibujos impresionantes, marcapáginas de tela,  gran formato y, lo más importante, un montón de datos interesantes sobre la Historia y el Mundo inventado por Martin que hará las delicias de cualquier friki. La otra compra martiniana fue El caballero de los Siete Reinos, un libro que recopila los tres cuentos de Dunk y Egg que ha publicado hasta ahora el autor y que transcurren casi un siglo antes de los acontecimientos que se desarrollan en su magna novela - río (y que explican muchos hechos que desconocemos). Sinceramente, no tenía pensado hacerme con este ejemplar de inmediato, básicamente porque se prevé que se publique en España a finales de año en una de esas bonitas y caras ediciones a las que nos tiene acostumbrados Gigamesh... Pero gracias a Booktube descubrí que en América Latina adelantaron el lanzamiento y en Bookdepository el libro estaba francamente barato, así que no me lo pensé más: no me importa no tener una edición de lujo teniendo la posibilidad de acercarme a estas historias sin dejarme un riñón por el camino.


Bueno amig@s, ¡esto es todo! De verdad que no me esperaba para nada este montonazo de libros, pero creo que estoy en situación de afirmar que esta opulencia bibliográfica no se va a volver a repetir en breve: no digo que no compraré libros en el resto de mi vida, pero sí que quiero dejar de acumular para centrarme más en leer, que es lo importante, ¿no? En fin, mientras como cada mes hago propósito de enmienda, ¿qué les han parecido mis libros?¿les gusta alguno? ¿Son asiduos al bookcrossing u otras iniciativas similares? Abrazos! ;)

Charlotte.

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Fue por casualidad.
No esperaba encontrármelo ese día en la biblioteca.
Pero lo vi allí, en el estante de novedades y recordé que me lo habían recomendado.
"No está nada mal", "es una historia impactante", "lo que cuenta y cómo lo cuenta lo convierte en algo sin igual"
Y me apeteció hacerle hueco, aunque no debería.
Hice memoria sobre el único libro que había leído de David Foenkinos, La delicadeza.
Que sin parecerme una obra maestra me dejó buen sabor de boca.
Imaginaba que no sucedería lo mismo con este libro; la temática es diametralmente opuesta.
Aún así, Charlotte me atraía irremediablemente, aunque la historia se me antojaba dura.
Quería comprobar si el autor era capaz de hablar de esta desdichada artista sin caer en lugares comunes.


Charlotte Salomonfue una pintora alemana de origen judío que vivió de lleno el ascenso del nazismo y los desastres de la II Guerra Mundial.
Ya sé queestos son ingredientes más que suficientes para que muchos lectores salgan corriendo.
Pero Foenkinos no nos va a hablar de la historia que todos conocemos hasta la saciedad.
Sino que hará una biografía casi poética sobre esta desconocida y genial pintora.
A lo largo de estas páginas nos acercaremos a la vida de Charlotte desde incluso antes de que esta naciera.
Porque Charlotte estaba marcada por el destino desde antes de nacer.
Foenkinos recreará la existencia y pensamientos de esta artista de una manera exquisita.
Y nos hará sucumbir ante la belleza en medio del dolor.


Charlotte es la protagonista absoluta de esta obra.
Ella es el centro de su universo familiar, un universo oscuro y agitado sobre el que planean fantasmas que ni ella misma conoce.
Conocemos la vida familiar antes de su llegada, su accidentada infancia, su apasionada adolescencia, su angustiosa juventud.
Y poco más.
Porque con apenas 26 años todo acaba para ella.
A pesar de todo, ésta no es una historia que se regodee en los horrores del nazismo.
Somos conscientes de ellos y el autor incluso nos los llega a mostrar.
Pero el centro de la historia es Charlotte,  su pasión por el arte, su crecimiento personal, las lagunas de su biografía que la desamparan...
Tendrán parte en este universo los padres de Charlotte, que la sobreprotegen, sus abuelos obsesionados con el mal, su querido Alfred, profesor de canto de su madrastra por el que perderá la razón, su maestro de arte, que la apoya a pesar del peligro que ello implica y toda la gente que conoció cuando el fin del mundo se acercaba y huir era la única salida.
Todos ellos serán parte de Charlotte y nos mostrarán pequeñas facetas de esta mujer cuyo talento sólo ha sido reconocido con mucha posterioridad.


Lo más que me ha sorprendido de este libro es la forma en la que está narrado.
Porque la obra, que a primera vista parece una de tantas, queda enriquecida por la manera en la que está expuesta.
Foenkinos dice que le costó escribir una historia que le obsesionaba desde que la conoció.
Porque no sabía cómo trasladar todo lo que quería decir al papel, cómo representar la incertidumbre, el dolor, el tormento, la obsesión en la que para él se convirtió esta artista.
Hasta que descubrió que no podía ser de otro modo.
Tenía que acabar cada frase con un punto y aparte para poder respirar.
Esto hace que, a primera vista, la obra parezca un poema.
Que nos recuerde una de esas epopeyas antiguas atribuidas a Homero o Virgilio.
Pero, aunque en las palabras de Foenkinos se aprecia cierta cadencia poética debido al delicado uso del lenguaje, no es el fin del escritor crear un romance sobre Charlotte.
Sólo quiere expresar lo que para él significa esta artista.
Al hacerlo de este modo eleva una simple biografía y la convierte en una obra refinada.
Dura por momentos, dulce a ratos; tierna y desgarradora.
Creo que entra en perfecta armonía con el legado artístico de Charlotte Salomon.


Personalmente me ha gustado muchísimo esta obra; no sabía exactamente lo que me iba a encontrar y superó todas mis expectativas.
Reconozco que la particular manera que tiene el autor de contarnos la vida de Charlotte no me convenció en un primer momento pero, casi sin darme cuenta, acabé totalmente inmersa en sus palabras.
He de decir que me emocioné, no con esa emoción que hace que te salten las lágrimas, sino con aquella otra que te da escalofríos y te recorre la columna como si fuera un calambrazo.
Para mí esto fue suficiente: Charlotte es un libro magnífico.
Similar en el fondo de su historia a muchas otras, diferente por la manera en la que está contada y por cómo la cuenta:Foenkinos no se centra en los grandes acontecimientos, sólo nos quiere hablar de la vida de esta artista a la que tanto admira. 
La admiración se nota en cada una de sus palabras y él mismo llega a hablar en primera persona explicando qué significa para él Charlotte y  por qué ha escrito este libro, integrándolo perfectamente en el conjunto del texto.
Charlotte es un libro diferente, no está hecho para pasar el rato.
Quizás no sea el más ideal para estas fechas veraniegas, en las que sólo buscamos evadirnos.
Pero para mí ha sido una experiencia lectora única que recordaré durante mucho tiempo y que recomiendo sin dudar, independientemente de la época del año en la que estemos.

En una carta, escribió estas palabras de conclusión:
 "En mi obra de teatro yo era todos los personajes.
He aprendido a tirar por todos los caminos.
Y así me convertí en mí misma".

Libros Peculiares (III): Libro de las historias tuyas y mías (y de nadie más).

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Hola a tod@s!

¡El amor está en el aire! Y en estos días más que nunca gracias a una estupenda noticia: ayer EE.UU se sumó al grupo de países que reconoce el matrimonio igualitario, lo que supone que el 100% de su población, independientemente de su orientación sexual, podrá casarse a partir de ahora si así lo desea. 

Esto supone un hito en los derechos civiles estadounidenses y seguramente traspasará fronteras: aunque ya en casi 20 países este era un derecho reconocido, que EE.UU se haya unido a la lista es el espaldarazo definitivo a la igualdad de todos los ciudadanos y un espejo en el que se mirarán aquellas regiones del mundo que aún recelan de estos nuevos tipos de familia. 

En fin, que me lío, que este no es el tema de esta entrada; en realidad quería hablarles de un nuevo libro peculiar que conocí hace poco y que me parece una monada... Y como es ideal para enamorados,¡hoy me ha parecido un día perfecto para mostrarlo!



Este pequeño librito lleva el spoiler desde su portada, pues se titula Libro de las historias tuyas y mías (y de nadie más) y es obra y gracia del estudio de diseño Mr. Wonderful.

Creo que a estas alturas pocos son los que no conocen esta marca, ya que desde hace algunos años inunda nuestras redes sociales con ilustraciones bonitas y mensajes positivos: es imposible que alguna de sus viñetas no te haya hecho sonreír, ya que son de lo más adorables.

Pero en este libro no hay ilustraciones que valgan: el relleno viene de parte de uno mismo, haciendo de cada página un lienzo en el que mezclar los mejores recuerdos de la pareja, gracias a fotos y al relato personal de cada momento vivido en común. 


ElLibro de las historias tuyas y mías (y de nadie más) es un pequeño cuadernito con 48 páginas de buen papel y con una decoración sencilla en colores claros que será el marco perfecto para hacer una declaración de amor única a nuestra media naranja.

La cosa funciona así: cada página está protagonizada por una frase que habla de lo que más te gusta de tu pareja o de aquellos momentos especiales que nunca olvidarán.

Luego entra dentro de cada uno rellenar esos espacios con nuestras emociones propias, haciendo de cada uno de estos libros un ejemplar único e irrepetible.


Todo vale para ilustrar tu particular historia de amor: pegar fotos, hacer dibujos, añadir pegatinas, recolectar los tickets de los eventos compartidos... 

El resultado final será un mini - álbum de recortes en el que habrás reflejado de una manera íntima y sincera todas aquellas cosas que sientes por la otra persona y que a veces no sabes cómo expresar, dándole forma a un presente sin igual.


El Libro de las historias tuyas y mías (y de nadie más) es un regalo magnífico para el que lo da y para el que lo recibe: al primero le servirá para dejar constancia de todas las cosas buenas y bonitas que ha vivido con su pareja de una forma creativa y el segundo recibirá una obra única y cargada de amor que recopila los grandes momentos de la relación. 

Probablemente no haga falta este librito concreto de Mr. Wonderful para conseguir el mismo objetivo, pues con un poco de maña cualquiera puede currarse algo tan chulo como ésto... Pero personalmente creo que es una muy buena idea con un formato precioso que sacará a la luz nuestro lado más tierno poniéndolo al servicio de nuestra historia de amor.

¿Les gusta este libro peculiar? ¿Lo habían visto antes? ¿Creen que vale la pena regalar un ejemplar así? Abrazos! ;)

Previously... (XVIII).

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Hola a tod@s!

¡Bendito verano, por fin estás aquí! Después de varios meses con más frío que calor, agradezco que el solecito haya venido para quedarse, aunque eso me haga sudar como un pollo. Supongo que muchos de ustedes estarán agobiadísimos por las altas temperaturas pero, ¡qué quieren que les diga, soy un erizo tropical! He de reconocer que con el tiempo así y las nuevas obligaciones que he adquirido recientemente, no he encontrado demasiados momentos para leer y mi cosecha de libros es más bien escasa... Y me temo que será así durante todo el verano. Pero no quiero adelantar acontecimientos, así que, ¡revisemos qué tal me fue el mes!



Lo reseñado:

Mi poco tiempo disponible ha hecho que rebaje considerablemente el volumen de entradas de este blog: normalmente intento actualizar dos veces por semana pero en junio eso ha sido físicamente imposible. Aún así, y aparte de algún libro peculiar que quise presentarles, conseguí hueco para hablarles de dos novelas que me gustaron muchísimo y que recomiendo encarecidamente: La vida de las paredes, de Sara Morante y Charlotte, de David Foenkinos. En mi página de Facebook han recalado dos nuevas microrreseñas muy diferentes entre sí: por un lado El bibliótafo, un clásico norteamericano que gustará a los amantes de la metaliteratura y, por otro, Cosas que nunca olvidarás de tu Erasmus, un libro que prometía mucho pero que acabó siendo un pequeño chasco.


Lo leído:

Ha sido un mes flojito: ya saben que yo no soy una devoradora de libros, más bien soy una tortuga lectora, pero iba manteniendo una media de 4 o 5 libros leídos al mes  que me tenía contenta. En junio cayeron tres libritos bastante delgados y otros dos quedaron a la mitad: uno lo acabé en julio y del otro me queda bastante, así que no puedo incluirlos en la lista. El mes empezó con Ácido sulfúrico, obra que me acercó por primera vez a Amélie Nothomb y que me encantó: había oído hablar mucho de esta mujer y, de momento, me ha impresionado para bien. A esta novela le siguió la ya mencionada Charlotte que tanto me sorprendió y, después de esta lectura, me la pasé divagando entre varios libros sin hallarme en ninguno por completo. Así que recurrí a un género que pocas veces me falla en épocas de estancamiento, la novela gráfica: así fue como escogí Shenzhen, de Guy Delisle, un cómic que me permitió viajar a la lejana China y ser testigo del choque cultural de una manera divertida y nada sesuda, justo lo que necesitaba en estos momentos de reblandecimiento neuronal.


Vinieron para quedarse... (XXV).

No sé si se acuerdan que el mes pasado fue una locura y entraron muchísimos libros en casa: para que vean que una se toma a pecho lo del "propósito de enmienda", en junio sólo adquirí tres novelas y no soy culpable de ninguna de ellas: gracias al  blog De lector a lector gané Gente que viene y bah, una lectura con pinta de fresquita que me viene de perlas para este verano. Y luego llegaron dos sorpresas en forma de ebook: Lucas L. Lair me envió Recién Muertos: el Musical, una novela que se aleja mucho de lo que suelo leer pero cuya mezcla de ingredientes me causa bastante curiosidad. El otro libro inesperado fue El rey lombriz, que me remitió la editorial Enxebrebooks: aunque descarto leerlo de inmediato, puede ser una historia interesante, dados los ingredientes que la componen...


La viñeta lectora del mes.

¿Quién no ha escuchado o leído esta frase de Borges con anterioridad? El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta "el modo imperativo"; ¡cuánta razón! Leer es un acto placentero que tiene que ser sinónimo de bienestar, no de obligación y rutina; me viene bien recordar esta frase cuando me siento mal por no "cumplir mis objetivos lectores", unos objetivos que chocan frontalmente con lo que para mí significa la literatura y que no tiene nada que ver con la cantidad. Probablemente este verano no tenga demasiado tiempo para sumergirme en tantos libros como me gustaría... Pero me acordaré de don Jorge Luis y me lo tomaré con calma.

Pues nada más, ¡así son las cosas y así se las he contado! Y a ustedes, ¿cómo les fue el mes?¿cómo se presenta el verano?¿suelen aplicar el modo imperativo a sus lecturas? Abrazos! ;)

Operación Bookini 2015: un verano de sol y libros.

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Hola a tod@s!

¿Cómo están llevando estos días de calorcillo estival? !Espero que muy bien, disfrutando de las altas temperaturas con buenos libros y cositas fresquitas a mano! Hoy les traigo una entrada especial por dos motivos: 

1. Me he currado una infografía muy chula para mostrarles los libros que me gustaría leer este verano.
2. Este blog se toma un respiro y cierra sus puertas hasta el nuevo curso. 

Sobre mi particular "operación bookini", qué decir: todos estos libros me apetecen mucho, llevan tiempo en mi lista de pendientes y tratan de temas de lo más diversos: fantasía, narrativa contemporánea, novela gráfica, algún que otro clásico... No sé si los voy a leer todos o me voy a saltar mis intenciones a la torera, pero quería compartir con ustedes cuáles son los libros que más me apetece leer este verano y escuchar sus opiniones al respecto (y quien sabe, si me hacen alguna recomendación especial para estas fechas puede que la incluya...)

Respecto al otro asunto, pues no hay mucho que decir: todos los años me tomo un mes de vacaciones blogueras por estas fechas, así que ha llegado el momento. Sin embargo, a diferencia de ocasiones anteriores, esta vez mi periodo de "apagón" será más largo, ya que realmente necesito tiempo para organizarme: hace poco he vuelto al mercado laboral y eso implica que tengo menos tiempo que antes... A eso hay que sumarle que estoy compaginando mi trabajo con estudios, cursos a distancia y otros proyectos personales y, de verdad, no me da la vida. Por ese motivo el ritmo del blog ha bajado tanto y por eso este año me voy de vacaciones antes de lo normal y sin fecha concreta de regreso. 

Quiero aclarar que no voy a abandonar el blog, pero necesito tiempo para organizarme, para dedicarme a los otros frentes que tengo abiertos, para redactar las miles de reseñas que tengo pendientes y para volver al 100%, comentando en vuestras casitas y dedicándole a la mía el tiempo que precisa... A pesar de que estaré algo desconectada en la blogosfera, me seguiré pasando por mis redes sociales de vez en cuando para saludarles y que no se olviden mucho de mí. 

Pues eso es todo, amig@s, esto no es un adiós, sino un hasta luego: espero que disfruten muchísimo del verano, ya sea trabajando o haciendo el vago y nos vemos a la vuelta, ¡sean muy felices mientras tanto! Abrazos! ;)



¿Qué es lo que hice el último verano?

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Hola a tod@s! 

¿Se acuerdan de mí? 

Sí hombre sí, la chica esa que solía hacer reseñas en su blog y comentar alegremente los de los demás… 

¡La que compra montañas de libros que tarda años en leer!

 La pesada de los erizos…

 ¿Ahora te sueno? Uff, ¡espero que sí! 

Ya sé que he estado dos meses fuera de onda, lo que en tiempo blogosférico es casi una era paleontológica, pero lo importante es volver, ¿no?

 Bueno, ustedes se estarán preguntando con toda la razón del mundo,¿por qué te fuiste tanto tiempo de vacaciones?Y si no se lo preguntan, de todas maneras se los voy a contar, que para eso estoy aquí: 

Normalmente me tomo un mes de relax blogueril a mitad de año para ver el mundo más allá de la pantalla, ya saben, sol, playa, excursiones, vagueo… Todas esas cosas que no puedo hacer tanto como me gustaría en otra época del año que no sea verano.

 Pero este año el verano me pilló currando, con unos horarios caóticos que tambalearon mi cordura… Y como no me daba tiempo a todo, decidí respirar.Y respirar implicaba dejar El lado frío de mi almohada en reposo hasta que pudiera dedicarle la parcela de atención que merece. 


 Lo positivo: que tengo unas ganas locas de volver a sumergirme en la blogosfera, comentar nuevas lecturas y cotillear en estanterías ajenas… 

Lo negativo: que he estado mucho tiempo lejos y seguro que me he perdido cosas interesantísimas que han pasado por aquí (jo!)

 Estos dos meses me han cundido para mucho: aparte de lo personal, no he abandonado del todo el blog: he actualizado de vez en cuando mis redes sociales para dar señales de vida y he estado pensando mucho en qué cosas podría hacer para mejorar y hacer que les guste más pasar tiempo por aquí...

 Milagrosamente, me ha dado tiempo para terminar casi todas mis reseñas pendientes (yupiiiii!), para leer alguito de aquello que me había propuesto en mi “operación bookini”, (aunque no tanto como me hubiera gustado) y para sumar algunos libros a esa mítica lista interminable que debe ser el equivalente terrenal del purgatorio lector…

 En fin, que ha sido un verano diferente en muchos aspectos pero, en lo que afecta a este rinconcito, he tomado un merecido descanso (creo) que ha servido para que vuelva con ganas de comerme el mundo. Sean muy bienvenidos una vez más a El lado frío de mi almohada: nos espera un curso intenso, cargado de historias y libros que me apetece compartir con todo aquel que quiera pasarse por aquí; ¿cuento con sus espadas?

Gente que viene y bah.

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Al contrario de lo que cabía esperar, este verano se convirtió para mí en época de estrés: de repente me vi hasta arriba de actividades y sin tiempo casi para respirar. Eso hizo que mi ritmo de lecturas decayera bastante y que sólo me apetecieran libros con historias actuales,  livianitas y sin grandes implicaciones metafísicas pero que me mantuvieran entretenida.  El problema fue que cuando ingresé estas variables en mi estantería no había muchas que cumplieran lo deseado: no es que sea una sibarita, pero lo cierto es que todo me parecía taaan deeeenso… Hasta que me tropecé con uno de los recién llegados que había conseguido gracias a un sorteo: Gente que viene y bah, de Laura Norton, se aparecía ante mí como el típico libro para sobrellevar los vaivenes de mi estío… Así que, sin darle muchas vueltas, elegí esta novela como válvula de escape, sin pensar en ella más que como un desengrasante neuronal.


La vida de Bea queda patas arriba de un día para otro: pasa de ser una prometedora (y prometida) arquitecta a quedarse compuesta y sin novio ni trabajo. En medio de dicha crisis existencial y después de intentar esconderse de sus problemas en casa de una amiga, decide trasladarse desde Madrid a su Cantabria natal para recomponerse del amargo trago que está sufriendo en sus carnes. Nada como la familia para encontrar la tranquilidad… Aunque la de Bea no ejemplifica exactamente esas virtudes. Nuestra protagonista, ya de por sí de personalidad caótica, se lleva consigo todo ese caos a su pueblo, lo que acarreará consecuencias agridulces para todo el que se cruce con ella, generando hilarantes situaciones que lograrán que le cojamos cariño a nuestra patosa heroína.


Cuando empecé a leer esta novela me esperaba algo totalmente diferente: treintañera abandonada e humillada recompone su corazón roto en un lugar idílico y en brazos de otro… Atufaba a chick - lit a la legua. Y no puedo negar que hay algo de eso, pero no es lo principal: el foco central de esta novela son las relaciones dentro una familia que se sale de lo común, donde todos sus personajes tienden a ser “reyes del drama”, aunque al final son una piña. Bea al principio es insoportable: una tía un poco tonta a la que se le va la cabeza totalmente después de que su novio le pide matrimonio… No para de presumir de anillo y de restregarle a todo el mundo su situación, lo que no despierta precisamente la simpatía de los demás, a los que ya de antes les caía gorda. Una vez se acaba esa relación, empezaremos a conocer mejor a la “Bea de verdad”, una chica que tiende a fastidiarla a la menor ocasión: igual le monta un pollo a un desconocido sin motivo a aparente como hace comentarios fuera de lugar en el momento menos indicado. La verdad es que resulta imposible no reírse de las desgracias que le pasan a nuestra protagonista, porque en el fondo es buena chica, aunque a veces no toma las decisiones más adecuadas. Dentro de su familia destaca su madre, una mujer con el poder de detectar las enfermedades con sólo tocar a la otra persona y que vive de este don, gracias a los que recibe cuantiosos calderos de comida con los que alimentar a su familia; su hermana Irene, que además es la alcaldesa, con grandes proyectos para sacar adelante a su pueblo a pesar de todas las trabas que le pone la oposición (capitaneada por su exmarido); su hermana ecologista Débora, madre reciente, que no se separa de su hijo recién nacido ni a sol ni a sombra, lo que empieza a mosquear al resto de sus familiares; y su hermano León, un joven emparejado con un guardia civil del pueblo que nos deparará alguna que otra sorpresa. En su estancia cántabra Bea también conocerá a Diego, un atractivo pelirrojo dueño de una de las mayores fortunas de la zona, con el que nuestra protagonista tendrá sus más y sus menos por culpa de varios malentendidos que, desde fuera, harán que nos tronchemos de la risa.


Gente que viene y bah está dividida en varios capítulos de extensión media que se pasan volando: me ha sorprendido muy gratamente la manera de escribir de la autora, ya que es ágil y sencilla de leer sin resultar simplona. Reconozco que inicié la lectura de este libro con la ceja levantada esperando un chick – lit más, otra novela de trama manida y sin demasiadas complicaciones, pero me encontré con un libro que, sin abandonar el trasfondo clásico del género, se preocupa por mostrar nuevas situaciones y ahondar en ciertos sentimientos. Lo que más destaco del texto es lo bien empastados que están los diálogos, lo naturales que resultan: las conversaciones intra familiares parecen totalmente auténticas, a pesar de las situaciones tan estrambóticas que a veces se suceden en el libro; esto es posible gracias al uso de un lenguaje coloquial para nada impostado, que nos remite a nuestro día a día. Además, esta historia cuenta con el plus de que me ha hecho reír: normalmente me cuesta mucho encontrarle la gracia a un libro y más allá de la sonrisa no suelo pasar, pero con Gente que viene y bah me he echado unas buenas carcajadas. Lo más sorprendente para mí fue el giro inesperado del final: a ver, se olía que algo podía pasar como lo que pasó finalmente, pero no esperaba que fuera así… y me emocioné un poquito: supongo que eso pasa por cogerle cariño a unos personajes un poco salidos de madre pero que rezuman humanidad por todos sus poros.


Me he divertido muchísimo leyendo Gente que viene y bah, ha sido una lectura realmente estupenda: la historia ha ido increscendo en todo momento, la autora ha definido perfectamente todas las características de sus personajes y sus voces me han resultado perfectamente distinguibles entre sí, cosa que es de agradecer en un género en el que casi siempre se recurre a la fotocopia. De hecho, no sé si esta novela encaja bien en el género chick – lit, puesto que creo que va un poco más allá… Pero como no soy una experta, lo dejo al criterio del lector que lo decida. En definitiva, esta novela me ha dejado con ganas de más y, por primera vez en mucho tiempo no me importaría leer una segunda parte:creo que el final da pie a conocer más enredos de la familia protagonista y de nuestra Bea, que estoy segura que es capaz de meterse en muchos más líos. Recomiendo mucho la lectura de Gente que viene y bah a aquellas personas que busquen un libro simpático, con el que evadirse sin complicaciones pero que deje muy buen sabor de boca:  les aseguro que esta novela es un valor seguro.

- ¿Tú conoces la teoría de la zona de confort? - pregunté yo.- ¿Eso qué es? - preguntó mi padre.- Que uno siempre está muy cómodo haciendo lo que sabe hacer, pero para avanzar, uno tiene que arriesgarse, salir de su zona cómoda, de confort, y atreverse con nuevas cosas. Por supuesto da miedo y es probable que haciendo lo nuevo te sientas torpe, o desentrenado, o que estás meando fuera del tiesto, pero es la única manera de progresar. 

Yo soy la locura.

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El año pasado me di un buen atracón: no a chuches, ni a helado, ni a ninguna de esas cosas ricas que no querrías parar de comer de lo muchísimo que te gustan… Me di un atracón a relatos de todo tipo, que me dejó satisfecha pero algo exhausta: aunque disfruto muchísimo del género, leer tantas mini historias tan seguidas me dejaba un poco con sensación de coitus interruptus y así no hay manera, sobre todo cuando muchos eran tan buenos que el cuerpo se quedaba con ganas de más.  Fue por ello que me tomé unas vacaciones "relatiles", con la firme intención de volver a ese mundo en algún momento, cuando el cuerpo me pidiera nuevas dosis de micro-literatura... Y el momento llegó cuando la última obra de Andrés Ortiz Tafur, Yo soy la locura, agitó sus bracitos desde mi libro electrónico, haciéndome señas para que le hiciera hueco… Y yo, que soy débil y golosa no quise dejar pasar más tiempo antes de probar la bandeja de bocaditos en forma de relatos que me ofreció el autor: el atracón estaba superado y era momento de volver a hacerle hueco a las pequeñas exquisiteces literarias.


Yo soy la locura es una antología de relatos que tienen en común el análisis despiadado de las pasiones humanas, sobre todo en el ámbito de la pareja. Con una prosa precisa, directa y eficaz, el autor nos pone ante 24 pequeños frescos que retratan al ser humano desprovisto de falsedades, centrándose en sus aspectos más íntimos, esos que sólo se descubren de puertas para adentro.  Los personajes creados por Ortiz están muy lejos de la perfección, se dejan arrastrar muchas veces por el caos y las bajas pasiones, saltándose la línea de lo racional, actuando casi por instinto. El autor se centra especialmente en las relaciones entre hombres y mujeres, convirtiendo a la pareja en protagonista  principal de la obra y escarbando en ese momento en el que el amor deja de existir para dar paso a la rutina, al conformismo, a la soledad compartida.



Me ha pasado algo curioso con este libro: aunque el formato de relato invita a ir leyendo de uno en uno, intercalando entre otras lecturas, yo me lo he tenido que leer del tirón: a pesar de que muchas de las historias me incomodaban por su crudeza, por la visión tan “desalmada” que hace el autor sobre las relaciones humanas, todos ellos están tan bien escritos que es imposible no querer leer más. Las historias que aquí están contenidas casi se diría que tienen intención de derribar mitos, escupir sobre la idea romántica del amor, mostrar la cruda realidad: sin ser yo especialmente fan de las historias pastelosas, reconozco que leer tantos relatos de este estilo de golpe no me ha resultado especialmente agradable, sino más bien perturbador, aunque quizás ese era el efecto pretendido. A pesar de esto que comento también encontraremos mucho humor en este libro, un humor retorcido que le viene muy bien al tono de los relatos y que creará situaciones surrealistas que nos hará comprender ese punto de locura al que se hace alusión desde el título de la obra.


Yo soy la locura es una colección de relatos estupendamente escritos cuya manera de tratar las relaciones personales generará tantas filias como fobias. Entre los 24 relatos me gustaron especialmente La mujer de mi amigo, Tu último deseo, Cuento de año nuevo, Un jueves de cada cuatro y El ateniense: todos ellos son muy diferentes a pesar de tener el nexo común del desencanto, que la verdad me resultaron bastante frescos y entretenidos. En definitiva, recomiendo Yo soy la locura especialmente a los amantes de las narraciones cortas, a todos aquellos que admiren la buena escritura y a los que disfruten de historias crudas contadas a tumba abierta: encontrarán aquí 24 lecturas únicas ante las que no cabe la indiferencia.
¿No os ha pasado nunca que tras abrir una tableta de chocolate y disolver una onza en la boca se os ha hecho un imposible parar? Me refiero a continuar hasta el final, sin poder evitar morder y tragar rápido al principio, cuando vemos que aún queda mucho; y volver a chupar, a succionar con delicadeza las dos últimas filas de onzas, entonces ya con pena, con una pena que surge del más absoluto de los sinsentidos y que se acaba transofmando en una pena honda, que nos sumerge en una tontería capaz de otorgarle a esa pérdida sin impostancia, intrascendental, un valor sublime.
Agradezco al autor el envío del ejemplar. 

El guacamayo rojo.

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Leer reseñas muy positivas sobre una novela puede acarrear efectos secundarios: aunque por una parte el libro en cuestión pasa a formar parte de “LA LISTA”, por otra queda inoculada la semillita del miedo a la decepción, el “yo voy a ser la nota discordante”, el “al final fijo que me estampo”. Puede que sean cosas mías, pero no es la primera vez que ese libro que a todo el mundo ha encantado  a mí me decepciona, y por ello cada vez me tomo las recomendaciones efusivas con más cautela.Uno de esos libros con reseñas abrumadoramente positivas era El guacamayo rojo, novela histórica de Manuel Machuca que mezclaba hilos del pasado y del presente en un contexto tan atractivo como Brasil. Cuando el autor me la ofreció no pude negarme a hacerle hueco, aunque inmediatamente me entró la parálisis antes mencionada: todos los meses tenía la firme intención de leerlo y todos los meses pensaba que al final me iba a decepcionar… Cuando finalmente cogí el toro por los cuernos debo decir que me bebí el libro casi del tirón: la historia logró absorberme tanto que conseguí olvidarme de esas paranoias absurdas que tanto me preocupaban.



Una familia almeriense llega en 1904 a Brasil casi por azar: su destino original era Cuba, pero por cosas del destino, acaban en una enorme plantación del gran país sudamericano.  Un siglo más tarde otro joven andaluz se ve obligado a emigrar: se trata de Luis, un arquitecto en paro que no ve futuro en España y ha de marcharse a Brasil en busca de algo mejor. Luis, pariente lejano de aquella familia almeriense, los Ortega, tendrá muchas dificultades para adaptarse a la vida en Brasil, que parece darle un disgusto nuevo cada día… Pero gracias a la mediación de Gloria Rossi, tía de su padre y descendiente de los Ortega, Luis encontrará poco a poco su hueco en el país carioca a medida que va descubriendo la historia de unos antepasados muy cercanos en el tiempo y a la vez enormemente desconocidos.




Aunque no frecuento tanto las sagas familiares como me gustaría, siempre que me encuentro con una quedo embobada con esa maraña de acontecimientos y relaciones generacionales que enriquecen el argumento: en este caso los Ortega me cautivaron desde un primer momento gracias a una potente presentación que los convirtió casi en parte de mi familia, de mis propios antepasados. Bernardo, Dolores y sus cuatro hijos abandonan una España miserable a principios del siglo XX con la esperanza de tener un futuro mejor. La azarosa llegada a Brasil y sus comienzos en el cafetal no serán nada fáciles: la familia ha de trabajar muy duro y soportar la tiranía de unos patrones que no han cambiado los modos que usaban años antes con sus esclavos. A lo largo de los años el autor nos va acercando a los diferentes miembros de la familia Ortega y vemos la evolución en su posición social y en sus relaciones: la recreación de la época es magnífica y la caracterización de los personajes, excelente. En la parte contemporánea de la trama conoceremos a Luis, un treintañero desengañado de la vida y del amor: sin trabajo e intentando superar una dolorosa ruptura ha de hacer las Américas en busca de algo de esperanza. He de decir que todo el sentimiento de desamparo de Luis en un país extraño, con un idioma que no controla y unos problemas inesperados que lo hunden en la desesperación me parecieron realmente auténticos: he vivido esa sensación y me sentí identificada con el pobre muchacho al que parece que el país de acogida lo está escupiendo nada más llegar… Pero en lo que empecé a conocer mejor al protagonista me cayó mal: no sé cómo describirlo, pero en algunos momentos me pareció un auténtico gilipollas, y no por culpa de las circunstancias, sino de ciertos pensamientos espontáneos que expresaba de vez en cuando y me parecían fuera de lugar. Quitando esto, que obviamente es una impresión personal, me gustó que conociera a Gloria Rossi, un personaje potentísimo que merece una novela para ella sola y que me permitió seguir conociendo a la familia Ortega más allá de su primera generación.



Como ya he mencionado con anterioridad, destaca el uso de dos líneas temporales a la hora de contar la historia: la línea del pasado la conocemos a través de un narrador omnisciente que nos acerca a los momentos principales de la vida de los Ortega y la trama actual está narrada por el propio Luis, que nos acerca a sus circunstancias de primera mano. El intercambio de tramas y la brevedad de los capítulos agilizan mucho la lectura, que mantiene al lector verdaderamente enganchado: la prosa de Machuca es muy sólida y balancea perfectamente los diálogos y las descripciones, manteniendo el buen pulso en todo momento. Me ha gustado mucho la manera de narrar del autor: he de confesar que a veces se me va el santo al cielo mientras leo pero con El guacamayo rojo no me pasó ni una vez, dado que la historia captó completamente mi atención. Aunque nunca he estado en Brasil creo que el autor ha sabido recrear una ciudad tan compleja como São Paulo con solvencia, pues lo que he ido averiguando después se asemeja mucho a lo que me iba imaginando mientras leía el libro. Me ha gustado mucho la cercanía con la que ha creado a sus personajes, con sus virtudes y sus defectos, sin estar todos cortados por el mismo patrón, pero me hubiera gustado que profundizara más en algunos secundarios, como la propia Gloria Rossi, a la que me quedó pena de no haberla podido conocer mejor.



El guacamayo rojo es una estupenda lectura que merece todos los calificativos elogiosos que ha recibido: está muy bien escrita, es ágil y habla de temas con los que todos en mayor o menor medida nos podemos sentir identificados: el no encontrar nuestro lugar en el mundo, la lucha por conseguir algo mejor, el retorno a las raíces… Para los amantes de la Historia tiene además el plus de poder ver reflejado el estilo de vida de las gentes humildes a principios del siglo XX, la evolución de la sociedad, la verificación de que, tarde o temprano los hechos se repiten y que lo mismo que llevó a que miles de españoles emigraran ayer es lo que hace que otros tantos miles se tengan que ir hoy… En definitiva, si buscas una buena saga familiar que te mantenga atento en todo momento y te depare una gran historia, en El guacamayo rojo vas a encontrar el libro que estabas buscando.

- No dejes que eso te pase nunca, Luis.
- ¿El qué? No entiendo.
- Disculpa, pero mi cabeza a veces va por un lado y mis palabras por otro. Quiero decir que no dejes de vivir intensamente el amor. Porque el día menos pensado, desaparece.

Agradezco a Manuel Machuca el envío del ejemplar. 

La nieta del señor Linh.

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Estoy convencida de que los comienzos son importantes y por eso debemos honrarlos con algo especial, algo que nos recuerde el momento en el que iniciamos una nueva etapa. Puede ser vestirte con una prenda concreta para tu primer día de trabajo, elegir una canción especial para acudir a una primera cita o seleccionar cuidadosamente la lectura con la que vas a iniciar tu calendario lector. Puedo poner como ejemplo mi propio caso en este 2015, un año en el que tenía muchas esperanzas puestas y que no podía empezar de cualquier manera: tenía que elegir una lectura que marcara, que me hiciera empezar con buen pie mi travesía  bibliófila. No tuve que pensar mucho en el título seleccionado porque siempre estuvo allí: hacía bastante que rondaba La nieta del señor Linh en mi pensamiento y me pareció que la pequeña obra de Philippe Claudel podía ser esa novela especial que iluminara mis siguientes doce meses entre libros. Las siempre altas expectativas estaban ahí al acecho… Pero mi confianza en este libro era plena y estaba segura de no fallar con la elección.


El señor Linh es un anciano que huye de la guerra de su país, que lo ha despojado de todo lo que amaba: su pueblo ha sido reducido a cenizas y su familia ha sido asesinada, a excepción de su pequeña nieta Sang Diu, a la que el señor Lihn protege con todo su amor. El anciano y el bebé cruzan los mares hasta llegar a un país muy diferente del suyo, donde hablan un idioma incomprensible y la gente y la cultura es muy diferente a todo lo que él conoce… Obligado a permanecer en un centro de refugiados con otros paisanos que lo tratan con desprecio, el señor Linh apenas se relaciona con nadie que no sea el bebé… Hasta que casualmente conocerá al señor Bark, un viudo con el que coincide en el parque y con el que traba una bonita amistad, aunque dadas las diferencias lingüísticas, apenas puedan interrelacionarse.  Las conversaciones silenciosas entre Linh y Bark llenarán estás páginas de melancolía, sueños rotos, esperanza y amistad y nos adentrará en una historia tan sorprendente y emotiva que hará que estos personajes se instalen para siempre en nuestro imaginario personal.


La novela oscila alrededor de la figura central del señor Linh, ese anciano curtido por la edad y las desgracias, tan solo y desligado de su mundo que activará automáticamente todos nuestros resortes de protección. El señor Linh, un abuelo coraje que recorre medio mundo con el único fin de proteger a Sang Diu, está perfectamente caracterizado en las pocas páginas que posee el libro: a pesar de que prácticamente no habla, Claudel nos acerca a su vida a través de algunos flashbacks que nos lleva a comprender todo el dolor que este hombre ha vivido.La pequeña Sang Diu es otro personaje de gran relevancia al ser el leitmotif del señor Linh: ella es una niña muy buena y tranquila que duerme plácidamente mecida entre los brazos de su protector abuelo y la razón principal que ha hecho que el señor Linh deje su tierra en busca de la paz que necesita la pequeña para crecer. El señor Linh hará un buen amigo en el señor Bark, otro hombre solitario como él que ha perdido recientemente a su esposa, y que siente una conexión natural con nuestro protagonista: a pesar de sus diferentes orígenes y de que no se entienden el uno al otro, esa soledad que los atenaza, ese desarraigo social que experimentan será suficiente vínculo para forjar una amistad sólida, de las más bonitas que he tenido la oportunidad de leer.


La prosa de Claudel está cargada de lirismo y delicadeza: el autor necesita de muy pocas páginas para contarnos una historia profunda y  durísima con belleza y emoción. Debo reconocer, sin embargo, que me pareció un poco “tramposa” en su concepción: a pesar de que el libro me ha encantado, desde la perspectiva que da el tiempo me doy cuenta que el autor ha tocado ciertos resortes con precisión para emocionarnos, quizás abusando de ese efectismo. Además he de decir que “el truco final” lo descubrí mucho antes de su revelación, por lo que no llegó a sorprenderme del todo. Esto que señalo no quita en que sea un libro precioso, que trata  temas complejos con enorme sensibilidad, pero me parece justo señalar que a quien le cueste dejarse llevar por una historia concebida para atacar directamente al corazón del lector, las mimbres sobre las que se sostiene la narración pueden resultarles un poquito “facilonas”, creadas solo para epatar.



La nieta del señor Linh es un libro francamente bonito, ideal para leer en cualquier momento de la vida, de esos que acaban dejando huella. En mi caso, si no hubiera sido por esas pequeñas cosas que he comentado anteriormente, estoy segura de que hubiera ganado un podio en mi Olimpo de libros favoritos, porque la historia de Claudel es pura belleza y sensibilidad. Ahora mismo que estamos viviendo de cerca  una de las mayores crisis derefugiados que se han experimentado en Europa desde la II Guerra Mundial, este libro se vuelve absolutamente pertinente para comprender todo el dolor, toda la pena, toda la desesperación que lleva a esas familias a dejar su vida atrás en busca de un futuro mejor, para ellos, para sus hijos o para sus nietos. Léanse este libro, déjense sorprender (o no) por lo que cuenta, conozcan, en definitiva, al señor Linh: creo que en ningún caso se arrepentirán de haberlo hecho. 


Lentamente, sin apenas darse cuenta, resbala hasta el suelo. Es como una caída que durara un segundo o bien una vida entera, una lenta caída lenta hacia la acera. Ya está en el pavimento con la niña en el regazo. la cabeza del señor Linh está llena de cansancio, de sufrimiento, de desilusiones. le pesa demasiado. Demasiadas derrota y demasiadas huidas. ¿qué es la vida sino un collar de heridas que cada hombre se cuelga del cuello? ¿de qué sirve ir de ese modo por los días, los meses,los años, cada vez m´s débil, cada vez más hundido? ¿Por qué ha de ser cada día más amargo que el anterior, que ya lo era bastante?

Vinieron para quedarse... (XXV).

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Hola a tod@s!

¡Por fin he conseguido tiempo para presumir de libros nuevos! Hace ya varios meses que no les deleito con mis adquisiciones bibliográficas en una entrada de esas que me llenan a partes iguales de orgullo por alimentar mis estanterías y vergüencita por acumular sin terminar de dar salida a los pendientes: ¡ya era hora de volver a las andadas! No se asusten por la cantidad que les muestro: estamos hablando de los ejemplares que han entrado desde junio hasta septiembre así que, en perspectiva, tampoco han sido demasiados... En fin, que sin más dilación paso a mostrarles esos nuevos libros que vinieron para quedarse en un rincón especial de mi casa y de mi corazón... :P


Para mí el verano suele ser sinónimo de fantasía: no sé por qué pero siempre intento reservar alguna novela del género para las calurosas tardes estivales... Este año me había propuesto iniciarme con las novelas de Patrick Rothfuss y por ello me compré El nombre del viento, uno de esos libros que tienen pinta de convertirse en un clásico del género... Aunque finalmente no pude leerlo, ahí lo tengo para cuando sea menester.

Otro libro que me llamó mucho desde la primera vez que lo vi fue Medio Rey, de Joe Abercrombie pero, aunque lo tenía en mente, no pensaba comprármelo de buenas a primeras... Sin embargo un día me encontré con un ejemplar firmado de su puño y letra y me dije a mí misma "¡no lo dejes escapar!". No tengo fecha concreta para tirarme a por él pero, definitivamente, soy más feliz teniéndolo en mi estantería que echándole miraditas coquetas en el expositor... 

Ahora, la adquisición que sí que me hizo feliz de remate fue la edición especial-super-bonita-de-la-vida de El hobbit, de J.R.R. Tolkien: a pesar de que El señor de los anillos es una de mis sagas favoritas, ¡nunca le había hecho hueco a la novela que le precede! Gracias a un super descuento proporcionado por mi librería de cabecera conseguí esta belleza ilustrada con cubierta de tela por poco más de 5 euros, ahorrándome casi el 80% de su valor... Vamos, ¡la compra del año!Estoy muy contenta de tener esta edición tan bonita y espero caerme dentro de poco en ese agujero en el suelo donde vivía un hobbit...


Ser cliente fiel de una librería independiente tiene sus ventajas, como que de vez en cuando te regalen alguna cosilla: en esta ocasión, mi librera me obsequió con dos libritos encantadores que seguro disfruto mucho: por una parte, una edición de los Cuentos de Edgar Allan Poe y por otra, unas Poesías de Arthur Rimbaud, un escritor por el que tengo cierta debilidad.

Entre estos dos clásicos he colocado una curiosidad literaria que quizás muchos no conozcan: se trata del libro Vayamos por partes de la bloguera Lorzagirl, una chica a la que sigo desde hace mucho tiempo y que siempre me saca alguna sonrisa con esas entradas tan peculiares que escribe sobre su día a día. Sé que este libro no moverá a las masas a ir a por él, pero como antigua y fiel seguidora de ese blog no podía perder la oportunidad de incluirlo en mi biblioteca. 


Después de muchos años buscando la segunda y tercera parte deChroniques de l´asphalte, de Samuel Benchetreit, Amazon iluminó mi camino. Conocí esta "saga", que no es más que la vida novelada de su autor dividida en fascículos, cuando hice una beca de verano en París, donde me leí la primera parte que me encantó. Entre que el autor ha tardado en publicar los otros tomos, que en España es prácticamente imposible conseguirlos y que las librerías on-line no parecían tenerlo en catálogo, ya estaba resignada a no hacerme con estas historias hasta que volviera a visitar Francia un día de estos... Afortunadamente este verano los astros se alinearon y ahora puedo continuar con este relato, aunque tendré que releerme el primero y pulir un poco mi francés, sobre todo para comprender los términos de extrarradio que pueblan esta heterodoxa biografía.


Alguien que me quiere mucho se acordó de mí el día del libro, allá por el mes de abril... ¡Y me vino a dar sus recuerdos en pleno mes de agosto! Ya saben que soy una golosa y aunque hace mucho que no le doy al horno y a la batidora me encanta la repostería, me relaja y la disfruto mucho: ¡espero tener algún día una casa con una cocina enorme que me permita estar todo el tiempo con las manos en la masa! Los libros en cuestión son Muffins y Cake pops, macarons y mucho más: como ven, el spoiler lo llevan en el título, así que poco más puedo añadir... a parte de que las recetas se ven deliciosas y que las fotografías invitan a relamerse...


Por último, en verano me entró la fiebre por los libros de colorear: de pequeña me pasaba las tardes enteras pintando los libros que me compraban mis padres o tíos, era una de mis mayores aficiones, pero luego crecí, apareció internet y me olvidé de los pequeños placeres. Acudí a la librería buscando el libro El bosque encantado, cuyos dibujos son una preciosidad, pero no quedaba ni uno, ni tampoco  de Jardín secreto, otro libro bastante popular del género. Total, que ese día me hice con El reino animal, un libro también muy bonito con el que empecé a darle a los lápices de colores. Días más tarde me avisaron que en Amazon todos los libros extranjeros estaban de oferta y me hice con las ediciones en francés de las obras de Johanna Basford que comenté antes: tienen exactamente los mismos dibujos que la edición española y me salieron ambos por mucho menos de lo que me costaba una solo en la librería. Aunque en estos momentos no estoy pintando tanto como me gustaría, les aseguro que estos libros son geniales para relajarse y dejar que la mente vuele por si sola: ¡son la mar de entretenidos!

Bueno amig@s, esto es todo por hoy: ya ven que el verano se portó bastante bien conmigo, no me puedo quejar. Y ustedes, ¿llenaron mucho sus estanterías en vacaciones?¿Les gustan los libros de colorear?¿Qué les parece el último erizo de mi colección? Abrazos! ;)

The storied life of A.J. Fikry.

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Cuando hace algunos meses me propusieron participar en una lectura conjunta informal en inglés me quedé un poquito patidifusa: ¿leer un libro en inglés? ¿ahora? ¿en serio? Hacía tiempo que no me animaba a sumergirme en la lengua inventada por la Pérfida Albión: ya tuve sobredosis académica en su momento y seguía en periodo de desintoxicación… Leer en inglés por placer era un propósito aplazable, de esos que están ahí pero que no molesta postergar. Sin embargo, no pude negarme a tal proposición: la compañía era buena y las votaciones que se iniciaron para elegir un libro en común tuvieron su puntito de emoción. Entre los candidatos elegidos sobresalió The storied life of A.J. Fikry, de Gabrielle Zevin:  sospecho que el aspecto metaliterario que planeaba en su sinopsis fue un factor determinante que nos arrastró hacia su lectura… Así que, sin darle más vueltas, me hice con la novela y puse mi cerebro en modo english con la esperanza de disfrutar de una historia prometedora  sin tener que recurrir al diccionario demasiadas veces.


A. J. Fikry es el único librero de Alice Island, un remoto pueblecito situado en una pequeña isla cuyos habitantes no están especialmente interesados en la literatura de calidad. Para Fikry es un drama enfrentarse cada día a los turistas que van a su tienda a por mapas, a las adolescentes que le piden novelas de vampiros o a los vecinos que buscan el best – seller del momento: si fuera por él sólo vendería la exclusiva lista de libros que él ama y que no tienen que ver con el gusto mayoritario. El negocio no va demasiado bien y el carácter de Fikry no ayuda a que la cosa mejore: es un hombre huraño y encerrado en sí mismo que vive amargado por el recuerdo de su esposa fallecida… Todo cambiará el día en que la pequeña Maya aparece en su vida y la revoluciona por completo: Fikry encontrará en Maya a su alma gemela y hará todo lo posible por lograr su bienestar, aunque ello suponga crear una familia, hacer amigos, abrirse a los demás… Y vender libros que no leería ni por todo el oro del mundo.


Ya desde el principio empezamos a sospechar que A. J. Fikry no es un hombre normal: su manera de ser, un tanto arisca y snob nos trae a la mente a esos típicos personajes de televisión que últimamente se han puesto tan de moda, con su puntito tierno envuelto en una carcasa de frialdad, distancia y misantropía. A. J. Fikry se siente diferente y lo hace notar; sólo se relaciona con su cuñada, mira a sus vecinos por encima del hombro, pues solo le incordian con preguntas tontas y peticiones de libros prescindibles y su librería es su universo exclusivo del que procura no moverse… Desde que murió su esposa, la única que lo había sacado un poco de su mutismo, Fikry vive inmerso en un naufragio interior. 

Su plácida y ermitaña vida da un vuelco absoluto el día que alguien “se deja olvidada” a una niña pequeña, Maya, en la sección infantil de la librería: Fikry al principio no sabrá cómo enfrentarse a la situación, pero rápidamente se dará cuenta de la inteligencia de Maya y lo especial que es la niña, tratándola como una interlocutora a su altura. A partir de la adopción de Maya por parte de Fikry, seremos espectadores de un cambio, lento pero seguro, en nuestro protagonista: Fikry comienza a abrirse un poquito más a los demás, la influencia de Maya lo humaniza. Nuestra pequeña heroína, Maya, es un encanto: adora leer por encima de todas las cosas, es muy despierta e inteligente y quiere a su padre con locura: las conversaciones entre esos dos, la manera en la que Fikry le enseña lo que es la vida y lo que es importante es simplemente encantadora.

Otros personajes se moverán en la órbita de esta familia enriqueciendo su historia: el policía Lambiase  se convierte en el amigo que Fikry nunca tuvo y aunque al principio lo mira con desdén, por su interés en la literatura facilona, Fikry y Lambiase  acaban siendo íntimos y teniendo interesantísimas conversaciones. Por otro lado aparece Amelia, la nueva comercial que facilita libros al negocio de Fikry: aunque empiezan con mal pie, poco a poco se irán haciendo amigos y entendiéndose mejor, llevando a que nuestro protagoniza vaya desprendiéndose de su coraza para mostrarnos a un hombre sensible escondido tras sus rarezas.


Hacía mucho tiempo que no leía ningún libro en inglés y me ha resultado sumamente fácil comprender esta historia: el lenguaje es bastante accesible y claro, no hay lugar a demasiadas confusiones si se tiene un nivel básico. La acción se divide en capítulos y todos ellos comienzan con un consejo de A. J. Fikry a su hija Maya, todos ellos con referencias literarias, que conforman una curiosa guía del pensamiento de nuestro protagonista y lo que quiere legar a la criatura. La autora ha volcado mucha ternura en sus palabras y logra que le cojamos cariño a los personajes y nos sintamos cercanos a ellos: más de una vez nos reiremos de sus reflexiones y ocurrencias o nos emocionarán sus vivencias. 

Considero que el devenir de la trama está bien trabajado: empieza siendo un cuento de corazones solitarios y acaba evolucionando a la historia de una familia, con sus alegrías y sus penas, a lo largo de los años. No voy a negar que hacia el final me decepcionó la deriva del relato por simple y efectista: a veces me da la sensación que cuando se pone de moda cierto “cliché argumental” este se repite una y otra vez hasta el infinito, y eso me pone de mal humor…Pero si ese tipo de cosas no te importan o si has tenido la suerte de no tropezar demasiadas veces con la misma piedra no creo que te moleste para nada lo que sucede en esta conclusión cargadita de emoción y de momentos ultrasensibles.


The storied life of A. J. Fikry  es un libro ligerito y agradable que deja buen recuerdo: sus protagonistas  son inolvidables, la historia es cautivadora y la sensación que se queda tras su lectura es de calorcito en el corazón. Me parece una muy buena recomendación para aquellas personas que disfrutan de las historias contemporáneas aderezadas con personajes peculiares y pinceladas de metaliteratura, pues todos esos ingredientes forman parte de esta novela y están muy bien combinados. Si el idioma te echa para atrás, no te preocupes: el libro está traducido al español como Las mil y una historias de A. J. Fikry, así que no hay excusa para descartarlo si de verdad es de tu interés. En definitiva, si quieres una historia amable, de esas que combinan muchas sonrisas y alguna lágirma, The storied life of A. J. Fikry es tu libro, ¡no lo dejes escapar!

We aren´t the things we collect, acquire, read. We are, for as long as we are here, only love. The things we loved. The people we loved. And these, I think is really do live on.

jardín.

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Extraños son los caminos que conducen al lector hacia una novela: no siempre es una recomendación fiel o un bombardeo publicitario el que hace que nos decantemos por un libro u otro, a veces se trata de la más pura casualidad la que nos guía hacia la próxima historia que caerá en nuestras garras. Reconozco que yo me suelo dejar seducir con demasiada facilidad: soy débil de espíritu y mis paseos por la biblioteca suelen llevar aparejados varios “secuestros” imprevistos, que acaban ganando mi atención antes que otras obras que esperan impacientes en mi mesilla de noche a que les haga caso… En una de esas visitas en las que prometí que no me llevaría nada, me acabé perdiendo en un jardín desconocido que me atrapó por completo: aunque no conocía a su autor, Pablo Simonetti, y no era un libro particularmente atractivo a la vista, me dejé enredar por esas flores grises que surgían de su portada y también por ese título en minúscula que casi parecía un enigma, tan sencillo, tan sonoro, tan premeditadamente sutil…


Luisa Barbaglia es una anciana enamorada de su jardín: en él ha volcado su vida, a él es a quien dedica sus atenciones; hace tiempo que quedó viuda y sus hijos, Franco, Fabiola y Juan, ya son mayores  y hacen su vida por su lado. Luisa es feliz en su bonita casa señorial situada en uno de los mejores barrios de la ciudad… Pero un día la familia recibe una oferta que no puede rechazar: una inmobiliaria pretende construir un nuevo complejo residencial en esa zona y para ello precisa del terreno en el que se sitúa la vivienda familiar. A raíz de este acontecimiento conoceremos las relaciones de poder entre los miembros de la familia y cómo cada uno enfrenta el hecho de deshacerse de la casa y de transplantar el jardín, el bien más preciado de la matriarca: cada planta es parte del alma de Luisa, aunque sus hijos no parecen comprenderlo del todo.


Sin duda alguna,jardín es una novela de personajes: el autor no se interesa tanto por el contexto social o por el pasado de la familia, sino por las relaciones actuales que mantienen sus miembros entre sí. El punto de unión de todos ellos es Luisa, la madre que los acoge en su casa siempre que vienen, a pesar de que ya no vivan con ella: todos los hijos intentan hacer lo mejor para ella aunque ella esté en contra de algunas de sus opiniones. Luisa se presenta como una mujer bondadosa y firme, a la que poco a poco iremos viendo cómo pierde la batalla contra sus hijos sobre vender la casa: al principio se niega, pero se irá convenciendo cada vez más de que la venta es lo mejor para sus hijos. El dolor que le queda es su jardín: la idea de irse a vivir a un apartamento la entristece, ya que no tendrá dónde cultivar sus plantas, donde desarrollar su pasión. Por ello, decidirá repartir sus flores entre sus hijos, realizando con ello un acto enormemente simbólico: cada flor está relacionada con un miembro de la familia y el reparto que hace la madre tiene que ver con el rol que cada uno desempeña en ella. 

En los hijos se halla el nudo del conflicto en la novela, sobre todo en los dos varones (Fabiola apenas tiene una participación testimonial, aunque al final sabremos algo más de ella): Franco y Juan serán dos polos opuestos con ideas muy distintas de lo que es mejor para su madre y su familia, y esta rivalidad estará muy presente en la novela. Como la historia está contada desde el punto de vista de Juan, que es el hermano pequeño, quizás estemos mediatizados por sus palabras, pero es inevitable acabar viendo a Franco como un hombre egoísta, que hace las cosas en su propio beneficio sin tener en cuenta los sentimientos de los demás y a Juan como el mediador, el que quiere causarle el menor daño posible a su madre, el que no quiere que se deshaga de su jardín. La relación entre ambos y el posicionamiento de la madre al respecto conforman una trama interesante y tensa a pesar de la aparente tranquilidad de la situación: este libro demuestra que no hacen falta grandes artificios para transmitir fielmente la zozobra emocional.


jardín es un libro muy corto pero denso en su narrativa: no me refiero a que sea duro de leer (aunque a mí la primera mitad me pilló fuera de banda), sino que tiene varias capas y hay que ir deshojándolo como a una margarita. La historia está contada desde el punto de vista de Juan, que por lo que he leído posteriormente es un trasunto del propio autor; aún sin saberlo, no cabe duda de que la novela tiene cierto regustillo autobiográfico que la hace más cercana, más sentida.Como he dicho antes, el autor no se recrea en ambientación o antecedentes: prescinde de todo lo accesorio para centrarse en la relación de los personajes entre sí y cómo Juan aprecia las personalidades de cada uno. La obra está llena de símbolos, que se ven claramente en el jardín y en la relación que la madre tiene con cada planta y cómo ha decidido repartirlas: en este simple gesto podremos apreciar cómo ve la matriarca a sus propios hijos y cómo ella misma, quizás sin quererlo, es partícipe de su rivalidad. La novela está dividida en capítulos cortos adornados con bellas ilustraciones de flores, que están en total consonancia con el contenido del libro. Como comenté antes, me costó entrar en la primera parte de la historia, incluso estuve a punto de abandonar varias veces… Pero de repente todo cobró sentido para mí y me bebí la novela hasta el final, dejándome muy buenas sensaciones, tantas que tuve que releer aquella primera mitad tortuosa que tanto me costó y que acabé disfrutando muchísimo: con ello quiero decir que es un libro para acercarse con el ánimo predispuesto y ganas de leer una historia que no se queda en la superficie, sino que excava en los sentimientos y las vivencias personales: sólo así el disfrute de la obra será completo.


jardín es una buena novela que me temo que está pasando desapercibida en nuestro país aunque no logro entender por qué: habla de  celos, codicia, la ambición, añoranza o poder dentro del ámbito familiar desde una perspectiva descarnada, lo que me parece una manera interesante de abordar la intrahistoria más auténtica de una familia. Con pasajes llenos de delicadeza, amargura y emotividad, Simonetti nos traslada al corazón de una madre, el verdadero núcleo de la trama, que  no sólo ha renunciado a lo que más quiere por complacer a sus hijos, sino incluso a su capacidad de decisión, aunque ellos no parezcan entender sus motivaciones. Creo que jardín es un libro que gustará mucho a aquellos que disfruten de las historias “de interior”, aquellas que tratan con realismo y cercanía acciones y sentimientos universales, desprovistos de fantasía y con los que todos podemos sentirnos identificados. En definitiva, jardín es una rara y lustrosa flor con pétalos escondidos que disfrutarán especialmente los lectores que busquen en sus lecturas un aroma diferente, sutil y perdurable en el recuerdo.

Desde entonces tengo  conciencia de que no puedo escapar a las fronteras del recuerdo. Hoy vivo razonablemente bien gracias al resentimiento. Me mantiene alerta, estimula mi ambición, siempre estoy en busca de la oportunidad para demostrar el valor de mi ciudadanía.

¿Sinceridad ante todo?

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Tengo que reconocer que de un tiempo a esta parte tengo bastante suerte eligiendo libros: a pesar de que hace meses que no encuentro una novela que se instale en mi Olimpo de favoritos, puedo decir sin temor a equivocarme que en los dos últimos años, consciente o inconscientemente, he hecho muy buenas elecciones lectoras. En los inicios del blog e incluso antes, cuando en mi Facebook personal le daba la vara a mis amigos con los últimos libros que había leído, no era raro encontrar opiniones negativassobre historias que me habían resultado profundamente decepcionantes, que había terminado casi por obligación, que me aburrieron hasta la médula o me indignaron por su exceso de paja y su carencia de calidad literaria. No sé a qué se debe la mejora  que comento en mis selecciones: sigo eligiendo libros sin prácticamente leer las sinopsis y muchas veces me dejo arrastrar por impulsos tontísimos, pero sea como sea, el instinto está jugando a mi favor. Obviamente no siempre acierto y de vez en cuando me llevo algún chasco importante, pero como ustedes mismos pueden comprobar, la mayoría de mis reseñas suelen ser bondadosas y les aseguro que no es por compromiso, sino porque de verdad siento que las historias a las que me he acercado últimamente están de bien para arriba.


Todo este rollo viene porque quizás esa racha de buenas lecturas me haya ablandado el corazoncito: digo esto porque han brotado en mí ciertos escrúpulos que antes no tenía y que quiero compartir con ustedes. Dentro de ese vergel de libros mayoritariamente pasables, entretenidos, interesantes, apasionantes o maravillosos han surgido dos agujeros especialmente negros que me han arruinado la buena racha. Y lo malo es que, al contrario de lo que haría (y he hecho) con otras novelas que me han parecido un truño, no tengo intención de hablar de ellos abiertamente. 


No me voy a excusar tras el pretexto de "yo no pierdo el tiempo en hacer reseñas negativas": considero que estas son tan importantes como las positivas para mostrar la personalidad lectora de cada uno y servir de ayuda a lectores indecisos sobre si darle una oportunidad o no a un determinado libro... A mí, de hecho, me gusta leer reseñas negativas y confieso que lo primero que hago en Amazon o Goodreads es consultar las opiniones de una estrella para hacerme una idea de los puntos flojos que puede tener ese libro que tanto me interesa. Mis escrúpulos no van por ese lado, sino por otro más sentimental: con los dos libros que me han decepcionado tengo lazos que "exigen" cortarme un pelo y actuar con mesura.


La primera novela a la que me refiero fue un libro regalado con todo el cariño del mundo por alguien que estaba convencido de que me iba a agradar: por lo que tengo entendido, pidió opiniones a varias personas antes de decidirse por la obra que finalmente me acabó comprando. Para mí un libro siempre es un acierto seguro y, aunque me sorprendieron un poco sus atributos, decidí despojarme de prejuicios y leer dicha historia en cuanto pudiera, para así honrar en cierto modo el regalo recibido. Vaya lectura más horrorosa: no casaba para nada con mis gustos, los personajes tenían la misma profundidad que un vaso de leche derramado en el suelo, la escritura era bastante pobre y la trama por momentos hilarante, y no en el buen sentido. No puedo negar que me eché alguna buena carcajada a medida que me iba adentrando en lo absurdo de una historia que pretendía ser muy "auténtica" y que en realidad no era más que la fantasía calentorra de alguien que malamente había conseguido medio hilvanar un inicio-nudo-desenlace. 


La segunda novela a la que me refiero es un caso diferente: se trata del libro de un autor con el que ya había tenido una agradable experiencia y cuyas buenas críticas le avalaban, así que fui conscientemente en su búsqueda. Comencé a leer esta novela con curiosidad, esperando encontrarme una prosa de altura, como la que ya conocía, y me tropecé con un libro torpe, mal escrito, cargado de clichés baratos y con una trama que daba, literalmente, asco - pena. Sinceramente terminé la lectura porque estaba convencida de que estos "errores" serían temporales, que realmente la historia daría un vuelco a mejor, que en alguna parte tenía que encontrar esas alabanzas que me había cansado de leer en las redes sociales pero, aunque la cosa mejoró levemente, acabó siendo una experiencia francamente decepcionante que me ha llevado a no querer leer más nada del autor en cuestión. Lo peor es que la persona encargada de dar vida a esta historia es alguien que me cae bien y con la que tengo una relación cordial; sé que le ha costado mucho hacerse un huequecillo en esto de la literatura y soy consciente de que mi opinión es minoritaria y que tiene una importante legión de seguidores que no han puesto en cuestión la pobreza argumental a la que me refiero, sino todo lo contrario. Es por ello que he decidido reservarme mi opinión sobre dicha novela y simplemente olvidar que la leí, ya que me da un apuro enorme hablar mal del trabajo de una persona que está empezando y que ha puesto todas sus ilusiones y esperanzas en un futuro dentro de la literatura.


Dicho todo lo anterior, quiero aclarar que me considero una persona honesta: intento hablar siempre con sinceridad y no me gusta la hipocresía. Pero reconozco que en estos dos casos concretos me han ganado los escrúpulos que les he comentado antes y que no logro superar. Ha pasado tiempo desde la lectura de ambas historias y podía haberme callado estas sensaciones, pero esta semana me ha dado por pensar mucho en estos casos y en mi manera de actuar. No me importa hacer reseñas negativas de libros que me son ajenos, pero no quiero herir ni a la persona que me regaló el libro y que a veces me lee en las sombras ni al escritor con el que intercambio saludos de vez en cuando y cuya obra anterior me interesó tanto y, por supuesto, no me planteo mentir (o endulzar la verdad) alabando a estas obras para contentar a uno y a otro. Dicen por ahí que si no tienes nada bonito que decir de algo simplemente cállatelo y nunca pensé aplicarlo al contexto del blog... Pero finalmente el pensamiento políticamente correcto se ha impuesto en estos dos casos y ello me impide referirme a estos libros con  absoluta libertad.


¿Creen que hago bien no reseñando negativamente estos libros?
¿Deberían los escrúpulos personales quedarse aparte a la hora de realizar una reseña?
¿Están cayendo los blogs literarios como el mío en el "buenismo" al no dedicar tanto espacio a las reseñas negativas como a las positivas?
¿Es necesario ser brutalmente honesto a la hora de hablar de una obra que no nos haya gustado?
¿Les ha pasado alguna vez algo medianamente parecido a lo que cuento?

¡Me interesan mucho sus opiniones, así que no se corten en comentar!
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